aquella noche? ?Era posible que aun le amara? Me habia traicionado por una vida facil en Estados Unidos, pero, cuando trataba de imaginarme a mi misma enamorandome de otro hombre, el mero pensamiento era suficiente como para hacerme rechinar los dientes de dolor. ?Que haria yo cuando Irina se marchara? Me quedaria totalmente sola.
Judith tenia razon sobre la editora de eventos sociales y la fotografia. Al dia siguiente, hojee las ediciones de la manana y de la tarde del
Cuando entre en el apartamento, me sorprendio encontrar a Adam sentado en el salon, charlando con Betty.
– Vaya, mira quien esta aqui -exclamo Betty, levantandose para rodearme con el brazo-. Parece que ayer por la noche causaste mucha impresion en alguien.
Contemple a Adam, preguntandome si se habria disgustado por la interrupcion de nuestro baile, pero estaba sonriendo.
– Anya -me dijo-, Diana Gray esta interesada en averiguar si querrias trabajar para ella. Tienen un nuevo puesto de oficinista en la seccion femenina.
Habia recibido tantas sorpresas en las ultimas veinticuatro horas que apenas pude reaccionar, pero lo primero en lo que pense fue en Betty y en la cafeteria. Un trabajo de oficina seria mejor que ser camarera, y trabajar para un periodico parecia interesante. Pero Betty habia sido buena conmigo y no podia dejarla asi sin mas. Me volvi hacia ella y se lo dije.
– No seas tonta -replico Betty-. Es una oportunidad maravillosa. ?Como podria atreverme a retenerte? El coronel Brighton me advirtio de que alguien reconoceria lo inteligente que eres y no te dejaria escapar.
– Al principio, no te pagaran tanto como lo que has estado ganando con Betty -puntualizo Adam-, pero es un buen punto de partida.
– ?Y que haras con la cafeteria? -le pregunte a Betty.
– El ingles de Irina ya es lo bastante bueno -afirmo-. Ya va siendo hora de que salga de la cocina.
– Ya ves, Anya -comento Adam-. Le estas haciendo un favor a Irina.
– Oh -exclame, tratando de parecer ingenua. Estaba segura de que aquel era el ultimo favor que Irina desearia que le hiciera.
Judith se emociono cuando le conte las noticias y me regalo un vestido blanco y negro para que me lo pusiera en la entrevista con Diana.
– Es para ti -me dijo-. Y tambien te confeccionare un traje de chaqueta.
– Te pagare -replique.
– ?No, ni hablar! -se nego, riendose-. Seguramente sera la ultima ropa que pueda regalarte. Estoy segura de que el
Le prometi que no lo haria.
A la manana siguiente, me encontre con Adam en las escaleras del apartamento para que me acompanara a las oficinas del periodico en Castlereagh Street.
– Dios mio -exclamo, mirando mi vestido-, pareces una rica heredera a punto de embarcarte en un crucero. Vas a hacer que las otras chicas te tengan envidia. Y, a pesar de todo, Diana apreciara tu buen gusto.
Pense que ibamos a coger el tranvia, pero Adam silbo para detener un taxi.
– No quiero que tu vestido se arrugue. Ademas, quedaria mal si obligara a una senorita a ir en tranvia.
Un taxi se acerco a la acera y nos acomodamos en el asiento trasero. Adam se quito el sombrero y se lo puso en el regazo.
– Hay bastante politiqueo en la seccion femenina. Muy pronto lo descubriras por ti misma -me dijo-, pero quiero hacerte un resumen para que puedas empezar con buen pie.
– De acuerdo.
– En primer lugar, ya es un buen comienzo que te hayas ganado a Diana. Una vez que le gustas, ya esta todo hecho. Tendrias que hacer algo realmente terrible para hacer que cambie de opinion. Ademas, es una mujer honrada que ha logrado por si misma que la respeten porque es buena en su trabajo. En segundo lugar, apartate del camino de Caroline Kitson, la editora de eventos sociales, y de Ann White, la editora de moda. Ambas son un par de brujas.
Mire por la ventana mientras pasabamos por William Street, luego me volvi de nuevo hacia Adam.
– Judith me dijo eso mismo sobre Caroline. Me di cuenta de que no mostraba demasiado respeto por Diana, teniendo en cuenta que es su jefa.
Adam se rasco la oreja.
– Diana tiene muchas cualidades. Empezando por ser britanica, cosa que, como ya sabras, proporciona muchos puntos positivos en este pais. Es una buena periodista y tiene estilo y buen gusto. Reconoce el crepe de China de la seda natural y la porcelana de Wedgwood de la de Royal Doulton. De lo que carece por completo es de prestigio social. Es una trabajadora incansable proveniente de una familia de academicos, pero eso no significa demasiado para la llamada alta sociedad.
El taxi se detuvo en un atasco cerca de Hyde Park.
– Y entonces, ?como encajan en todo eso Caroline y Ann? -le pregunte.
Estaba empezando a dudar si me convenia trabajar con colegas tan desagradables. Ya habia tenido suficiente para toda una vida con las groserias de Amelia.
– Ambas proceden de buenas familias. La de Caroline amaso su fortuna gracias a la lana, y su madre esta en todos los comites importantes desde aqui hasta Bellevue Hill. Caroline no trabaja porque necesite dinero, lo hace para imponerse sobre otras chicas de la alta sociedad. Gracias a su puesto, todo el mundo tiene que hacerle la pelota.
– ?Y Ann?
– No es tan mala, pero casi.
Pasamos por delante de la tienda de David Jones en Elizabeth Street, cada vez mas cerca de nuestro destino. Abri mi estuche de polvos compactos y me retoque el maquillaje. Habia decidido seguir el ejemplo de Diana y ponerme el minimo maquillaje posible.
– ?Por que teme Diana a Caroline? -pregunte, dandome cuenta de que tenia que haber una razon por la que Caroline habia tenido el suficiente descaro como para no incluir mi fotografia en el periodico despues de que Diana se lo hubiera pedido.
– No la teme, sino que es cautelosa. Diana ha trabajado muy duro para poner de su parte a la gente de la alta sociedad. Pero si Caroline comienza a divulgar rumores desagradables sobre ella, podria ser el final de Diana.
El taxi se aproximo a un edificio
– ?Hay algo mas que deberia saber sobre este trabajo antes de aceptarlo? -le susurre a Adam.
– Por norma, el
– No tengo planeado casarme -le dije, preguntandome que ocurriria si descubriesen la historia de Dimitri. ?Cual era el escalafon en el
Adam sonrio.
– Muy bien, entonces tienes muchas posibilidades de ascender, porque creo que todas las chicas por encima de ti estan buscando marido.
– Ya veo -comente.
Nos unimos a un grupo de personas que estaban esperando el ascensor.
