Yo estaba arreglando uno de sus vestidos cuando ella irrumpio en el cuarto.

—Kerensa —dijo, pues habia conjeturado que no me gustaba ser llamada por mi apellido, y uno de sus encantos era su deseo de complacer a todos, con tal de que el hacerlo no le exigiese demasiado—. ?Donde esta la dama de compania?

—?La senorita Martin? —balbucee.

—Por supuesto. Por supuesto. ?Donde esta? Encuentrala… enseguida.

—?Quiere usted hablar con ella? —Hablarle… No, quiero saber si esta aqui.

Entendi. Fugazmente me pregunte si Justin estaria con Mellyora. Que companera serena y agradable pareceria Mellyora despues de esta mujer exigente, apasionada. En ese momento se me ocurrio, si, que estaba surgiendo una situacion peligrosa… no para mi, salvo que cuanto afectaba a Mellyora me afectaria tambien, ya que nuestras vidas habian quedado entrelazadas. Tal vez habria meditado sobre esto, salvo por lo que pronto iba a ocurrir y que me afecto mas personalmente.

Con voz queda dije que iria en busca de Mellyora. Lleve a mi ama de vuelta a su habitacion, la hice tenderse en la cama y la deje.

No tarde mucho en hallar a Mellyora; estaba en el jardin con Lady Saint Larston, que juntaba rosas. Mellyora caminaba a su lado, llevando la cesta y las tijeras. Pude oir las imperiosas ordenes de Lady Saint Larston y las dociles respuestas de Mellyora.

Entonces pude volver junto a mi ama y decirle que Mellyora se encontraba en el jardin, con su patrona.

Judith se tranquilizo, pero estaba exhausta. Me alarme bastante, pues pense que iba a enfermar. Me dijo que le dolia la cabeza; le masajee la frente frotandosela con agua de colonia. Corri las cortinas y la deje que durmiera, pero ella no descanso mas de diez minutos antes de necesitarme otra vez.

Tuve que cepillarle el largo cabello, lo cual, segun dijo, la calmaba. Cada vez que oia un movimiento abajo se precipitaba a la ventana con la esperanza, lo supe, de que fuera Justin que volvia.

Esta situacion no podia continuar. Tarde o temprano debia ocurrir algo que la modificara. Era como el anuncio de una tormenta; y lo natural era que las tormentas se desataran. Empezaba a estar un poco inquieta por Mellyora.

Y asi era como me sentia cuando baje a la sala para cenar con los demas sirvientes. Estaba cansada porque las emociones de Judith se me habian comunicado en alguna medida, y pensaba mucho en Mellyora.

Tan pronto como me sente, supe que la senora Rolt tenia alguna noticia que anhelaba revelarnos; pero era tipico de ella que se reservara el mejor bocado durante el mayor tiempo posible. Cuando comia siempre dejaba los mejores trozos en su plato hasta el final; me divertia verla contemplarlos con anticipacion mientras comia. Ese aspecto tenia en ese momento.

La senora Salt hablaba con su voz grave y monotona sobre su marido, y su hija Jane era la unica que realmente le prestaba atencion. Doll se tocaba a cada rato el cabello, donde se habia atado una nueva cinta azul, y estaba cuchicheandole a Daisy que Tom Pengaster se la habia regalado. Haggety se sento a mi lado, acercando un poco mas la silla. Echandome su aliento en la cara dijo:

—Hoy hubo problemas entre la gente de alcurnia, ?eh, querida mia?

—?Problemas? —repeti.

—Me refiero a el y ella, por supuesto.

La senora Rolt nos observaba con los labios fruncidos, la mirada desaprobatoria. Se estaba diciendo que yo provocaba al pobre senor Haggety; tal creencia le convenia mas que la verdad, y era una mujer que siempre se enganaria creyendo lo que deseaba creer. Y mientras nos observaba sonreia taimadamente, pensando en la sabrosa noticia con la que se proponia sorprendernos.

No conteste al senor Haggety porque me desagradaba discutir a Judith y Justin en las piezas de la servidumbre.

—Ja —continuo Haggety—. Ella entro furiosa, la vi..

—Bueno —intervino solemnemente la senora Rolt—, eso demuestra que el dinero no lo es todo.

Haggety lanzo un suspiro piadoso.

—Creo que tenemos mucho que agradecer…

—A todos les llegan los pesares —prosiguio la senora Rolt, dandome un indicio de la noticia que se estaba reservando—, ya sean gente acomodada o personas como nosotros.

