bello en todo el mundo

ahora me parecia raquitico,

o mas bien, que estuviese reunido en ella,

contenido en ella.

Y en sus miradas, que desde aquel momento

han derramado en mi corazon una dulzura

no experimentada hasta entonces:

Su presencia inspiro a todas las cosas

un espiritu de amor y una amable delicia.

Sobresaltado, Darcy trato de pensar en otra cosa, pero no pudo evitar un estremecimiento que hizo exclamar a Fletcher:

– Por favor, senor, no se mueva todavia.

Aquellos versos eran los que habia encontrado marcados por los hilos de bordar que habia robado del ejemplar de Milton de la biblioteca de Netherfield. Una fantasia idiota, se dijo mientras desviaba la mirada de su ayuda de camara, pero la severa autocensura no impidio que dirigiera su mano a los hilos del libro colocado sobre la mesilla de noche. Mientras Darcy se los enredaba con delicadeza en el dedo y los guardaba en el bolsillo del pecho, las palabras sobre las que habian reposado se apoderaron de el, de manera similar a la mujer que ellas evocaban.

Un golpecito en la puerta anuncio una deseada distraccion: una bandeja de monsieur Jules. Un muchacho de la cocina levanto las tapas para dejar a la vista un apetitoso tentempie para darle fuerza, ya que la cena en Melbourne House no seria servida antes de medianoche.

– Listo, senor. -Fletcher regreso a la habitacion-. Excepto por la leontina y la chaqueta, esta usted listo. -Darcy examino en el espejo los esfuerzos del ayuda de camara con ojo critico. El rostro de Fletcher aparecia junto a el-. Si alguien pregunta -presumio con orgullo de sastre-, es el roquet. Una creacion mia - agrego con modestia.

-?Roquet *? ?Fuera de juego? ?Y a quien voy a dejar fuera de juego con esto? -Darcy senalo el lazo que rodeaba su cuello, formado por una incontable cantidad de nudos y dobleces.

– A quien quiera, senor Darcy. -Fletcher hizo una reverencia, al ver que Darcy enarcaba una ceja; luego tomo la servilleta de la bandeja y la sacudio-. ?Senor?

Darcy se sento ante su comida con el ceno fruncido, mientras se preguntaba por la actitud de su ayuda de camara, que le devolvio la mirada con imperturbable aplomo.

– ?Un caso de medida por medida, Fletcher? -pregunto Darcy finalmente, al tomar la servilleta.

La sombra de una sonrisa de satisfaccion se vio reflejada en el rostro del ayuda de camara.

– Mas o menos, senor. Mas o menos.

Darcy se inclino para mirar por la ventana del carruaje, justo a tiempo para ver como uno de sus cocheros saltaba del pescante y doblaba por la calle Jermyn hacia Grenier's, con una nota para Bingley que lo avisaba de que Darcy ya habia llegado y que lo esperara hasta que el coche estuviera frente a la puerta del hotel. Satisfecho, Darcy se recosto contra los cojines y se acomodo mejor el abrigo y la manta. El viaje hasta Melbourne House no era problema, penso mientras esperaba envuelto entre las sombras de una fria noche de finales de otono; pero la espera mientras la larga hilera de coches trataba de dejar a sus pasajeros y luego tenia lugar el saludo de bienvenida que podia alargarse mas de una hora, incluso dos. No es que estuviera ansioso por llegar a su destino. ?Gracias al Cielo, Dy estara alli! Alguien sensato y decente con quien conversar y que sirviera de excusa para no tener que prestarle atencion a todas las lady Tal o senorita Cual y su madre.

El carruaje se balanceo un poco cuando Bingley, con un grueso abrigo, abrio inesperadamente la puerta y se subio.

– ?Charles! -exclamo Darcy-. ?Acaso no recibiste mi nota?

Un pedazo de papel paso frente a su nariz.

