Arregle la pila de televisores.

– Sea lista y vuelva con Hughes.

– No. De todos modos, Frizell esta dirigiendo algunas peliculas porno en los ratos libres. Tiene un lugar en Lynwood con dormitorios llenos de espejos, asi que podria trabajar alli.

– No es su estilo. ?Esta enterado Mickey?

– Finge que no, pero Sid y Wylie Bullock han estado hablando de ello. ?Que va a hacer usted con esto, senor Klein?

Cajones llenos a rebosar: textos de universidad. Abri uno: redacciones, garabatos: un corazon encerrando unas iniciales: «G.B. & M.H.»

– Si, robe algunas cosas. ?Que va a…?

– ?Que fue de M.H.?

Aquella sonrisa:

– Dejo embarazada a otra chica y murio en Corea. David…

– No se. Quiza me abstenga de intervenir y la deje en manos de un abogado. Pero lo mejor que puede esperar es una querella por incumplimiento de contrato sin acusaciones criminales.

– ?Y lo peor?

– Howard Hughes es Howard Hughes. Una palabra al fiscal del Distrito y te veras acusada de robo con agravantes.

– Mickey dice que eres amigo del nuevo fiscal.

– Si, estudiaba mis apuntes en la escuela de Leyes, y Hughes puso doscientos pavos en su fondo de sobornos.

– David…

– Llamame Dave.

– Prefiero David.

– No. Mi hermana me llama asi.

– ?Y?

– Dejemoslo.

Sono el telefono. Glenda descolgo:

– ?Hola?…Si, Mickey, ya se que llego tarde… No, estoy resfriada… Si, pero Sid y Wylie pueden filmar otras escenas… No, intentare presentarme esta tarde… Si, no me olvidare de nuestra cena… No. Adios, Mickey.

Colgo. Yo dije:

– M. H. volo, pero Mickey no lo hara.

– Bueno, se siente solo. Cuatro de sus hombres han desaparecido y me parece que sabe que estan muertos. Los negocios son los negocios, pero creo que los echa de menos mas que a cualquier otra cosa.

– Todavia tiene a Chick y a Touch.

Un soplo de brisa. Glenda se estremecio.

– No se por que se quedan. Mickey tiene un plan para hacerles seducir a gente famosa. Es tan impropio de el que resulta patetico.

«Patetico»: las notas de Junior, confirmadas. Glenda: escalofrios, piel de gallina.

Cogi su gabardina y la sostuve ante ella. Glenda se puso en pie con una sonrisa.

Tocarla…

Se enfundo la gabardina; yo tire de la prenda hacia atras y toque sus cicatrices. Glenda se volvio lentamente y me beso.

Dia/noche/manana. El telefono, descolgado; la radio, baja. Charla, musica, suaves baladas arrullando el sueno de Glenda. Dormida ella, TODO volvio a mi mente.

Durmio mucho, desperto hambrienta. Bostezos, sonrisas: al abrir los ojos me sorprendio asustado. Los besos evitaron sus preguntas; la absoluta sensacion de que aquello no saldria bien me tenia sin aliento. Apretados el uno contra el otro, sin pensar en nada. Su aliento acelerado, mi mente en blanco. Dentro de ella cuando sus ojos dijeron no te detengas; no mas maricas, no mas mirones, no mas putas hijas de vendedores de drogas burlandose de mi.

15

– …y ahora estan ahi fuera, en nuestra jurisdiccion, invadiendo nuestra jurisdiccion. Hasta donde sabemos, hay diecisiete agentes federales y tres fiscales federales adjuntos respaldando a Welles Noonan. Y Noonan no ha pedido un enlace con el LAPD, de modo que debemos dar por sentado sin ninguna duda que estamos ante una investigacion hostil destinada a desacreditarnos.

Hablaba el jefe Parker. Escuchando, de pie: Bob Gallaudet, Ed Exley. Sentados: todos los jefes de la comisaria y los oficiales con mando de la seccion de Detectives. Ausentes: Dan Wilhite, Dudley Smith, representados por Mike Breuning y Dick Carlisle.

Extrano: nadie de Narcoticos. Extrano: Dudley ausente.

Exley al microfono:

– El jefe y yo consideramos que esta «investigacion» ha sido planeada con finalidades politicas. Los agentes federales no son policias de la ciudad y, desde luego, no estan familiarizados con la realidad del mantenimiento del orden en los barrios habitados por negros. Welles Noonan desea desacreditar al departamento y a nuestro colega el senor Gallaudet, y el jefe Parker y yo estamos de acuerdo en adoptar medidas para limitar su exito. Mas tarde informare personalmente a cada jefe de seccion, pero antes de hacerlo expondre ciertos puntos clave que todos deberan tener en cuenta.

Bostece, magullado de la cama, agotado. Exley: -Los jefes de seccion diran a sus hombres, tanto uniformados como de paisano, que atornillen y/o unten a sus soplones y les adviertan que no deben colaborar con los agentes federales que puedan encontrar. Con este mismo fin, quiero que se visite a los duenos de bares y clubes del Southside. «Visitar» es un eufemismo, caballeros. «Visitar» significa que los responsables de las comisarias de Newton, University y calle Setenta y siete deben enviar hombres de paisano intimidadores para advertir a los propietarios de que, dado que hacemos la vista gorda ante ciertas infracciones en sus locales, ellos deberian cuidarse de ser sinceros con los federales. La brigada de Vagos y Maleantes de Central seguira una linea paralela: detendran a los habituales para asegurar su silencio bajo la amenaza de medidas represivas que tipos casi liberales como Noonan podrian considerar excesivamente rigurosas. La comisaria de la calle Setenta y siete expulsara por la fuerza, con buenos modos, a todos los peces gordos blancos que encuentren en la zona: no queremos que nadie bien relacionado tenga un lio con los federales. Los detectives de Robos y de Homicidios estan trabajando en este momento en los homicidios entre negros sin resolver, con objeto de obtener pruebas para que el senor Gallaudet pueda presentar acusaciones formales; queremos responder a la acusacion de Noonan de que nos despreocupamos de los 187 entre morenos. Y, por ultimo, creo que podemos asegurar que los federales haran una redada en los locales de maquinas expendedoras y tragaperras que controla Mickey Cohen. Nosotros dejaremos que lo hagan y dejaremos que Cohen se entienda con ellos. Antivicio de Central ha destruido todas las denuncias contra las tragaperras que hemos estado metiendo en el cajon, y siempre podemos alegar que ignorabamos que esas maquinas existieran.

Implicito: Mickey no abandonaba su negocio en el Southside. Advertirle (otra vez); decir a Jack Woods que retirara sus apuestas del barrio negro.

Parker abandono la sala; Exley carraspeo, con cierto apuro.

– Al jefe no le ha gustado nunca que las mujeres blancas confraternizaran con negros y esta furioso con los duenos de club que lo fomentan. Sargento Breuning, sargento Carlisle, que sus hombres se aseguren de que esos propietarios de clubes no hablen con los federales.

Sonrisas torvas. A los chicos de Dudley les encantaba intimidar. Exley:

– Esto es todo por ahora. Caballeros, por favor, esperen junto a mi despacho. Bajare enseguida para darles instrucciones individuales. Teniente Klein, haga el favor de quedarse.

Golpes de mazo: reunion terminada. Una salida en tropel; Gallaudet me deslizo una nota.

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