Cambio de tema:

– ?Te cae bien Lester Lake?

– Claro que si.

– No quieres verle encerrado por un asesinato que no ha cometido, ?verdad?

– No, pero, ?quien dice que tal cosa vaya a ocurrir? Cualquier estupido puede ver que Lester no es de la clase de hombres que mataria a otro.

– Vamos, vamos. Sabes que las cosas no funcionan asi.

Tilly, algo ansiosa; descartada esa rehabilitacion de la droga.

– ?Por que se interesa tanto por Lester?

– Nos ayudamos mutuamente.

– ?Quiere decir que es usted el casero para el que Lester hace de soplon? Si quiere ayudarle, arreglele la banera.

Cambio de tema:

– Johnny Duhamel.

– ?Quien es ese? No me suena.

Recito nombres:

– Leroy Carpenter… Stephen Wenzel… Patrick Orchard… Probemos con un policia llamado George Stemmons, Jr.

Unos cigarrillos en una bandeja cercana. Tilly alargo una mano temblorosa.

Derribo la bandeja de una patada. Provoco a la chica. Ella se lanza.

– ?Ese Junior es basura! ?Steve Wenzel es amigo mio y ese desgraciado de Junior le robo la pasta y los polvos y le llamo negro blanco! ?Ese Junior le solto toda esa sarta de locuras! ?Y vi a ese chiflado de Junior tomandose pastillas sin ningun disimulo junto a ese club!

Mostrado en un destello: mi fajo de billetes.

– ?Que sarta de locuras? Vamos, eso de la rehabilitacion es un camelo. Seguro que te iria bien un pinchazo. ?Vamos! ?Que sarta de locuras?

– ?No lo se! ?Steve solo dijo «una sarta de locuras»!

– ?Que mas te dijo de Junior?

– ?Nada mas! ?Solo lo que le he dicho!

– Patrick Orchard, Leroy Carpenter. ?Les conoces?

– ?No! ?Solo conozco a Steve! ?Y no quiero crearme fama de soplona!

Veinte, cuarenta, sesenta. Deje caer los billetes sobre su regazo. Ojos de droga, ahora; al carajo el miedo.

– Tommy dijo que Lucille, a veces, hace la calle. Dijo que un hombre de la orquesta de Stan Kenton la recomendo a ese tipo de la agencia de modelos de Beverly Hills, Doug no se cuantos. Doug… ?Ancelet? Tommy dijo que Lucille trabajo una temporada para ese hombre, hace varios anos, pero que el tipo la despidio porque le habia contagiado la gonorrea a sus clientes.

Disgusto: Glenda, ex chica Ancelet. La cinta de mi miron; el cliente a Lucille: «esa pequena infeccion que me pasaste.»

Tilly: ojos de droga, dinero fresco.

Carpenter/Wenzel/Orchard: hice una ronda de direcciones de sur a noroeste. Nadie en casa: ronda por el sur, abro las ventanillas del coche. El aire fresco me aclaro la cabeza.

Dar a Junior por muerto o casi muerto. Descubrirle post-mortem como marica. Soplarle basura homosexual a Hush-Hush, vengar su basura sobre Glenda. Volver a su casa, dejar pruebas, sonsacar a las victimas de sus extorsiones. Trabajar en el 459 Kafesjian… y relacionar a Junior con el fregado. Un interrogante: su expediente en el cajon de Exley.

Rondas mentales: Exley anuncia mi recompensa por lo de Kafesjian: jefe de la seccion de Robos. Es una punalada a Dudley Smith, el encargado del trabajo de las pieles (autor: su protegido, Johnny Duhamel). Johnny y Junior, ?socios en el golpe? Mi instinto: improbable.

Reflejo instintivo: poner a Johnny en manos de Dud, desviar la punalada de Exley, buscar el favor de Dud.

Al sur, piso el gas. Segun la radio, Smith estaba ocupado en la calle Setenta y siete. Me acerque alli; periodistas en el exterior y un capitan con una declaracion rimbombante:

Desatender los 187 con victimas negras, ?jamas!

?Atentos al proximo despliegue de celo policial!

En la puerta, varios centinelas impedian el paso a los periodistas: civiles verboten, fanatismo encubierto.

Ensene la placa y entre. La sala de detenidos estaba abarrotada: sospechosos negros, dos grupos de policias haciendo girar las porras.

– Muchacho.

Smith en la puerta de la sala de guardia. Me acerque; me dio un apreton de manos que me hizo crujir los huesos.

– Muchacho, ?venias a verme a mi?

Disimulo:

– Buscaba a Breuning y Carlisle.

– ?Aaah, estupendo! Esas dos monedas falsas deberian aparecer por aqui pero, mientras tanto, quedate un rato a charlar con el viejo Dudley.

Un par de sillas cerca. Las cogi.

– Muchacho, en mis treinta anos y cuatro meses como policia, nunca he visto nada parecido a ese asunto de los federales. ?Cuanto llevas tu en el departamento?

Veinte anos y un mes.

– ?Ah, estupendo! Con tu servicio en el frente incluido, por supuesto. Dime, muchacho, ?hay diferencia entre matar orientales y hombres blancos?

– Nunca he matado a ningun blanco.

Dud guino un ojo: ?Oh, muchacho!

– Yo, tampoco. Los siete hombres que me he cargado en el cumplimiento del deber apenas merecen el calificativo de humanos. Muchacho, este asunto de los federales es una jodida provocacion, ?no crees?

– Si.

– Muy conciso. Y con esa misma concision de abogado, ?que dirias tu que hay detras?

– Politica. Bob Gallaudet por los republicanos, Welles Noonan por los democratas.

– Si, extranos companeros de cama. E ironico que el gobierno federal este representado por un hombre sospechoso de companero de viaje. Tengo entendido que ese tipo te escupio en la cara, muchacho.

– Tienes muy buenos ojos por ahi, Dud.

– Vision veinte-veinte, todos mis chicos. ?Odias a Noonan, muchacho? ?Me equivoco si digo -un guino- que te considera negligente en el asunto del vuelo no programado de Sanderline Johnson?

Le devolvi el guino.

– Cree que yo le compre el billete.

Ja, ja, ja:

– Muchacho, no hagas reir a este pobre viejo. ?Por casualidad fuiste educado catolico?

– No. Luterano.

– ?Aaah! Un protestante. La rama secundaria de la Cristiandad, Dios los bendiga. ?Sigues siendo creyente?

– No, desde que mi pastor se afilio a la Liga Germano-Norteamericana.

– ?Ahhh! Hitler, Dios le bendiga. Un poco revoltoso pero, con franqueza, le prefiero a los rojos. Muchacho, ?en tu rama secundaria de la Cristiandad existe un equivalente a la confesion?

– No.

– Una lastima, porque en este momento nuestras salas de interrogatorio estan llenas de confesores y confesantes, y este magnifico rito esta siendo utilizado para contrarrestar cualquier publicidad desfavorable que

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