– Hablaba de aviones para excitarse. Llamaba a mis pechos «mis helices».

Mas risas. Glenda salio de mi campo de vision. Crujidos de aguja, Sinatra. Espere toda la cancion por echarle otro vistazo.

No hubo suerte; solo Ebb Tide, cantada muy lento. Cruce el dormitorio y salte por la ventana con una idea loca: No delatarla.

9

Monstruos:

Charles Issler, confeso: sadico con ansias de publicidad. «?Pegadme! ?Pegadme!»: con fama de morder a los tipos de Homicidios que no querian hacerle el favor. Michael Joseph Krugman, confeso: el Jesucristo numero 187. Motivo: venganza. Cristo se habia follado a su mujer.

Torbellino:

Muchas confesiones; encontrar un primo en la lista de identificaciones del LAPD. Y mientras, abriendose paso dentro de mi, un INSTINTO…

Donald Fitzhugh: confeso de la muerte de un marica; Thomas Mark Janeway: abusos deshonestos a ninos exclusivamente. Aquella COSA INSTINTIVA cada vez mas intensa, casi una provocacion. El Diablo de la Botella: estrangulador/mutilador/asesino de boxeadores sonados. Ningun candidato firme.

Desperte. ESE INSTINTO, enorme:

Los Kafesjian sabian quien habia revuelto su casa; si encerraba al primer desgraciado que tuviera a mano, la familia joderia el asunto.

Sabanas sudadas/expedientes sudados/esa ficha que habia pasado por mis manos ultimamente:

George Sidney Ainge, alias «Georgie». Varon blanco, F.N. 28/11/22. Condenas por proxeneta en el 48 y el 53: catorce meses cumplidos en la carcel del condado. Denuncias por venta de armas en el 56, 57 y 58: sin condenas. Ultima direccion conocida: S. Dunsmuir, 1219, L.A. Vehiculo: Eldorado Caddy del 51, QUR 288.

Touch a Glenda: «George Ainge os va a sacudir solo un poquito mas que una pizca.»

Me afeite, me duche, me vesti. Glenda sonrio, respondiendo que frenara las cosas de momento.

La oficina, una nota interna de Exley: «Kafesjian/459: informe en extenso.» Ocho de la manana; aun por entrar de servicio el turno de dia: ninguna informacion sobre Georgie Ainge.

Cafe, pasado. Llamo un tipo de la Fiscalia por el asunto de esa incursion chapucera en la casa de apuestas: me cague en el de abogado a abogado. Llego Junior; sus pasos en la escalera secundaria, furtivo. Lance un silbido, largo y agudo. Entro en el despacho. Cerre la puerta y baje la voz:

– No vuelvas a colgarme el telefono ni cualquier bobada parecida. A la proxima, firmo una peticion de traslado que te arruina la carrera en la brigada tan deprisa…

– Dave…

– Dave, mierda. Stemmons, estas pasandote de la jodida raya. Obedece mis ordenes y haz lo que te diga. Bien, ?has comprobado si hay papeles sobre Lucille Kafesjian en el archivo de la comisaria?

– No… no hay nada. Lo… lo repase todo a fondo.

Nervioso, suspicaz. Cambie de tema:

– ?Has estado acosando a los maricas de Fern Dell?

– ?Que?

– Un chapero dijo que nuestra gente estaba actuando en el parque y los dos sabemos que es mentira. Te lo repito, ?has estado…?

Junior, con las manos levantadas, conciliador:

– Esta bien, esta bien, culpable. Le debia un favor a un antiguo alumno mio de la Academia. Trabaja en Antivicio de Hollywood y esta atascado: el jefe le ha destinado al caso de los mendigos rajados. Yo solo hice unos cuantos arrestos y deje que el se los apuntara. Escucha, siento mucho si me salte algunas normas.

– Aprendete esas malditas normas.

– Seguro, Dave. Lo siento.

Temblando, sudoroso. Le ofreci un panuelo.

