si. El chicano volvio hasta mi.

– Carlotta dice que la chica es una especie de eventual; alquila por poco rato y no rellena ficha de huesped. Segun Carlotta, es una prostituta y siempre pide la numero 18, justo al lado de donde encontre esa plata. Dice que la chica quiere esa porque tiene una buena vista de la calle, por si acaso aparece la policia.

Cavilo:

Habitacion 19, habitacion 18: el miron mirando los polvos de Lucille con sus clientes. Marcas de palanca en la habitacion 19: ?acaso habia participado un tercer sujeto?

La abuela hizo sonar una lata de conserva.

– ?Para Jehova! Jehova se lleva el diez por ciento de todo el dinero que ingresa en este antro del pecado. Yo misma tengo «ludopatia» de las maquinas tragaperras, y aparto el diez por ciento de lo que gano para Jehova. Usted es un policia joven y guapo, asi que por un dolar mas para Jehova le dare mas detalles de esa blanquita de barrio bajo amante de las emociones fuertes, la chica de la foto que me ha ensenado su socio.

Mierda. Aflojo la pasta otra vez. Mami engorda la lata.

– Vi a la chica en Bido Lito's, donde yo estaba pecando con mi maquina favorita para pagar mi diezmo a Jehova. Habia un colega de usted en el bar, preguntando por ella. Le dije lo mismo que a usted: solo es una blanquita que ronda los barrios bajos porque le gustan las emociones fuertes. Mas tarde, esa noche, vi a la chica de la foto haciendo un striptease con un abrigo de vison precioooso. Ese otro policia tambien lo vio, pero se quedo tan ancho, como si no fuera policia; no le impidio hacer esa exhibicion lamentable y ni tan solo se mostro nervioso o alterado.

Piensa. No saltes todavia.

– Jesus, ve a buscar al borracho. Carlotta, ?que aspecto tenia el policia?

Jesus desaparecio. La abuela:

– Tenia el cabello castano claro peinado con gomina, y unos treinta anos. Bastante resulton, aunque no tan guapo como usted, senor policia.

Sobresalto: pista numero dos de Junior en el Darktown. Sobresalto invertido: Rock Rockwell en Fern Dell; un marica habia dicho que nuestra unidad estaba operando en el parque. Junior habia confesado: era «un favor» que le debia a un amigo que trabajaba en Antivicio de Hollywood.

Clac-clac. Entregue a la vieja unas cuantas monedas.

– Escuche, Carlotta, ?ha visto alguna vez al hombre que se alojaba en esta habitacion?

– Jehova sea loado, le vi de espaldas.

– ?Le ha visto alguna vez con alguien mas?

– Jehova sea loado, no, nunca.

– ?Cuando ha visto por ultima vez a la chica de la foto?

– Jehova sea loado, cuando hizo ese numerito en el Bido's, hace cuatro, quiza cinco noches.

– ?Cuando fue la ultima vez que trajo a un tipo a esa habitacion?

– Jehova sea loado, hara una semana.

– ?Donde busca a sus clientes?

– Jehova sea loado, no tengo idea.

– ?Ha traido al mismo hombre mas de una vez? ?Tiene clientes regulares?

– Jehova sea loado, me he ensenado a mi misma a no mirar a la cara a esos pecadores.

Jesus Chasco volvio con un vagabundo borracho.

– No se, pero me parece que este tipo no esta para muchas preguntas.

«Este tipo»: mexicano, filipino, cubierto de mugre, bronco.

– ?Como te llamas, sahib?

Murmullos, hipos. Jesus le hizo callar.

– Los policias le llaman «el Mechero» porque a veces, cuando se emborracha, se prende fuego.

«El Mechero» exhibio varias cicatrices. Mami Carlotta se largo con un «?puaj!». Jesus:

– Mire, le pregunte por el tipo que alquilo la habitacion y me parece que no se acuerda muy bien. ?Aun va a llevarme…?

De vuelta en el apartamento 19; las luces del coche, encendidas. Abro la puerta, echo un vistazo. Zoom: una puerta de comunicacion.

Paso de la habitacion 19 a la 18, el picadero favorito de Lucille. Marcas de palanca en el reborde del batiente de la puerta interior. Diferentes de las que habia encontrado en el marco de la delantera.

Pienso:

El miron entra o intenta entrar en la habitacion de Lucille.

El miron destroza su apartamento, olvida la plata y se larga, llevado por el panico. O bien: marcas de palanca diferentes en la puerta de la habitacion del miron. Pongamos que fue otro quien entro. ?Quiza participo un tercer individuo?

Llame a la puerta de comunicacion. No hubo respuesta. Una carga con el hombro: resiste, cede, se astilla. Las bisagras saltaron e irrumpi en la habitacion 18.

Igual que la 19, pero sin puerta en el cuarto de bano. Algo mas: unas irregularidades en la pared de la cabecera de la cama.

Me acerque mas: papel pintado con arrugas, restos de engrudo. Una abolladura cuadrada; debajo, la pared, perforada. Una tira estrecha de papel pintado arrancada. Segui su recorrido.

Lo mas probable:

Un microfono oculto, instalado sobre la cama y luego retirado; el miron de Lucille, conocimientos basicos de electronica.

Volvi la habitacion del reves: vacia, cero, nada. La numero 19: doble inspeccion, vistazo al bano: unos pantalones cortos y, enredado en ellos, un carrete de cinta magnetofonica.

Confirmada huida precipitada.

La abuela y Jesus, fuera, protestando a gritos. Me abri paso entre ellos a paso ligero. Carlotta me amenazo con la lata de conservas.

El despacho -Codigo 3-, un alto en el laboratorio, ordenes: investigar el grupo sanguineo en las manchas del retal de sabana. En el despacho, mi viejo equipo de quimica: rastree el carrete.

Huellas digitales borrosas, ninguna impresion latente. Nervioso esta vez, cogi una grabadora del almacen.

Turno de noche; tranquilidad en la oficina. Cerre la puerta, pulse la tecla, apague la luz.

Escucho:

Estatica, rumor de trafico, vibracion de la ventana. Ruidos exteriores: actividad en el Red Arrow Inn.

Prostitutas hablando nerviosamente: diez minutos de chismorreos sobre chulos/clientes. Podia VERLO: busconas junto a la ventana de ELLA. Silencio, el siseo de la cinta, un portazo. «Adelante, encanto»… pausa… «Si, quiere decir ahora»: Lucille.

«Esta bien, esta bien»: un hombre. Una pausa, unos zapatos que caen, unos chirridos del somier; tres minutos en total. La cinta casi terminada, gemidos: el orgasmo del tipo. Silencio, voces confusas, Lucille: «Juguemos a una cosita. Ahora yo sere la hija y tu el papa, y si eres complaciente conmigo, luego lo haremos otra vez sin cobrar.»

Ruido de trafico, ruido en el camino, jadeos. Facil de imaginar:

Aquella pared entre ellos.

La observacion no era suficiente.

Mi miron jadeando agitadamente, temiendo echar abajo la pared.

12

La estatica farfullo suenos: Lucille murmurando comentarios sexuales en mi oido. Mi primera llamada del dia, al laboratorio: el semen daba un grupo 0+. Un escalofrio al recordar otra reciente novedad telefonica: Antivicio de Hollywood decia que la historia de Junior sobre la batida de maricas era un montaje.

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