—Tienes razon, eso no conviene. Es algo que arrojaria una sombra sobre el durante toda su vida… Pero ?y tu, querida mia? Entonces ?nunca estaras libre para casarte?

Parecia una eleccion entre Kim y Carlyon; pero yo conocia la indole sensible y tierna de Carlyon y jamas permitiria que se le llamara hijo de un asesino.

Abuelita empezo a decir con lentitud:

—Hay una salida, Kerensa. Se me esta ocurriendo. Ya no podran saber cuando murio Hetty. Si bajaran a la mina la encontrarian alli… y tambien a Johnny. Colijo que Saul Cundy mato a Johnny, y colijo que Saul se encuentra ya a kilometros de distancia. Deja estar las cosas un tiempo; despues haz abrir la mina. Todavia vienen muchos a verme. Difundire la version de que Hetty volvio y se la ha visto. Que tal si Johnny iba a Plymouth para ver a Hetty, Saul lo descubrio… y los sorprendio. Bueno, el sabia que no habia estano en la mina, ?por que no iba a matarlos y esconder alla abajo sus cuerpos?

Yo la miraba con incredulidad, pensando: 'Haces que la vida vaya adonde quieres…' Ese era su credo. Y bien, ?por que no?

Parecia mas vital que en mucho tiempo. Todavia no estaba lista para morir, al menos mientras me pudiera ser util. ?Cuanto la queria yo! ?Como confiaba en ella! Cuando estaba con ella, me hacia sentir que todo era posible.

—Abuelita, no creo que Johnny haya asesinado a Hetty. Fue un accidente —dije con firmeza.

—Fue un accidente —repitio ella, tranquilizadora. Me comprendia; el padre de Carlyon no debia ser un asesino.

Tampoco debia ser sospechoso de asesinato.

Era como en otros tiempos. Nos dabamos fuerzas mutuamente.. Yo sabia que iba a ser libre, y al mismo tiempo nos asegurariamos de que no habia peligro de que la macula del crimen tocase a Carlyon.

* * *

Aguardamos un mes. En ese lapso hice un viaje a Saint Agnes, para ver si lograba averiguar algo respecto de Saul Cundy. No se encontraba alli; supe que habia estado en ese lugar algunos dias, aunque no para trabajar. Se creia que el y su familia se habian ido para siempre del pais, ya que habian desaparecido completamente sin que nadie supiese adonde habian ido.

Este era un triunfo, en verdad. Volvi y se lo dije a abuelita.

—No esperes mas —me dijo esta—. No eres de las que esperan. No me queda mucho tiempo y quisiera verte tranquila antes de morir.

* * *

Me encerre en mi dormitorio. Los expertos habian estado trabajando toda la manana. Habia oido decir que era necesario garantizar la seguridad antes de efectuarse el descenso; una mina abandonada durante tanto tiempo podia presentar ciertos peligros: inundaciones, derrumbes y otros desastres. Seria costoso averiguar si convenia explotar comercialmente la mina.

Kim vino a caballo a la Casa Dower. Me alegre de que Mellyora hubiese salido con Carlyon. Daisy subio a decirme que Kim estaba abajo; le conteste que enseguida iria a recibirlo. Me mire en el espejo. Era yo una mujer joven, muchos dirian que en la flor de la vida. En mi vestido matinal color lavanda, con encaje en el cuello y las mangas, estaba hermosa. Abuelita tenia razon; estar enamorada hacia que una resplandeciese. Mi cabello tenia mas brillo. Lo tenia peinado en alto; el fulgor de mis ojos los hacia parecer mas grandes. Complacida conmigo misma baje al encuentro de Kim, sabia que quizas ese mismo dia demostraria ser una mujer libre.

Cuando abri la puerta de la sala de recibo lo vi de pie junto a la chimenea, con las piernas separadas, las manos en los bolsillos; en sus labios habia una tierna sonrisa que, me senti segura, era para mi.

Se me acerco, me tomo las dos manos con los ojos risuenos, levemente burlones.

