– Si, ?es todo! Ahora vaya a comer algo; le he hecho trabajar de manera inclemente. -Mientras Hinchcliffe se inclinaba brevemente y daba media vuelta para marcharse, a Darcy se le ocurrio algo inesperadamente-. Hinchcliffe, ?como va su sobrino? El que usted esta instruyendo. ?Esta buscando un empleo?
– Es usted muy amable por preguntar, senor Darcy. El muchacho va bien, senor, pero yo diria que todavia no esta preparado para buscar un empleo. Le falta aun medio ano.
– Voy a cenar esta noche con el senor Bingley, que esta muy interesado en contratar los servicios de su sobrino. Seria dificil encontrar mejor patron.
– ?El senor Bingley, senor? -Hinchcliffe hizo una pausa y luego siguio-: Ah, si, ahora lo recuerdo, senor. Hicieron su fortuna a traves del comercio, una familia de Yorkshire, creo. -Resoplo delicadamente.
– Correcto, y un amigo muy especial para
– Para el sera un honor complacerlo, senor Darcy. Buenas noches, senor.
Cuando la puerta se cerro tras su secretario, cuya figura seguia siendo imponente, Darcy se quito la chaqueta, la puso sobre el escritorio y se dirigio hasta la chimenea, estirando los musculos de la espalda mientras avanzaba. Era probable que Bingley tuviera razon en que Hinchcliffe no lo veia con buenos ojos, penso, mientras buscaba la botella y se servia una copa. Sacudio la cabeza y dio un sorbo al pesado vaso de cristal tallado, dejando que el liquido se deslizara por su garganta.
El reloj dio una campanada. Darcy se tomo el resto del contenido de su vaso de un trago y lo dejo sobre la bandeja. Bingley llegaria mas o menos al cabo de una hora y el habia pasado todo el dia recluido en casa. Necesitaba hacer un poco de ejercicio; un paseo rapido alrededor del parque seria optimo. Se puso la chaqueta y pidio su abrigo y su sombrero. Witcher aparecio con los dos y, tras anunciar que regresaria en veinte minutos y queria que Fletcher estuviera listo para recibirlo, Darcy bajo corriendo las escaleras y se marcho caminando con paso vigoroso.
– Entonces, Darcy, ?has terminado ya de arreglar tus asuntos para que podamos divertirnos un poco, o seguiras portandote como un estupido? -Bingley acepto el vaso de vino tinto que le ofrecia su amigo y se sento en su lugar habitual en la mesa de uno de los comedores pequenos de Erewile House. Mientras los criados se movian en silencio, destapando platos y sirviendoles, Darcy levanto la copa para hacer un brindis.
– Por una rapida y exitosa conclusion de mis obligaciones, para que mis amigos no se mueran de aburrimiento.
– Asi es. -Bingley se rio y le dio un sorbo al borgona-. De verdad, ?te has liberado ya de tus libros de contabilidad y tus asesores de negocios? ?Ha transcurrido mas de una semana!
– No todavia, y antes de que preguntes, no he tenido mucho tiempo para mirar ninguna invitacion, asi que aun no he decidido nada. Excepto… -Se quedo callado, mientras hacia girar lentamente la copa entre sus manos.
– Si… ?excepto que?
– Mencionaste a la Catalani, la diva, y estoy tentado de asistir a la velada en casa de lady Melbourne.
– ?Tentado! ?Quieres ir? Me gustaria ir, pero solo si tu vas. Ese grupo esta un poco fuera de mi alcance. - Bingley comenzo a probar con deleite la deliciosa comida que tenia delante.
Darcy solto un resoplido.
– ?Ese grupo! No permitas que sus titulos y su aire de superioridad te enganen, Bingley. Ellos ocultan una historia llena de peligros y traiciones, de la que harias muy bien en mantenerte al margen. Su credo es la intriga y la ambicion, pobre del hombre o la mujer que queden atrapados en sus maquinaciones.
– ?Tienes una opinion mas bien negativa, Darcy! Pero me atreveria a decir que soy demasiado insignificante para atraer su atencion y por eso me puedo arriesgar a entrar en la jaula del leon sin correr mucho peligro. ?Y oir a la Catalani! -dijo con tono de suplica-. ?Darcy, tenemos que ir!
Una sombra de duda cubrio los rasgos de Darcy al mismo tiempo que miraba a su amigo, pero ante tanta insistencia no pudo hacer otra cosa que aceptar.