– Si, ?y aqui esta! La hilera frente a Grenier's es increible esta noche. Todo el mundo esta saliendo o entrando, y tu estarias esperando hasta que los ladrillos estuvieran helados. Era mucho mas facil que yo viniera hasta aqui, y acompanado por tu cochero, no habia ningun riesgo. ?Si, ya me he enterado! -Bingley interrumpio la protesta de Darcy-. ?Que asunto tan horrible lo de Wapping! ?Esta en todos los periodicos! -Se sento en el asiento frente a Darcy y se quito una bufanda gruesa que tenia sobre la boca-. ?Es cierto que el regente ha prohibido la entrada a Carlton House despues de las ocho?

Darcy asintio con la cabeza mientras el coche se alejaba de la acera y el conductor comenzaba el tedioso recorrido de las calles hacia Whitehall.

– Prohibida para los desconocidos. Desde luego, no se les cerrara la puerta a los amigos intimos de su majestad, pues ninguno es, todavia, sospechoso de asesinato -anadio secamente.

La carcajada de Bingley dejo traslucir un temor nervioso.

– Darcy, esta recepcion… Ayer parecia una gran idea, pero cuanto mas lo pienso… -Dejo la frase sin terminar y se concentro en examinar sus guantes.

– Lo haras muy bien, Charles -le aseguro Darcy-. Siempre te he visto desenvolverte estupendamente en cualquier lugar. Tu talento para llevarte bien con cualquier persona con quien te encuentres es verdaderamente magnifico. Incomprensible, pero magnifico.

Bingley se rio otra vez con nerviosismo.

– Bueno, esta noche sera la prueba de fuego. Casi desearia que la que estuviera emprendiendo esta aventura fuera Caroline y no yo. ?A ella le fascinaria!

Darcy sonrio en la oscuridad.

– Para mi, tu presencia es mucho mas agradable. Lo cual me recuerda que, ademas de la flor y nata de la sociedad que conoceras esta noche, quiero presentarte a un viejo amigo mio, lord Dyfed Brougham. Estuvimos juntos en Cambridge; y paso uno o mas veranos en Pemberley.

– ?Brougham, dices? No, no creo que lo conozca, ni a el ni a su familia.

– Es poco probable. Brougham es el unico hijo vivo y sus padres ya eran mayores cuando el nacio. El viejo conde murio antes de que nos conocieramos en el primer ano de universidad. Brougham mismo es como un fuego fatuo; uno nunca sabe cuando va a aparecer. Pero -advirtio Darcy- el es el hombre preciso para guiarte en la prueba que habras de superar esta noche. Sigue sus indicaciones y no te quepa duda de que saldras indemne.

– ?Y tu que vas a hacer?

– Espero tener la oportunidad de oir realmente a la Catalani. La ultima vez que asisti a una representacion, el ruido en los palcos era tan abrumador que ni siquiera se podia oir su potente voz. Aparte de eso, planeo pasar la mayor parte de la velada evitando el peligro lo mejor que pueda.

– ?Peligro! Haces que parezca tan siniestro, Darcy. Me temo que no esperas disfrutar de la velada en lo mas minimo. ?Espero no estar interfiriendo con tus expectativas!

– ?Claro que no, no seas tonto! -Darcy se movio con inquietud-. Nunca me han gustado las reuniones multitudinarias, como bien sabes, y tengo poca paciencia para las intrigas que tanto le fascinan a la clase alta. -Se inclino hacia delante-. Pero no permitas que eso te estropee la noche. Quedate cerca de Brougham y sin duda lo pasaras bien. Solo procura no dejarte arrastrar a nada que requiera que yo te secunde.

– ?Casi creo que estas hablando en serio!

El carruaje se balanceo hasta detenerse en la esquina antes de Whitehall y se unio a la fila de coches que esperaban turno para aparcar ante las escaleras iluminadas con antorchas y los lacayos de Melbourne House. Darcy golpeo el techo con su baston y en segundos aparecio el cochero en la puerta.

– Senor Darcy.

– Harry, creo que iremos caminando desde aqui. ?El senor Witcher le ha dado algo?

– Si, senor. -Harry sonrio y se dio un golpecito en el bolsillo de la chaqueta, de la cual salio un alegre tintineo-. James y yo tenemos con que tomarnos algo en el Bull 'n' Boar. Gracias, senor -contesto el cochero,

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