a gritar: «?Dime por que rebanaste a esa pareja de Richmond!»

Ejemplo: La policia detuvo a unos trabajadores que bebian vino a la puerta de la agencia de esclavos Myghty-Man. Los metieron en una furgoneta, los llevaron a la prision municipal y, alli, los detectives de homicidios los cachearon y los insultaron. Un poli de paisano exigio a un viejo que admitiera que Jill Eversall lo ponia cachondo. El viejo se nego y el detective le partio una botella de vino en la cabeza.

Ejemplo: Los agentes han incordiado a unos cuantos inocentes con antecedentes por delitos sexuales y los han amenazado con hacer publico su historial entre sus jefes y amigos.

Ejemplo: La pasma interrumpio una ceremonia de canticos en el templo Hare Krishna de Delores Street y cachearon a todos los asistentes en busca de drogas y armas. Cuando el dojo del templo pidio explicaciones, un agente exclamo: «Los asesinatos de Richmond han de estar relacionados con las sectas. ?Mi madre vive en la calle Veintiseis! ?No me venga con burradas! ?Yo estoy aqui para hacer cumplir la ley!»

Desde el Barb de Berkeley queremos protestar ante las ilegalidades mencionadas y senalar otra ley que pronto puede adquirir prioridad: la de la reaccion igual y opuesta. Transgredir la ley para hacer que se cumpla nunca esta justificado, aun en el caso de que el delito haya sido un asesinato.

14

Mientras se producian los acontecimientos recogidos en los articulos de prensa precedentes, yo permanecia invisible en el ojo del huracan, lucido y elegantemente cuidadoso, como deben ser los aprendices cuando alcanzan, por fin, la categoria de profesionales.

«Eres un asesino, Martin.»

Al despertar de mi sueno en color postasesinatos, a las 7.30, me afeite y me duche automaticamente y me prepare para ir a trabajar. Sabia perfectamente lo que habia hecho y lo que tenia que hacer, y me dedique a ello libre de colores y de peliculas mentales. Primero, me puse la otra muda de ropa de trabajo; despues, sabiendo que era improbable que hubiesen descubierto ya los cadaveres, puse el mono de Steve con mis pantalones ensangrentados, el cinturon y el hacha, cerre bien la bolsa de plastico y la lleve a la furgoneta. Conduje hasta la parcela como si comenzara una jornada de trabajo mas y enterre el equipo de matar en una zona cenagosa en las afueras de Sausalito. Completado el primer paso del plan de escape, me sente en una roca y tome nota de los siguientes, escribiendolos con caracteres mentales. Mi tema de escape basico era: «Como todos los dias.»

«Los vecinos pueden haberte visto con el hacha, asi que necesitas hacerte ilegalmente con un hacha identica y, luego, desgastar la hoja de modo que se vea bastante usada, por si la someten a una inspeccion forense.

»Tu coartada es que estabas durmiendo en tu casa en el momento de las muertes. Los demas inquilinos corroboraran que te levantas temprano, te retiras temprano y eres un vecino tranquilo. Por otra parte, nadie te ha visto hablando con Steve y Jill en la calle. Cuando conociste a Jill en las oficinas de la agencia, no hubo testigos del encuentro. Si ella le conto a alguien que te habia recibido y la policia te pregunta al respecto, debes negarlo, pues estas pesquisas se haran, logicamente, despues del primer interrogatorio rutinario de todos los residentes de la zona y, si cambias tu historia despues de haber declarado al principio que no la conocias, te convertiras en uno de los principales sospechosos.

»La policia anotara la matricula de todos los vehiculos de la zona y cruzara datos con los registros del Gabinete de Antecedentes Delictivos de California. Saldra a la luz tu condicion de ex preso y el hecho de que terminaste hace poco el periodo de libertad condicional y te trasladaste aqui, y seras sometido a intensos interrogatorios y, posiblemente, a maltratos fisicos. Nunca vaciles en tus negativas de culpabilidad, ni siquiera bajo la maxima coaccion, y niegate a pasar la prueba del poligrafo.»

«Eres un asesino, Martin.»

Al final, mis previsiones se tradujeron a la realidad con una fidelidad casi perfecta. Robe un hacha identica a la otra en una ferreteria de Sausalito y desgaste el filo en los escasos troncos que quedaban en la parcela. Continue mi trabajo de tala para el senor Slotnick y vino el capataz a decirme que el 10 de septiembre me quedaba sin empleo porque se iba a aplanar el terreno y porque los «ecogilipollas» habian conseguido frenar el proyecto Singles Paradise de Big Sol. Mantuve mi plan de llevar la vida de todos los dias y el retraso en el descubrimiento de los cuerpos hizo que mi confianza creciera a saltos cuanticos.

Entonces, cincuenta horas y diez minutos despues del momento, oi las sirenas y me asome a la ventana y vi luces rojas que giraban proclamando mi nombre. Contemple como iba intensificandose el rojo conforme llegaban mas y mas coches policiales; me fui a la cama y dormi, y las luces de mis suenos formaban las palabras: «Eres un asesino, Martin.»

Al amanecer, me despertaron unos fuertes golpes a la puerta. Me puse una bata, me acerque y bostece a la mirilla.

– ?Si? ?Que quieren?

– Policia, abra -respondio una voz rutinaria.

Al instante comprendi que ya habian hecho el cruce de datos de los vehiculos y que conocian mis antecedentes. Me restregue los parpados para quitarme el sueno de los ojos, abri la puerta y volvi a mi antigua personalidad carcelaria.

– ?Si, que pasa?

Tenia ante mi a tres tios duros. Todos eran corpulentos como yo y todos llevaban el pelo al uno, traje de verano barato y expresion cenuda. El del medio, solo distinguible por la corbata manchada de grasa, dijo:

– ?No sabe que pasa?

– Digamelo usted -respondi-. Son las seis de la manana, joder, y me muero por oir lo que tenga que contarme.

– Payaso -murmuro el poli de la izquierda y me indico que me apartara.

Accedi, fingiendo cierta renuencia, y los tres entraron en fila en la sala de estar. El de la corbata senalo de inmediato el hacha y la hoz, que estaban apoyadas en la pared cerca de la puerta.

– ?Que es eso?-pregunto.

– Un hacha y una hoz. -Lo mire a los ojos.

– Eso ya lo veo, Plunkett. ?Para que las usas?

Fingi sorpresa ante la mencion de mi nombre y vacile tres segundos, mientras observaba como los otros dos se dispersaban para registrar el apartamento.

– ?Para que va a ser? Para hacerme la manicura -conteste.

– No me toques los huevos -replico el y cerro la puerta.

– Entonces, digame a que viene todo esto.

– Cada cosa a su tiempo. ?Cuando llegaste a San Francisco?

– En abril.

– ?Por que tienes esas herramientas?

– He estado trabajando en Marin, en un solar donde van a construir, y las uso para desarraigar tocones de arbol y desbrozar.

– Ya. ?Donde conseguiste el empleo?

– Lo vi en el tablon de anuncios de la universidad.

– ?Eres estudiante?

– No.

– Entonces, ?que te llevo a buscar ahi?

– Estaba sin un centimo. Eso me llevo. ?Que…?

– Silencio. ?Seguro que no encontraste el trabajo en la agencia Mighty-Man?

– Seguro.

– ?Cuantos robos has hecho en San Francisco?

– Tres trillones, la ultima vez que conte. Yo…

– ?He dicho que no me toques los huevos!

Retrocedi y me mostre amedrentado.

– Cometi un robo con escalo en Los Angeles hace cinco anos y cumpli un ano -dije, cambiando de registro-.

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