Bingley se unio alegremente, pronunciando el mismo voto. Despues de beberse el licor con una carcajada, los tres se concentraron en los manjares que habian traido los criados de Darcy y se acomodaron en los cojines ante el fuego.

Mientras Dy entretenia a Bingley haciendo un repaso a los sucesos de la velada, relatados con mucha mas gracia de la que el recordaba haber experimentado, Darcy observaba atentamente a Charles. Nada habia salido bien. De hecho, habia resultado casi un desastre y no podia evitar fruncir el ceno al pensar en lo que escribirian los periodicos del dia siguiente. Ante el relato de Brougham, Charles se mostro divertido y asombrado, pero Darcy percibio un fondo de tristeza en la actitud de su amigo. Cuando respondio a las preguntas de Dy acerca de la senorita Cecil, Darcy sintio que su inquietud se confirmaba al oir que Charles comparaba a la dama de manera desfavorable con la que habia conocido hacia poco en Hertfordshire.

– ?Hertfordshire! Darcy ya me ha contado. ?Va usted a hacer una oferta?

– ?Dy! -protesto Darcy.

– Por la propiedad. Hacer una oferta por la propiedad. -Brougham lo miro con severidad y luego volvio a fijar su atencion en Bingley.

– Lo habia estado considerando -contesto Bingley, sin darse cuenta del intercambio de miradas entre los otros dos- y ya casi habia llegado a una decision. Pero ahora no estoy seguro. Darcy me aconseja que me tome un tiempo y busque mas.

– Ese es, en general, un excelente consejo; pero puede haber otras consideraciones.

– Si -contesto Bingley, demasiado rapido para el gusto de Darcy-. Pense que las podia haber, pero Darcy… bueno, puedo estar equivocado.

– Ya veo… -Brougham dejo la idea en el aire-. Antes de saltar obstaculos, es bastante sano estar seguro del terreno que se pisa. ?Te hable de Sanson, Fitz? -Brougham se recosto en la silla-. ?Lo perdi en Melton, pobre animal!

– ?No! -Darcy respondio de manera emotiva al dolor que revelaba la voz de su amigo. Ante la pregunta de Bingley, explico-: El caballo favorito de Brougham e hijo del mismo semental que mi Nelson. ?Que sucedio, Dy?

– Un accidente estupido, en realidad. He estado en Melton en innumerables ocasiones, lo conozco como la palma de mi mano; excepto que este ano uno de los propietarios locales no permitio que incluyeran sus campos en el recorrido de la partida de caza. Llegue demasiado tarde para echarle un vistazo a los nuevos campos y, por ciertas consideraciones que no mencionare, me uni precipitadamente a la contienda. -Hizo una pausa para darle un sorbo a su brandy y miro solemnemente a Bingley-. Habia un seto, ?sabe? Mas alto de lo que yo habia intentado saltar y desconocido para mi, con una zanja al otro lado tan ancha como la distancia hasta la China. Sanson se enfrento al seto como un heroe, pero la zanja nos pillo a los dos por sorpresa. Los dos caimos estrepitosamente, pero Sanson recibio la mayor parte del impacto, permitiendome a mi salir rodando solo con un tobillo torcido y un hombro dislocado. Siempre me habia reido de la formalidad de Melton: la pistola en la alforja, el disparo y todo eso. Pero, ?sabeis? Ese dia me alegro. Condenarlo a horas de ese dolor mientras yo me arrastraba hasta encontrar un granjero… y todo a causa de mi locura… -Brougham se detuvo de pronto y miro hacia el liquido color ambar de su vaso antes de beberse un trago-. Estad seguros del terreno que pisais, amigos mios, muy seguros.

El chisporroteo del fuego en la chimenea fue lo unico que perturbo el silencio que siguio al relato de Brougham. Con disimulo, Darcy observo la reaccion de Bingley ante la historia de Dy y se sintio complacido de ver la actitud pensativa que adoptaba. Entonces volvio a mirar a Brougham y asintio con la cabeza en senal de agradecimiento por su ayuda.

Dy le hizo un gesto casi imperceptible con los hombros, acompanado de una sonrisa tensa y rapida, y luego se puso de pie.

– Caballeros, ahora debo desearles buenas noches. Esta ha sido una velada memorable, por no decir reveladora. Creo que es suficiente mencionar que hemos visto algunas personas mas de las que nos habiamos propuesto. -Unos grunidos lo interrumpieron, pero el continuo-: Y hemos estado expuestos -anadio mientras se oian mas grunidos- a nuevas experiencias. -Bingley se rio por el juego de palabras. Brougham le tendio la mano-. ?Senor Bingley, encantado!