– ?Has oido hablar de un chulo llamado Georgie Ainge? Tambien se dedica a vender armas.

Movimientos de cabeza, ansioso por agradar.

– He oido que es un sadico. Un tipo de la comisaria me dijo que le gustan los trabajos en que tiene que hacer dano a alguna mujer.

– Secate esa jodida cara; estas manchandome el suelo con el sudor.

Junior se apresuro a sacar: la pistola me apunto. A mi. Rapido, le cruce la cara. Mi anillo de la escuela de Derecho le hizo sangre.

Nudillos blancos en torno al arma. Por fin, dejo de encanonarme. Buen tino.

– Conserva esa mala leche, tipo duro. Tenemos un trabajo en la calle y quiero que estes rabioso.

Coches separados. Que Junior se comiera el coco con la mitad de la pelicula: buen chico/mal chico, ninguna detencion. Que siguiera rabioso: yo tenia entre manos otro trabajillo privado y un falso secuestro podria echarlo a rodar. Junior: «Seguro, Dave, seguro», impaciente.

Llegue el primero. Un falso chateau: cuatro pisos, quiza diez apartamentos cada uno. Un Eldorado del cincuenta y uno junto al bordillo. Encajaba con la ficha de Ainge.

Repase los buzones: G. Ainge, 104. El Ford de Junior freno ante la casa: dos ruedas encima de la acera. Avance por el pasillo en linea recta.

Junior me alcanzo a la carrera. Le hice un guino; el me lanzo otro, medio crispado. Llame al timbre.

La puerta se abrio unos centimetros. Tiron de orejas: senal al chico malo. Junior:

– ?Policia, abran!

Error. Le hice una sena: patada a la puerta.

La puerta se abrio de par en par. Alli estaba: un gordo hijo de puta con las manos en alto. Cicatrices viejas en los brazos. Ahora vendria la jaculatoria: «Estoy limpio.»

– ?Estoy limpio, agentes! Tengo un buen trabajo y tengo los resultados de un test de nalina que demuestran que ya no le doy a la aguja. Todavia estoy en libertad provisional y mi oficial de vigilancia sabe que he cambiado del caballo a la botella.

– Estamos seguros de que esta usted limpio, senor Ainge. ?Podemos pasar? -Una sonrisa.

Ainge se hizo a un lado; Junior cerro la puerta. El agujero: una cama empotrada, botellas de vino arrojadas a troche y moche, un televisor, revistas: Hush-Hush, varias de chicas. Junior:

– Besa la pared, pichon de mierda.

Ainge se abrio de brazos y piernas. Eche un vistazo a la portada de Hush-Hush: Marie McDonald, «el Cuerpo», reina del falso secuestro.

Georgie comio papel pintado; Junior le cacheo detenidamente. Pagina dos: algun amiguito de Marie se la habia llevado a Palm Springs y la habia apunalado en una vieja cabana minera. Una peticion de rescate; su agente habia llamado al FBI. Satira: organice su propio secuestro por publicidad, cinco pasos faciles.

Junior hizo agacharse a Ainge: golpe en los rinones, aceptable.

Georgie solto un jadeo. Hojee las otras revistas: sado-maso, mujeres amordazadas y atadas.

Junior tumbo boca abajo a Ainge de una patada. Una rubia tenia cierto parecido con Glenda. Abri la boca:

– Leccion numero uno: llama a Hedda Hopper por anticipado. Leccion numero dos: no contrates secuestradores de la lista de Central. Leccion numero tres: no pagues a tu publicista con dinero marcado del rescate. ?De quien fue la idea, Georgie? ?Tuya, o de Touch Vecchio?

Ninguna respuesta.

Levante dos dedos: EMPLEATE A FONDO. Junior solto un par de golpes a los rinones; Georgie Ainge vomito bilis. Hinque la rodilla cerca de el.

– Hablanos de eso. Ya no sucedera, pero cuentanos de todos modos. Habla y no le decimos nada a tu oficial

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