contado todo esto porque nuestro mutuo amigo Mickey ha tenido un papel secundario en esta pelicula.
Touch: las manos en los bolsillos, las saca con un arma. Seguro que habia estado a punto de metersela por el culo a Junior.
Pienso:
Junior sacude a un tipo en el Bido Lito's.
Trata con Johnny Duhamel: en el Bido Lito's.
Presencia el numerito de Lucille con las pieles: en el Bido Lito's.
Mas:
Junior; el trabajo Kafesjian, echado a perder.
Extorsiones en Fern Dell Park; Junior, mariquita (Touch conocia el pano): una posibilidad, digamos. Touch:
– No quiero que le cuentes a Mickey lo que acabo de decirte. Duhamel solo se acerco a Mickey porque es quien es. Mickey no sabe nada de ese policia extorsionador, de eso estoy seguro. ?Me estas escuchando, Dave?
– Te escucho.
– No se lo contaras a Mickey, ?verdad?
– No, no se lo dire.
– Parece como si acabaras de ver un fantasma.
– Acabo de ver muchos.
Perseguidor de fantasmas.
El aparcamiento del Observatorio: llamadas telefonicas.
Primera moneda: Jack Woods: enviado para rastrear las andanzas de Junior despues de la redada. Segunda: confirmacion de Sid Riegle/Vicedireccion; todo preparado, Junior avisado de que no se mueva de la comisaria de University. Ordenes: acercarse a Robos y hojear el expediente del robo de pieles. Riegle: desde luego, llamaria cuando lo tuviera.
Tic, tic, tic. El pulso corria mas que el reloj. Once minutos, Sid con noticias viejas:
Sin sospechosos, peristas vigilados: ninguna piel a la vista. Entre tres y cinco hombres, un camion, conocimientos notables de electronica y empleo de herramientas. Dud Smith descartaba el fraude; no habia movil economico, pues Sol Hurwitz tenia una poliza de seguros bastante baja. Sid: «?A que viene tanto interes?» Le corte y puse la tercera moneda: un empleado de Personal me debia un favor.
Mi oferta: saldar la deuda a cambio de informacion de un expediente: agente John Duhamel. Mi amigo estuvo de acuerdo; hice una pregunta: ?Que conocimientos tecnicos tenia Duhamel?
Espere. Veinte largos minutos colgado del telefono. Resultados: Duhamel,
Duhamel, posible ladron de pieles. Posibles complices: Reuben Ruiz y sus hermanos: Reuben y Johnny habian luchado juntos en aficionados. Tache tal posibilidad por instinto: Ruiz reventaba pisos, igual que sus hermanos y la especialidad de la familia era el robo de coches.
Mas probable: Dudley capta a Johnny para el trabajo de las pieles; Johnny monta una jugada por su cuenta y distrae un punado de pieles. Muy habil, pero comete una tonteria: ofrecer los articulos a Mickey Cohen. El chico no sabe como se gana la vida Mickey.
Mi
Perseguidor de fantasmas.
Glenda.
Resultados.
Tenia tiempo antes de la redada. La seguiria.
La carretera del parque. Espere a que apareciera.
Su rutina: volver a casa a las dos, luego unas copas. Tiempo que matar, tiempo para pensar…
Facil: mi «pasion» por la chica me ponia en una situacion demasiado comprometida; sorprenderla robando y delatarla, HOY. Esperanzas: conseguirle un abogado comunista furioso con el gran capital; Morton Diskant, el tipo perfecto. Acusacion, proceso: Glenda paga en especies a Morton, el putero.
«Culpable», temporada a la sombra, David Klein en la puerta con unas flores cuando la sueltan.
Conecto la radio, paso el dial.
Bop -quizas unos policias maricas patrullando el barrio negro-, demasiado discordante, demasiado frenetico. Sigo moviendo el dial: baladas. «Tennessee Waltz»: Meg. Ano cincuenta y uno, la cancion, los dos Tonys; Jack Woods conocia toda la historia, probablemente. El y Meg, liados otra vez; yo arrojaba a un testigo por la ventana y ella se mostraba suspicaz. Y Jack no le mentiria. Meg se enteraria, se asustaria, me perdonaria. Ella y Jack… No me sentia celoso: Jack resultaba peligroso y seguro. Mas seguro que yo.
De vuelta al bop, ahora agradablemente estridente. Reflexiono:
Lucille en la grabacion: «yo sere la hija y tu el papa». Lucille, desnuda: carnosa como aquella prostituta de campamento de reclutas que tuve. Tonadas de big band, la guerra, Glenda en la escuela… dejarla fuera del asunto…
Las doce, la una, la una y media: estornude y desperte acalambrado. Grunidos de estomago, una meada entre los matorrales. Temprano: el Corvette pasando a toda velocidad con el capo bajado.
Me puse en marcha. Un Chevrolet marron se interpone entre nosotros. Me resulta vagamente familiar. Fuerzo la vista y reconozco al conductor: Harold John Miciak.
Una comitiva de tres coches persiguiendose. Absurdo.
Arriba hasta el Observatorio; descenso hasta las calles del centro. Glenda, despreocupada, con el panuelo de cuello al viento. Furioso, conecto la sirena y adelanto al maton.
Miciak piso el acelerador: pegados parachoques con parachoques. Glenda volvio la cabeza; el volvio la cabeza. Noventa kilometros por hora, corto la sirena, abro el microfono:
– ?Policia! ?Detengase inmediatamente!
El maton dio un golpe de volante, golpeo el bordillo y freno. Glenda aminoro la marcha y se detuvo.
Baje del coche.
Miciak bajo del suyo.
Glenda presencio la escena. Asi fue como ella debio de verla:
El maton se acerca gritando; el tipo en mangas de camisa con la pistola en la sobaquera responde, tambien a gritos:
– ?Esto es cosa mia! ?Ya tendreis los resultados! ?Diselo a tu jodido jefe!
El maton vacila, vuelve sobre sus pasos, sube al coche, da media vuelta y se aleja.
El policia regresa a su coche. Su diosa de pelicula de serie B ha desaparecido.
Tiempo desocupado. Tiempo de imaginar que ruta habia tomado. Probe al este: el picadero de Hughes en Glendale.
Conduje hasta alli. Una mansion Tudor flanqueada por setos recortados en forma de avion. Un camino circular. Eure-ka: el Corvette ante la puerta.
Frene. Lloviznaba; me apee y toque la lluvia. Glenda salio de la casa cargada de cosas de comer.
Me vio.
Me quede donde estaba.
Ella me arrojo una lata de caviar.
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