cabeza contra el suelo y permanecio alli tendido durante un momento, antes de conseguir incorporarse. Dimitri le puso una rodilla en el cuello y comenzo a darle punetazos en la cara. Todo comenzo a moverse a camara lenta. Los bailarines formaron un circulo alrededor de Dimitri y el hombre. La banda dejo de tocar, las manos de Dimitri estaban cubiertas de sangre y saliva. El rostro del marine se estaba convirtiendo en una masa informe de carne ante mis ojos.
Serguei se abrio paso entre la multitud y trato de apartar a Dimitri.
– ?Te has vuelto loco? -le grito.
Pero sus palabras se perdieron en la confusion reinante. Dimitri le estaba pegando al marine en las costillas. Los huesos crujieron por la fuerza de los golpes. El hombre se giro por el dolor, y Dimitri le pisoteo la ingle.
Tres marines con cuellos de toro y punos cuadrados acudieron a rescatar a su companero. Uno de ellos levanto al hombre ensangrentado por las mangas de la camisa y le arrastro por el suelo para sacarlo de alli. Los otros dos agarraron a Dimitri y le derribaron. En ese momento, el panico se extendio entre la muchedumbre. Todo el mundo estaba convencido de que iban a presenciar un asesinato. Los marineros britanicos, franceses e italianos comenzaron a gritarles insultos a los marines. Por su parte, los marines les contestaron. Algunos de ellos trataron de calmar a sus companeros, pidiendoles que no deshonraran a su pais, mientras que otros jaleaban a los violentos. Comenzaron a propinarse punetazos por doquier, y las peleas se expandieron como el fuego por todo el local. Los clientes habituales se apresuraron a recoger sus pertenencias y a correr hacia las salidas, tratando de abrirse camino entre la turba enloquecida que deseaba salir. Las bailarinas rusas huyeron a guarecerse en el tocador, mientras que los chefs y los camareros corrian de un lado para otro protegiendo los valiosos jarrones y estatuas. Debio de correrse la voz en la calle de lo que ocurria en el interior, porque, al mismo tiempo que muchos clientes huian, la estancia se estaba llenando de refuerzos. Los soldados estadounidenses peleaban contra los marines, los marines golpeaban a los marineros franceses y estos luchaban contra los marineros britanicos.
Los tres marines sujetaban firmemente la cabeza de Dimitri. La boca se le distorsiono en una mueca de agonia. Un marinero italiano y otro marine acudieron en su ayuda, pero no estaban a la altura de los fornidos marines que estaban atacando a Dimitri. Serguei cogio una silla y la hizo pedazos contra la espalda de uno de los tres marines, dejandolo inconsciente. Animado por la ventaja, el italiano noqueo a otro, que cayo al suelo. Pero el ultimo, el mas corpulento de los tres, seguia sujetando a Dimitri, presionandole la cabeza contra el suelo y tratando de romperle el cuello. Grite y mire a mi alrededor en busca de ayuda. Localice a Amelia en el restaurante. Tenia un cuchillo en la mano y trataba de abrirse paso por las escaleras, entre la multitud. Dimitri se estaba ahogando, de su boca se resbalaba un hilo de saliva. Serguei golpeo al marine con sus punos de oso, sin surtir el menor efecto. La mano de Dimitri se retorcio por debajo del marine, me agarro el zapato y me apreto los dedos del pie. No pude soportarlo mas: me lance contra el marine y le mordi la oreja con todas mis fuerzas. Note un sabor a sangre y a sal recorriendome la boca. El marine aullo y solto a Dimitri. Me aparto de un golpe y yo escupi un trozo de carne rosacea ensangrentada. La cara del marine empalidecio cuando vio la mitad de su oreja en mi regazo. Se llevo la mano a la cabeza y huyo.
–
Cuando volvi del bano, pude oir las sirenas y los silbatos de la policia militar en el exterior. Sus efectivos tomaron al asalto el edificio, repartiendo golpes a diestro y siniestro y aumentando el numero de victimas. Corri al exterior para ver las ambulancias llevandose a los heridos. Parecia como si estuvieramos otra vez en tiempos de guerra.
Busque entre el tumulto a Dimitri y a Serguei y les encontre en la escalinata con Amelia, despidiendo a los heridos como si estuvieran saludando a los clientes en una noche normal. Dimitri tenia un ojo morado y los labios tan hinchados que casi no parecia humano. Aun asi, logro esbozar una sonrisa infantil cuando me vio.
