vestido.
Senalo con la barbilla en una direccion detras de nosotros. Mire a mi espalda para ver a una mujer sentada en una mesa cerca de la pista de baile. Llevaba un vestido color champana con un corpino bordado y su cabello gris recogido en un mono bajo.
– Gracias -le conteste-. Me encantaria conocer a su esposa.
Cuando el baile termino, Harry me condujo hasta la mesa en la que estaba esperando la mujer. Se presento como Diana Gray, directora del
– ?Que tal esta, senora Gray? -le dije-. Me llamo Anya Kozlova. Gracias por enviarme a su marido.
– Cualquier cosa por salvar a una joven atractiva de los brazos de Adam Bradley. Sientese, por favor, Anya.
Me resultaba dificil apartar la mirada de Diana. Era una mujer muy hermosa. No llevaba maquillaje, exceptuando un toque de pintalabios rojo oscuro, y hablaba con un acento muy claro, que supuse que era britanico. Me impresiono que pudiera pronunciar mi nombre correctamente.
– ?Vive usted en Potts Point? -me pregunto Harry, sentandose a mi lado y dando la espalda a la pista de baile-. Si vive cerca del Cross, debe de saberlo todo sobre la bohemia. La actuacion de esta noche no ha debido de parecerle demasiado escandalosa.
Habia visto cosas mucho peores en el Moscu-Shanghai, pero no iba a decirselo.
– Bueno, lo unico que puedo asegurar -dijo Diana, riendose- es que habra montones de gente corriendo a refugiarse en la seguridad del Prince's o del Romano's despues de haber visto a Louise Tricker.
– Es bueno escandalizarse de vez en cuando -comento Harry, entrelazando los dedos y apoyando las manos sobre la mesa-. Este pais necesita una buena patada en el trasero. Es maravilloso que el director del club haya corrido un riesgo como este.
– Mi marido es un verdadero patriota y un rebelde bohemio en secreto -explico Diana, sonriendo-. Es banquero.
– ?Ja! -rio Harry-. Y ahora, hablele a mi esposa sobre su vestido, Anya. Eso es el tipo de cosas que le interesan.
– Es de la disenadora Judith James -indique, mirando de reojo a Harry-. Es australiana.
– ?De verdad? -dijo Diana, poniendose en pie y saludando a alguien que se encontraba al otro lado de la pista de baile-. No he oido hablar de ella, pero creo que podriamos conseguir una buena foto de este vestido para el periodico.
Una chica de pelo negro y corto que llevaba un vestido con aspecto de ser caro se abrio paso hasta la mesa, con un fotografo pisandole los talones. Mi corazon se paro durante un instante. Una fotografia de su creacion en el periodico era mucho mas de lo que Judith hubiera podido desear.
– Estamos esperando para hacerles una fotografia a sir Morley y a su esposa antes de que se marchen -le dijo la chica a Diana-. Si nos lo perdemos, seremos el unico periodico sin su foto.
– Muy bien, Caroline -replico Diana-, pero antes hazle una foto a Anya y a su precioso vestido.
– ?Anya que? -pregunto la chica, sin ni siquiera dignarse a mirarme.
– Kozlova -contesto Diana-. Vamos, date prisa, Caroline.
Caroline hizo una mueca de nino obstinado.
– Solo nos quedan dos placas. No podemos permitirnos malgastar ninguna. El color no aparecera en la fotografia y es lo mejor del vestido.
– Lo mejor del vestido es la chica que lo lleva -puntualizo Diana, empujandome hacia la pista de baile y colocandome en una pose junto a Harry-. Asi, de esta manera, podras captar todo el vestido -le indico al fotografo.
Hice lo que pude para no malgastar la placa cuando el fotografo disparo. Mire hacia donde estaban sentados Judith y Charles. Judith tenia los brazos en el aire y estaba medio levantada de su silla. Mas tarde, de vuelta en el estudio, vacio una ultima copa de conac, mientras yo me cambiaba el vestido y me ponia uno de algodon.
