ignoraron: un soso.

Turk Butler dejo el escenario y salieron las chicas del coro. Glenda fumaba y reia. Las bailarinas tenian grandes tetas. Glenda se subio el sueter por bromear. Rock se dedico a beber: whisky sours.

Salida del club a las diez en punto; a pie por Sunset hasta el Crescendo. Otro taburete de bar, vigilancia: pura Glenda. Glenda llamando la atencion. Pequenos vestigios de Meg, y su ALGO personal.

Medianoche, una carrerita hasta los coches. Segui a la caravana descaradamente de cerca. Regreso a casa de Glenda, farolas en la acera: un fingido beso de buenas noches recogido en fotos.

El periodista se marcho; Glenda le dijo adios con la mano. Silencio, y unas voces contenidas.

– ?Mierda, ahora no tengo coche! -Rock.

– Coge el mio, y traete a Touch cuando vuelvas -Glenda-. ?Pongamos dos horas?

Rock cogio las llaves y echo a correr, encantado. El Corvette salio quemando llanta; Glenda fruncio el entrecejo. «Traete a Touch cuando vuelvas» me sono raro. Sali tras el coche.

Gower sur, Franklin este. Poco transito y nadie siguiendome a mi. Al norte por Western, una pasada por el plato de filmacion; el permiso de Mickey mantuvo abierta la carretera del parque.

Los Feliz, giro a izquierda, Fern Dell: arroyos y arboledas antes de las colinas de Griffith Park. Luces de frenos. Mierda: Fern Dell. En la brigada lo llamaban Paraiso del Chupa-pollas.

Rockwell aparco. Hora punta. Luciernagas rojas de cigarrillos en la oscuridad. Me eche a la derecha y pare el motor. Mis faros enfocaban a Rock y un chapero joven, muy mono.

Apague las luces, baje un poco el cristal. Cerca, capte la proposicion:

– Hola.

– Hola.

– Esto… el otono es la mejor estacion en Los Angeles, ?no crees?

– Si, claro. Oye, acaban de dejarme un coche estupendo. Podriamos hacer una ultima visita al Orchid Room y luego ir a alguna parte. Tengo un poco de tiempo antes de recoger a mi chico… quiero decir, a una persona.

– No te andas con rodeos…

– Te aseguro que no. Anda, di que si.

– No, encanto. Eres grande y brusco, y eso me gusta, pero el ultimo tipo grande y brusco al que dije si resulto ser un policia.

– ?Oh, vamos!

– No, niet, nein, no. Ademas, he oido que los detectives de la Central tambien han estado rondando por Fern Dell.

Falso. Subdireccion no se ocupaba nunca de homosexuales. Posible explicacion: un exceso de celo de Junior, hombre de la brigada.

– Gracias por el aviso.

Una cerilla. Rock encendio un cigarrillo y siguio la ronda. Facil de rastrear: el resplandor de la colilla pasando de marica en marica.

Paso el tiempo, con una banda sonora penosa: jadeos de sexo entre los arboles. Una hora, una hora y diez; Rock reaparecio subiendose la bragueta.

Zum… el Corvette salio lanzado. Le segui sin prisas. No habia trafico. Directo al plato, imagine. Una barrera en la carretera, salida de la nada: unos hombres con bates de beisbol le dejaron pasar sin detenerle.

Faros de camion acercandose. Me detuve a distancia y observe. Chirriar de frenos, un camion grande con remolque: otra vez, los payasos del piquete. Se encendio un foco: una brillante ceguera blanca sobre el objetivo.

Los matones asaltaron el camion blandiendo bates claveteados. El parabrisas estallo; un hombre salio tambaleandose y eructando cristal. El conductor echo a correr; un clavo certero le arranco la nariz.

La compuerta trasera salto y los matones subieron en bloque: trabajando los costillares. Fats Medina saco a un tipo arrastrandolo por el pelo; le arranco el cuero cabelludo.

Ningun grito. Malo. ?Por que ningun ruido?