—Nunca dijo usted nada mas cierto, querida mia —suspiro Haggety.

La senora Salt se dispuso a cortar el pastel de carne que habia preparado esa manana, y la senora Rolt hizo senas a Daisy de que llenara los jarros con cerveza fuerte.

—Me parece que se avecinan disgustos —dijo la senora Salt—. Y si alguien reconoce los disgustos cuando los ve avecinarse, esa soy yo. Vaya, recuerdo…

Pero la senora Rolt no iba a permitir que la cocinera siguiese divagando con sus recuerdos.

—Es lo que podria llamarse una relacion unilateral, y esas no son buenas para nadie, si quieren preguntarmelo.

Haggety aprobo con un movimiento de cabeza, y volvio hacia la senora Rolt sus ojos, algo saltones, mientras su pie tocaba el mio bajo la mesa.

—Claro que una cosa les diria —continuo la senora

Rolt, que se complacia en fingir siempre que sabia mucho sobre las relaciones entre ambos sexos—, el senor Justin no es hombre de caer en esa clase de problemas.

—?Con otra mujer, quiere decir usted, querida mia? —inquirio Haggety.

—Eso quise decir exactamente, senor Haggety. Ese es el problema, si me lo pregunta usted. Una caliente que quema y el otro frio que hiela. A mi parecer, el no desea una sola mujer, mucho menos dos.

—Son una familia violenta —intervino el senor Trelance—. Tuve un hermano que trabajo alla en Derrise.

—Todos conocemos esa historia —lo hizo callar la senora Rolt.

—Y segun dicen —intervino Doll, acalorada—, esa ultima vez, cuando habia luna llena…

—Basta, Doll —dijo la senora Rolt, quien no permitia a los criados de inferior categoria discutir a la familia, lo cual era un privilegio de los criados superiores.

—Recuerdo que una vez —dijo la senora Trelance en tono sonador— vi por aqui a la senorita Martin… eso fue cuando su padre vivia. Que bonita muchacha. Estaba a caballo y Justin le ayudaba a bajar de el… y entonces a Trelance le dije 'fijate que lindo cuadro', y Trelance me contesto que si la hija del parroco llegaba a ser algun dia el ama del Abbas, no podriamos tener otra mas bonita ni mas dulce.

La senora Rolt fijo en la senora Trelance una mirada colerica.

—Pues ahora es la dama de compania, y seria inaudito que la dama de compania fuese el ama.

—Bueno, ahora ella no podria serlo… ya que el esta casado —dijo la senora Salt—. Aunque, como los hombres son hombres… —Sacudio la cabeza y hubo silencio alrededor de la mesa.

La senora Rolt dijo con brusquedad:

—El senor Justin no es 'los hombres', senora Salt. Y no debe usted creer que todos los hombres son como ese marido suyo, porque yo puedo decirle lo contrario. —Sonrio secretamente; luego continuo, con una voz solemne llena de promesas—: Y hablando de disgustos…

Todos guardabamos silencio, esperando a que ella continuara. Habia llegado al bocado escogido; tenia toda nuestra atencion y estaba preparada.

—Su senoria me hizo llamar esta tarde. Queria que yo me ocupara de hacer preparar la habitacion de cierta persona. No estaba muy complacida, eso les aseguro. Hubo un problema terrible. Tan pronto como llego el senor Justin, lo hizo llamar. Me dijo que debia vigilar, y que tan pronto como llegara el debia ir a verla. Vigile, pues, y lo vi entrar. Abajo estaba ella… la senora Judith… hecha un mar de lagrimas y aferrandose a el. 'Oh, querido… querido… donde has estado…'

Hubo risitas en torno a la mesa, pero ahora la senora Rolt tenia prisa por continuar.

—Yo puse fin a todo. 'Su senoria quiere que vaya usted a verla enseguida, senor Justin', le dije. 'Dio ordenes de que no haya ninguna demora.' Bueno, el se mostro complacido… cualquier cosa por alejarse de ella con su 'querido, querido'… y subio derecho a ver a su senoria. Bueno, yo sabia lo que habia pasado, aunque ella no me dijo por que, pero mientras lustraba en el corredor, frente al aposento de su senoria, la oi decir casualmente: 'Es por causa de cierta mujer. Que ignominia… Gracias a Dios que su pobre padre no puede

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