– Este es nuestro fin -gemi-. Ahora nos cerraran el local, ?no es asi?
Dimitri arqueo las cejas por la sorpresa. Serguei solto una carcajada.
– Dimitri -le dijo-, creo que definitivamente, despues de solo dos noches, a Anya le importa nuestro negocio.
Incluso Amelia, que tenia la manga del vestido desgarrada y el pelo revuelto, me sonrio.
– Es cierto, ?verdad, Anya? -me dijo Dimitri-. Es como la musica. Este lugar se te mete en las venas. Ahora ya eres una de nosotros. Una verdadera habitante de Shanghai.
La limusina se acerco, y Amelia se subio a ella, haciendome un gesto para que la siguiera.
– Los chicos han montado este lio y seran los chicos los que recojan -sentencio.
Todavia tenia la sangre pegajosa del marine en la parte delantera del vestido, rozandole la piel. La mire y comence a sollozar.
– ?Por el amor de Dios! -exclamo Amelia, cogiendome del brazo y arrastrandome hasta el interior del coche-. Esto es Shanghai, no Harbin. Manana el negocio abrira sus puertas como de costumbre, y todo el mundo habra olvidado esta noche. Seguiremos siendo el club nocturno mas concurrido de la ciudad.
5
A la manana siguiente, mientras me estaba recogiendo el pelo para ir a la escuela, Mei Lin llamo a la puerta y me comunico que Serguei estaba al telefono. Baje las escaleras de dos en dos, ahogando un bostezo. En mi pelo, aun se podia oler el hedor a humo de tabaco. No tenia precisamente ganas de asistir a la aburrida clase de geografia de la hermana Mary antes de comer. Imagine que me quedaria dormida en algun lugar entre las islas Canarias y Grecia, y que me obligarian a escribir cien veces en la pizarra la razon por la que estaba tan cansada. Me figure la sorpresa reflejada en el rostro de la hermana Mary cuando cogiera el trozo de tiza y comenzara a escribir en la pizarra: «Ayer por la noche, estuve en el Moscu-Shanghai y por eso no he podido dormir lo suficiente».
Me gustaban las clases de frances y arte, pero despues de haber bailado boleros y de haber visto el Moscu- Shanghai, era demasiado mayor para ir a la escuela. Mi santuario de libros de texto y dibujos no casaba con la emocion y el atractivo del mundo que se abria ante mi.
Apoye el cepillo del pelo en el aparador del vestibulo y cogi el auricular del telefono.
– ?Anya! -La voz de Serguei resono al otro lado de la linea-. ?Ahora ya eres empleada del club y te necesito aqui a las once en punto!
– ?Y
– ?No crees que ya has tenido suficiente escuela? ?O todavia quieres seguir yendo?
Me tape la boca con la mano. Aseste una palmada al aparador, el cepillo salio volando por los aires e hizo un ruido estrepitoso al chocarse contra el suelo.
– ?No! ?Ya he tenido suficiente! -exclame-. ?Estaba pensando en eso ahora mismo! Siempre puedo seguir leyendo y estudiando por mi cuenta.
Serguei solto una carcajada y le susurro algo a una persona que estaba a su lado.
– Muy bien, preparate y ven al club -me dijo-. Y ponte el vestido mas bonito que tengas. A partir de ahora, siempre debes ir elegante.
Colgue de un golpe el auricular y corri escaleras arriba, despojandome del uniforme de la escuela mientras subia. El cansancio que sentia hacia unos breves momentos se habia desvanecido.
– ?Mei Lin! ?Mei Lin! -grite-. ?Ayudame a vestirme!
La nina se asomo al descansillo, con los ojos abiertos de par en par por la sorpresa.
– ?Vamos! -La agarre por el brazo y la arrastre hasta mi habitacion-. ?A partir de ahora, eres la doncella de una empleada del Moscu-Shanghai!
El Moscu-Shanghai bullia de actividad. Un grupo de trabajadores chinos limpiaban las escaleras con fregonas y cubos de agua jabonosa. Una de las ventanas se habia roto durante las peleas de la noche anterior y el encargado de mantenimiento estaba reparando el cristal. En la sala de baile, las doncellas barrian el suelo y