– Entonces que asi sea, Bingley; iremos. Pero estas advertido y debes tener cuidado. Pasare a buscarte a las nueve manana por la noche.
– Maravilloso, Darcy. -Los dos se concentraron en su cena, mientras Bingley intercalaba noticias deportivas y chismes del club, entre bocados de pollo relleno, chartreuse y ternera al aceite de oliva. Una vez que los dos hicieron justicia al arte de
– ?Charles?
– Ya han pasado dos semanas, ?sabes?
– ?Dos semanas?
– Si, dos semanas desde el baile. Hace dos semanas que vi por ultima vez a la senorita Bennet. ?Parece un siglo! ?No crees que estaba adorable? Apenas pude separarme de su lado. -La atencion de Bingley parecio alejarse de lo que lo rodeaba.
– Si, bueno, eso resulto evidente para todo el que tuviera ojos, amigo. -Darcy hizo una pausa y, desplegando sus fuerzas, pregunto de manera desinteresada-: ?Dirias que ella siente lo mismo?
Bingley se estremecio un poco y se giro para mirar a su amigo con desconcierto.
– Si, claro. ?Por que lo preguntas?
– ?En que basas tu opinion exactamente? ?Acaso te confeso su amor?
– ?No, no, claro que no! -Bingley puso su vaso sobre la mesa, se alejo un poco y luego regreso a recogerlo-. ?Que ocurrencia, Darcy! La senorita Bennet es una dama bien educada. Ella nunca…
– Entonces ?te miro de una manera que hiciera innecesarias las palabras de amor, de afecto? -insistio Darcy.
Bingley abrio la boca para protestar.
– Te recuerdo otra vez que la senorita Bennet es una dama. Eso seria totalmente inapropiado.
– Entonces dime, Charles. -Darcy cerro filas, sin permitirle a su amigo ni una oportunidad de desviarse del tema-. ?En que te basas para creer que ella te tiene en mayor estima que a otros hombres de su circulo? Admites que no te ha hablado de amor, ni te ha obsequiado con miradas llenas de tierno afecto. Entonces, ?que?
– Un hombre simplemente lo sabe -espeto Bingley.
Darcy se encogio de hombros con actitud esceptica.
– Tu crees que estoy exagerando, pero ?te juro que no! Esta vez no.
– Ah, si. «Esta vez no» -replico Darcy con voz suave. Bingley se quedo contemplando el vaso mientras su amigo, manteniendo siempre un aire de indiferencia, se sentaba y le daba un sorbo a su oporto. A medida que el silencio se hacia mas profundo, miro de reojo a Charles, tratando de adivinar sus pensamientos. La insistencia con que movia la barbilla indicaba una profunda agitacion.
– ?Tu crees que el afecto de sus atenciones esta en mi imaginacion? -La pregunta de Bingley parecia casi una afirmacion.
– Charles -contesto Darcy con tono conciliador-, debes juzgar eso por ti mismo. Yo solo quiero advertirte, prevenirte para que no establezcas una union que te traeria mas dolor que satisfaccion. Los inconvenientes de la senorita Bennet y su familia son muchos, aunque pueden controlarse si tu estas absolutamente convencido de su devocion. Pero si el matrimonio se realiza solo por el deseo de la dama de escalar una posicion social… -Dejo la frase sin terminar.
Bingley se tomo de un trago el resto del contenido de su copa.
– Si, bueno, no hay necesidad de decir mas. Entonces, ?manana a las nueve? -Se levanto de la silla y, para sorpresa de Darcy, le hizo una inclinacion-. Creo que me retirare temprano esta noche, Darcy. Tengo algunas citas que atender en la manana. Me imagino que debo vestirme de gala para asistir a la casa de lady Melbourne.
– Si, pero con mesura. Sin duda Brummell estara alli, y sera mejor no atraer su atencion para no tener que tolerar sus comentarios. Entonces, ?tienes que marcharte?
– Lamentablemente, si. ?Ah, no te levantes! -se apresuro a anadir al ver que Darcy comenzaba a incorporarse-. Conozco la salida.
– Pamplinas. -Darcy se levanto de la silla y llamo a un lacayo. -Las cosas del senor Bingley, por favor. -Se volvio hacia su amigo-. Charles, he hablado con Hinchcliffe.