El otro enarco las cejas al oirlo.
– Un nombre bastante audaz, ?no lo cree? ?Fletcher?
Darcy inclino levemente la cabeza.
– Fletcher.
– Vamos, Brummell, no nos tengas a todos en ascuas. -La anhelada voz de Dy llego hasta Darcy, que lo vio abriendose paso hasta donde ellos estaban-. Hay algunas guineas en juego. ?Cual es el veredicto?
Todo el salon contuvo la respiracion con asombro, cuando Beau Brummell se inclino ante Darcy y le hizo una reverencia.
– Que todo el mundo lo sepa: el
– Con seguridad, Brummell, no estara insinuando que el senor Darcy ha venido a esta velada unicamente a desafiarlo con su corbata. -La protesta de lady Melbourne quedo casi perdida en medio del alboroto general que desperto la asombrosa afirmacion de Beau Brummell y el calculo del total de guineas perdidas y ganadas a causa de ello.
– Pues eso es precisamente lo que quiero decir,
– Brummell, si desea usted impartir una clase, con gusto pondre un salon a su disposicion, pero el senor Darcy…
Brummell dio media vuelta y sorprendio a Darcy con un guino que solo el pudo ver y dijo:
– ?Dios, no, su senoria! Si cuento todo lo que se, ?quien me prestara luego la mas minima atencion? -Les hizo una inclinacion a los dos y anadio-: Encantado de verle, Darcy. -Luego se marcho a grandes zancadas, solo para detenerse de repente frente a un caballero y declarar a los pocos segundos-: Mi querido muchacho, ?llama usted chaleco a
Lady Melbourne sonrio delicadamente y volvio a tomar el brazo de Darcy.
– Nunca habia pensado que usted fuera un rival de Brummell, Darcy. ?Como es que nunca antes lo habia sabido? Y ?quien es Fletcher?
La dama desvio la mirada, como si estuviera decidiendo que ruta tomaria en medio del salon lleno de gente.
– ?Y Fletcher? -Lo miro con una sonrisa de pura cortesia.
– Mi ayuda de camara,
– Si, claro. -Lady Melbourne senalo en una direccion y Darcy no pudo hacer otra cosa que acompanarla. De pronto, Dy aparecio de la nada junto a ellos.
– ?Lady Melbourne, por favor, permitame felicitarla por la impresionante asistencia que ha conseguido esta noche! Solo falta la presencia del regente para convertirla en la mayor fiesta que se haya dado, desde el banquete en Carlton House.
– Brougham, exagera usted terriblemente, pero lo perdono por eso. Espero no decepcionarlo cuando le diga que el querido Prinny no vendra esta noche, y que ademas me he resistido a ofrecerles a mis invitados un riachuelo bien provisto de peces en el extremo de la mesa.
El rostro de Brougham se ensombrecio de manera dramatica.
– Darcy -interrumpio la dama, volviendo a fijar su atencion en el-, ?estuvo usted en el banquete de Carlton House? No recuerdo haberlo visto alli, pero en medio de esa confusion es facil no ver ni siquiera a los mejores amigos.
– No,
– ?Que no estabas en Londres! Recuerdo con claridad que me acompanaste a ver el Gran Desfile solo unos dias antes -dijo Dy, mirandolo con curiosidad por encima del tocado de lady Melbourne.
– Estaba en Ramsgate… visitando a mi hermana, milord. -Darcy lo miro con furia, con la esperanza de hacerle desistir de entablar cualquier otra discusion.
– Visitando a su hermana, Darcy, ?en lugar de asistir al banquete del principe! -Lady Melbourne miro al caballero de cerca-. ?Que hermano tan extraordinariamente atento es usted! Pero asi es su reputacion, senor. Usted se mantiene pendiente de todos sus asuntos, como su querido padre antes que usted.
Darcy inclino la cabeza en senal de agradecimiento por el cumplido.
– Ese es un altisimo elogio, milady.
– ?Y tambien se mantiene pendiente de los asuntos mas generales, senor?
Darcy sintio que le bajaba por la espalda un escalofrio de advertencia, que fue confirmado por un ligero movimiento de los ojos de Dy por encima de la cabeza de la dama.
– ?Asuntos mas generales,
– Asuntos que superan los encantadores limites de Pemberley, incluso de Derbyshire.
– Espero ser un buen subdito y leal con el rey, milady -contesto Darcy de forma evasiva. Luego volvio a mirar a su amigo, pero Dy se limito a encogerse de hombros, dando la sensacion de estar extremadamente aburrido.
– Al igual que todos, Darcy -contesto con voz suave lady Melbourne-. Pero el timon no solo esta en manos de su majestad, y hay ocasiones en que se debe corregir el curso de la nave del estado, seguir otras estrellas, para llevarla con seguridad a puerto. -Lady Melbourne detuvo su avance a traves del vestibulo lleno de invitados y senalo una puerta-. Permitanme presentarles a algunos de aquellos cuyos asuntos mas generales afectan a todos nuestros pequenos intereses.
La puerta se abrio despues de que lady Melbourne golpeara con suavidad, y mientras ella le susurraba algo al criado que estaba en el interior, Darcy miro a Dy con una ceja levantada, indicandole que
La elegante estancia en la que acababan de ser admitidos no estaba muy llena, pero era un espacio decididamente masculino; no habia ni una sola mujer presente, excepto la anfitriona. Lady Melbourne le sonrio a Darcy con gesto tranquilizador, cuando le tendio la mano a un caballero que estaba asintiendo al oir el mensaje del criado que ella habia enviado. El hombre entrecerro los ojos al observarlos en la puerta, pero rapidamente avanzo hasta colocarse al lado de su senoria.
– Lady Melbourne -la saludo de manera laconica, con una sonrisa forzada y una rapida inclinacion.
– Lamb -le dijo la dama a su hijo, sonriendo amplia pero friamente-, ?conoces al senor Fitzwilliam Darcy, de Derbyshire?
El honorable William Lamb esbozo otra sonrisa forzada.
– Si,
– Estoy segura de que conoces a lord Brougham -siguio diciendo lady Melbourne-, pues el siempre esta aqui, alla y en todas partes.
– Si, claro, su senoria. La ultima vez que nos vimos fue en esa partida de caza de Grenville, ?no es asi, Lamb?
– Creo que esta en lo cierto, Brougham. No cazamos nada ese dia, excepto un resfriado, segun recuerdo,