– Cuentame mas -pedi, conteniendome para no gritar-. De Cheyenne, de tus hermanas, de como es tener un padre ministro.
– Pues imaginatelo -replico Russ con una mueca-. En fin, Cheyenne era un aburrimiento y Molly es mi hermana favorita. Ahora tiene treinta y cuatro anos, tres mas que yo. Laurie es mi segunda favorita, tiene veintinueve y esta casada con un granjero, un tipo nefasto que la maltrata; Susan es la pequena, tiene veintisiete. Tuvo problemas con la bebida y se apunto a Alcoholicos Anonimos. Papa es un buen tipo, no me juzga, y mama dejo de fumar hace unos meses. ?Oh, Dios, que aburrido es esto!
Agarre el volante con mas fuerza hasta que crei que los nudillos me iban a estallar.
– Cuentame mas, anda.
– Te moriras de aburrimiento. -El rebuzno decadente del muerto resono en toda la cabina-. Mi familia aburriria a los corderos. Bueno, Susan es la mas bonita y es dentista; Laurie es gorda y ha tenido tres enanos con su horrible marido, y yo soy el mas listo y el mas sofisticado y el mas sensi…
– Ensename las fotos que llevas en la cartera. -Pronuncie las palabras en el mismo momento en que se formaba la idea.
– Carino, ?no crees que estas llevando esto demasiado lejos?-pregunto Martin/Russ-. Tengo ganas de fiesta, pero todo esto me parece cada vez mas raro.
Mire por el retrovisor, no vi nada excepto una oscura pradera, levante el pie del acelerador y me detuve en la cuneta. El muerto me miro intrigado y yo saque el 38 del cinturon y se lo puse delante.
– Dame la cartera o te mato.
La saco del bolsillo trasero con manos temblorosas y la dejo en el salpicadero. Con manos tranquilas, dignas de Ross Anderson, deje el arma en el regazo y busque en los compartimentos de las fotos y las tarjetas de credito. Al ver a tres jovenes vestidas para la fiesta de graduacion y a una pareja de novios de los anos cuarenta, solte un bufido. Cuando encontre un permiso de conducir de Nevada sin fotografia, un carnet valido de reclutamiento y tarjetas Visa, American Express y Diner's Club, sonrei y le dije:
– Bajate.
Martin obedecio y se quedo junto a la puerta, temblando y murmurando plegarias. Me guarde la cartera en el bolsillo y me acerque a el, al tiempo que saboreaba imagenes mentales de mis tres hermanas hasta que su hermano, a punto de ser excomulgado, se echaba a llorar. Entonces le clave el canon con el silenciador en la espalda.
– Camina -le ordene.
Lo lleve a sesenta y dos pasos exactamente, un paso por cada uno de los anos de nuestra vida.
– Date la vuelta y abre la boca -exigi.
Obedecio, aunque le casteneteaban los dientes; luego le meti el canon y aprete el gatillo. El salto que dio hacia atras casi me arranco el arma de la mano, pero consegui sujetarla.
El aire frio de la pradera me quemo los pulmones mientras me reorganizaba mentalmente. Pense en buscar el casquillo, pero descarte la idea. El unico asesinato que habia cometido con la pipa de Ross habia sido en Illinois hacia siete meses. Era imposible que relacionaran las muertes.
Me dirigia al
18
«Para siempre» fueron once dias.
Unos dias felices, apacibles. Habia ganado una familia con la que llenar vacios de mi pasado y, aunque el cuerpo de Russell Luxxlor fue descubierto y ello me impidio robarle la identidad, continue teniendo a papa y a mama y a Molly, Laurie y Susan como premios de consolacion. Las tarjetas de credito vendibles eran una ventaja anadida y decidi desprenderme de ellas cuando dejara Lincoln definitivamente, quince dias despues de la muerte, como habia previsto.
La muerte de Luxxlor fue noticia en los medios locales y, segun narraba un periodico, la policia especulaba con la hipotesis de que lo hubiesen matado para apoderarse de sus documentos de identidad; incluso se menciono que me habian visto con el en el bar. De todos modos, no fui interrogado ni me inquiete; seria la comunidad homosexual la que soportaria el peso de la presion policial.
Asi, durante once dias, me movi en un mundo de fantasia realista, en el que no habia violencia ni impulsos sexuales. Me rei con mi hermana favorita, Molly, y console a mi hermana Laurie cuando su marido la abroncaba; anime a Susan a que se mantuviera sobria y tome el pelo a papa y mama por su fervor religioso. Funcionaba con una mezcla compuesta por un 80 por ciento de fantasia y un 20 por ciento de un distanciamiento que conocia a que estaba jugando el resto de mi. La proporcion de los ingredientes se combinaba armoniosamente en mi interior y mi nueva familia se desenvolvia en mis suenos en un revoltillo que propiciaba que me parecieran conocidos de toda la vida.
La duodecima manana despues de la muerte, desperte y no logre recordar la cara de Molly. Ni exprimiendo la memoria fui capaz de recuperarla, y entregarme a tareas menores para aligerar mi mente no sirvio de nada. Al fantasear con otros miembros de la familia mi 20 por ciento de distanciamiento se amplio a mas del 90 por ciento y, hacia el atardecer, cada vez que buscaba a Molly en mis recuerdos topaba con los rostros ensangrentados de antiguas victimas femeninas.
Esa duodecima noche, fui presa del panico.
La hermana Laurie empezaba a difuminarse y cargue todas mis pertenencias en el
El incidente me hizo caer en barrena y donde antes habria matado con atrevimiento para contrarrestar mis sentimientos de impotencia, ahora buscaba solaz, comodidad y saciar una curiosidad extraordinaria por ver como vivian otras personas.
Durante ocho meses, viaje poco a poco hacia el este. A veces me quedaba semanas seguidas en costosos moteles de carretera y exploraba el territorio local. Dormia en grandes camas blandas, veia television por cable y tomaba comidas caras que esquilmaban mis reservas de dinero. Los restantes miembros de mi familia de adopcion desaparecieron de mi mente, uno detras de otro, conforme yo cubria kilometros en direccion este; para sustituirlos, recogia autoestopistas, los colocaba de marihuana y les pedia que me hablaran de sus familias. Cuando los dejaba marchar incolumes, despues de haberme apropiado de su pasado en la habitual proporcion 80/20, siempre me sentia un poquito mas seguro, mas a salvo. Ross empezo a resultarme una aparicion lejana.
Entonces, el 80/20 se revolvio contra mi y se convirtio en un cien por cien de pesadilla.
Sucedio de pronto. Estaba durmiendo en la cama amplia y comoda de un motel de Clear Lake, Iowa, y mi sueno estaba poblado de autoestopistas recientes, cuyos rostros iban cobrando nitidez paulatinamente. Mi expectacion aumentaba al percatarme de que todos ellos eran rubios. Me acercaba a ellos y entonces advertia que llevaban pelucas empolvadas; a continuacion, caia en la cuenta de que todos eran versiones infantiles de gente a la que habia matado. Todos me mostraban unos colmillos largos y afilados y se lanzaban a mis genitales.
Desperte gritando. Al cabo de dos minutos, ya estaba de nuevo en la carretera.
Mientras huia de otra ciudad, volvi a debatirme en un panico inusitado.
Estuve despierto 106 horas seguidas; no me afeite; me corte el pelo. Fume grandes pipas de mi propia