– ?El placer es todo mio, lord Brougham! -Charles le estrecho la mano y se inclino, visiblemente complacido por haber entrado en el circulo de Brougham.

– Fitz -le dijo Brougham a Darcy, volviendose hacia el-, dudo que te vea nuevamente antes de que salgas para Pemberley. ?Le daras mis recuerdos a Georgiana?

– ?Por supuesto!

– ?Bien! Enviame una nota cuando regreses a la ciudad, o tendre que tratar de sobornar otra vez a Witcher, lo que no me hara mucho bien. ?Ah! Y felicita a Fletcher de mi parte, por favor. ?Se le subiran mucho los humos si le mando una muestra de mi estimacion? Recordare durante muchos dias la expresion de Brummell.

– ?Estoy tentado de ponerlo en tus manos por completo! Charles -le dijo Darcy a Bingley-, disculpame un momento mientras acompano a Brougham a la puerta. -Ante el gesto de asentimiento de Bingley, Darcy escolto a su amigo hasta el corredor, deteniendose para asegurarse de que la puerta de la biblioteca quedara bien cerrada. Con un gesto, acompano a Brougham hasta la escalera.

– Dy -dijo, poniendo una mano sobre el brazo de Brougham-, mis sinceras condolencias por Sanson; era un magnifico animal.

– Si, lo era, ?verdad? -Brougham suspiro mientras bajaban las escaleras-. Como dije, «un heroe». Pude haber sido yo el que se rompiera el cuello. ?Alguna posibilidad de que Nelson tenga descendencia?

– Lo intentare, te lo prometo. -Darcy miro alrededor, y al ver que no habia ningun criado, continuo-: Pero, en realidad, queria acompanarte para darte las gracias. Creo que tu historia le ha dado un poco de sosiego a Bingley.

– ?De verdad lo crees? -Llegaron al vestibulo, donde Witcher y un lacayo se apresuraron a entregar a Brougham sus pertenencias-. ?Que interesante!

– ?Por que? ?A que te refieres?

Brougham se puso el abrigo y se ajusto el sombrero con aire indiferente.

– ?Porque la historia era para ti! Hay mas cosas sobre Hertfordshire que no me has dicho, viejo amigo. Se que quieres hacerle un favor a Bingley en este asunto, y es posible que el lo necesite, pero ten cuidado, Fitz. Asegurate del terreno que pisas y revisa cuidadosamente la naturaleza de tu interes. -Brougham le dio una palmada en el hombro-. ?Buenas noches y feliz Navidad! Witcher -dijo y le dirigio una sonrisa al viejo mayordomo-, mis recuerdos para su querida esposa y feliz Navidad para usted tambien.

– Gracias, senor, y feliz Navidad, senor.

Mientras Witcher cerraba la puerta tras Brougham, Darcy volvio a subir las escaleras hasta la biblioteca, distraido, pensando en el comentario de despedida de Dy.

– Darcy. -La subita aparicion de Bingley entre las sombras interrumpio sus pensamientos-. Se esta haciendo tarde. Creo que yo tambien debo marcharme. -Darcy dio media vuelta y los dos bajaron las escaleras-. ?Vaya velada!

– ?Estoy de acuerdo, y es una velada que no pretendo repetir nunca! -comento Darcy-. En el futuro, me arriesgare a ir a Drury Lane para oir a la Catalani.

– Ah, es cierto, ?nunca llegamos a oir a la diva! Pero, de verdad, Darcy, nunca habia visto tanta opulencia y elegancia en mi vida. Todo estaba a la moda y era de un gusto exquisito. Y aunque habia algunos a quienes no dudaria en catalogar de demasiado petulantes, muchos invitados me parecieron bastante amables. ?Y Brummell, Darcy! ?Pensar que le has hecho sombra!

– Si, bueno, cuanto menos se hable sobre eso, mejor.

– Como dijo lord Brougham, ?eso es poco probable! El es un gran cazador, ?no es asi? Tanta humildad. - Llegaron abajo y Bingley recogio sus cosas de las manos del criado-. ?Que pena lo de su caballo! Lo hace a uno pensar, ?no es asi?

Darcy miro fijamente a Bingley, que adopto una actitud solemne.

– ?Estar seguro del terreno que pisas antes de saltar la cerca?

– Si… eso. -Bingley respiro profundamente-. Estoy comenzando a ver la sabiduria de tu consejo. Me estaba apresurando a saltar la cerca, sin estar seguro del terreno e ignorando la advertencia de un amigo -confeso-.

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