– Cenicienta despues del baile -comente.
– Has estado maravillosa, Anya. Gracias. Y el vestido es para ti, de regalo. Solo necesito guardarlo durante una semana, por si acaso alguien quiere verlo.
– No me puedo creer que hayamos conseguido sacarlo en el periodico -le dije.
Judith se removio en su asiento y dejo la copa a un lado.
– No cuento con que llegue tan lejos. No cuando su alteza real, Caroline la bruja, la editora de eventos sociales, esta al mando.
Me sente a su lado y me puse los zapatos.
– ?Que quieres decir?
– Caroline Kitson no incluye a nadie en las paginas de sociedad que no pueda ayudarla a satisfacer sus propias ambiciones. De lo que si me alegro es de que le hayas gustado a Diana Gray. Hablara sobre ti y el vestido, y eso es bueno, tanto para ti como para mi.
Le di un beso de buenas noches a Judith y cruce la calle de vuelta a casa. Me dolian las piernas de bailar y casi no podia mantener los ojos abiertos. Sin embargo, cuando me deslice en la oscuridad del dormitorio, Irina se incorporo y encendio la luz.
– Estaba tratando de no despertarte -le dije, disculpandome.
– No lo has hecho -replico con una sonrisa-. No podia dormir, asi que decidi esperarte despierta. ?Que tal ha ido?
Me sente en la cama. Estaba agotada y queria irme a dormir, pero durante las ultimas semanas habia estado pasando mucho tiempo con Judith y muy poco con Irina, y me sentia culpable. Ademas, habia echado de menos su compania. Le hable sobre el espectaculo y sobre Diana Gray.
– El club parecia un buen local -le dije-. Deberias presentarte a alguna audicion de cabaret.
– ?Tu
La idea sonaba estupenda, pero, dada la pasion inicial de Irina por Nueva York, me extrane de que no mostrara mas interes por lo que le habia contado sobre Chequers. Podia entender que quisiera ayudar a Betty, pero no comprendia por que no queria intentar continuar tambien su carrera profesional como cantante de cabaret. Era lo bastante buena como para hacer su propio espectaculo. Era mas que una cantante; tenia madera de estrella. Y, por supuesto, era mas femenina y sexy que Louise Tricker.
– Anya -me dijo-, tengo algo que contarte.
El modo en que vacilo me puso nerviosa. Por alguna razon, pense que iba a empezar de nuevo a hablar de irse a Estados Unidos, aunque ahora parecia feliz en Australia.
– No quiero que Betty se entere, ?vale? No de momento, por lo menos.
– Vale -accedi, notando como se me tensaba la garganta.
– Vitaly y yo estamos enamorados.
Su confesion me cogio totalmente por sorpresa. Lo unico que pude hacer fue quedarme mirandola. Sabia que ella y Vitaly se llevaban muy bien, pero no habia percibido mas que amistad entre ellos.
– Lo se. No te impresiona -me dijo-. Es desgarbado y no es guapo. Pero es encantador y le quiero.
A juzgar por el brillo especial de sus ojos, no me cupo la menor duda de que era cierto. Le aprete la mano.
– No digas eso -objete-, me gusta mucho Vitaly. Me has cogido por sorpresa, eso es todo. Nunca me habias dicho que te gustaba de esa manera.
– Te lo estoy diciendo ahora -replico, sonriendo abiertamente.
Cuando Irina se quedo dormida, cerre los ojos y trate de hacer lo mismo, pero no podia evitar que mi cabeza pensara a toda velocidad. Si Irina estaba enamorada de Vitaly, lo unico que me quedaba era desearle que fuera feliz. Era natural que se enamorara y quisiera casarse algun dia. Sin embargo, ?en que situacion me dejaba eso a mi? Habia estado tan ocupada tratando de enfrentarme al dia a dia y anorando mi pasado que habia olvidado que tenia un futuro ante mi. El rostro de Dimitri se me volvio a aparecer. ?Por que habia pensado en el tanto durante