—?Kerensa! —dijo. Hasta pronunciaba mi nombre como si le divirtiese.

—Fuiste muy amable al venir. Ladeo la cabeza y sonrio.

—?Eso te divierte? —pregunte.

—De manera agradable.

—Me alegro de poder divertirte agradablemente.

Riendo, me atrajo hacia la ventana.

—Que ruido estan haciendo hoy en el prado.

—Si. Por fin estan poniendo manos a la obra.

—Y el resultado significa mucho para ti.

Enrojeci, temiendo por un instante que el conociese la verdadera razon. La mirada de Kim parecia haberse tornado mas penetrante durante su ausencia; habia en el un aire de sabiduria que me resultaba atractivo, pero que me alarmaba un poco.

—Es importante que podamos explotar de nuevo la mina.

Llame a Daisy para que trajese vino y los bizcochos especiales que siempre se habia reservado para los visitantes del Abbas; una costumbre que, como muchas otras, yo habia llevado a la Casa Dower.

Sentados a una mesita sorbimos el vino. Mirando a su alrededor dijo Kim:

—Es un sitio mas calido que cuando yo vivia aqui. Es una extrana sensacion, Kerensa, volver a una casa que uno ha tenido por hogar y descubrir que es el hogar de otras personas, diferentes muebles, diferentes caras, diferente atmosfera…

—Siempre solia envidiarte porque vivias en la Casa

Dower.

—Lo se, lo veia en tu rostro. Tenias la cara mas expresiva del mundo, Kerensa. Jamas pudiste ocultar tus sentimientos.

—Que alarmante. Espero que no sea asi ahora.

—?Que desden! ?Que orgullo! Nunca vi a nadie tan desdenosa ni tan orgullosa.

—Era una nina iracunda…

—Pobre Kerensa —rio el—. Te recuerdo de pie dentro de la pared… la pared rota. La Septima Virgen. ?Recuerdas cuanto nos interesaba esa historia en aquella epoca?

—Si, por eso fui a mirar.

—Todos fuimos. Todos nos encontramos alli.

Me parecia verlo todo con claridad. Yo, Mellyora, Justin, Johnny y Kim.

—Temo que te fastidiamos horriblemente. Te hicimos enojar mucho. Me parece verte ahora… volviendote para sacar la lengua. Jamas lo he olvidado.

—?Ojala tuvieses algo mas agradable para recordar! —Estuvo la senorita Carlyon, en el baile. Magnifica de terciopelo rojo. Y estuvo aquella noche en el bosque… Ya ves, Kerensa, como recuerdo el pasado. ?Tu y Mellyora en la fiesta! ?Mellyora que te llevo sin que la anfitriona lo supiese! —rio—. Hizo que ese baile valiera 4a pena para mi. Siempre me han aburrido, pero aquel baile… Nunca lo he olvidado. A menudo me he reido recordando como obtuvo Mellyora tu invitacion…

—Siempre hemos sido como hermanas.

—Eso me alegra —dijo el. Miro dentro de su vaso y yo pense: 'Ojala supiese que estoy libre. Cuando sepa que estoy libre, me dira que me ama.'

Kim queria hablar del pasado. Me hizo contarle del dia en que yo me habia ofrecido para trabajar en la feria de Trelinket, y como Mellyora habia llegado y me habia contratado. Segui explicandole luego cuan tristemente habia muerto el reverendo Charles Martin, y como nosotras nos habiamos encontrado sin dinero.

—Como Mellyora y yo no podiamos separarnos, yo me converti en doncella de compania y Mellyora en una verdadera esclava…

—?Pobre Mellyora!

—La vida fue dificil para las dos.

—Pero tu siempre supiste cuidarte.

Ambos reimos. Le tocaba el turno de hablar. Se refirio a su vida solitaria en la Casa Dower. Habia tenido carino a su padre, pero la circunstancia de que este se hallara siempre, ausente, en el mar, habia significado que el quedara a cargo de los criados.

—Nunca tuve la sensacion de tener un verdadero hogar, Kerensa.

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