De vuelta a Fern Dell, y a casa de Glenda. Ningun grito. Muy raro; luego, el pulso dejo de resonarme en los oidos y estos volvieron a funcionar.

Aguarde a que salieran los muchachos: Rock, Touch el amanerado, el maton con ocho muescas. Sospechoso: dos de la madrugada, una sirena de peliculas de serie B haciendo de anfitriona.

Un patio con la luz encendida: el suyo. Conecte el emisor y pase las cintas para matar el aburrimiento. Mensajes, voces; la frecuencia de la comisaria.

Comentarios sobre el asunto de las pieles de Hurwitz: ladrones. Reconoci las voces: Dick Carlisle y Mick Breuning, guardaespaldas de Dudley Smith. Ni rastro de las pieles; Dud queria que se apretara fuerte a los peristas. Crepitacion: interferencia entre comisarias. Breuning: Dud habia sacado a Johnny

Duhamel de Antidisturbios. Un ex boxeador zumbado y peligroso. Mas estatica; pase el dial: atraco a una licoreria en La Brea.

El Corvette entro en el cobertizo; los muchachos caminaron hasta la casa haciendose arrumacos.

Un timbrazo: la puerta se abre y se cierra.

Estudio de los accesos.

El patio delantero: demasiado arriesgado. El tejado, no: imposible subir. Detras del apartamento: quizas una ventana por la que espiar.

Me arriesgo. Merece la pena, por una conversacion jugosa.

Rodee el bloque, conte las puertas traseras -una, dos, tres-; la de Glenda, cerrada con llave. Una ventana, cortinas entreabiertas. Ojos pegados al cristal:

Un dormitorio a oscuras; la puerta, ajustada. Presiono el cristal y se desliza en la guia. Se abre sin un chirrido, sin una vibracion. Salvo el alfeizar: arriba… y adentro.

Olores: algodon, perfume rancio. La oscuridad se hace gris. Una cama y unos estantes con libros. Voces. Me pego a la puerta y escucho:

– Bien, hay un precedente -Glenda.

– No muy afortunado, encanto -Touch.

Rockwell:

– Mary McDonald, «el Cuerpo». Una carrera saliendo de la nada; luego, ese secuestro salido de la nada. Los periodicos enseguida se olieron un truco publicitario. Yo pienso que…

– No era realista, por eso salio mal. -Glenda-. Ni siquiera se le desordeno el peinado. Recordad, Mickey Cohen financia nuestra pelicula y esta embobado conmigo, de modo que la prensa pensara enseguida en una intriga entre bandas. Hasta hace poco me administraba Howard Hughes, asi que ya tenemos un personaje secundario…

– «Administraba»… ?Vaya eufemismo! -Touch.

– ?Que es un eufemismo? -Rock.

– Tienes suerte de estar tan bueno, porque con ese cerebro no llegarias muy lejos.

– Cortad ya y escuchad. -Glenda-. Me pregunto que pensara la policia. No es un secuestro por un rescate porque, francamente, nadie pagaria un dolar para librarnos de problemas a Rock y a mi. Lo que pienso…

Touch:

– La policia imaginara que alguien se quiere vengar de Mickey o algo parecido, y Mickey no tendra la menor idea. A la policia le encanta molestar a Mickey. Molestar a Mickey es una de las actividades favoritas del departamento de Policia de Los Angeles. Y vosotros dos sereis buenos. Georgie Ainge os va a sacudir solo un poquito mas que una pizca, para darle realismo. La policia tragara, no os preocupeis. Los dos sereis victimas de un secuestro y los dos tendreis un monton de publicidad.

– Actuacion de metodo -Rock.

– Sera un compromiso para Howard, ese cerdo -la chica-. No se le ocurriria denunciar el contrato de la bella victima de un secuestro.

– Dime la verdad, encanto. ?El tipo estaba colgado?

– Mas loco que una cabra, Touch.

Todos se echaron a reir. El autentico chiste: que los falsos secuestros siempre fracasaban.

Una rendija en la puerta. Me acerque y aplique el ojo. Glenda, en bata, con el cabello mojado:

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