Querido hijo:
Felices Navidades, aunque no siento el espiritu de las fiestas y aunque los discos de jazz navidenos que me dijiste que comprara no me han alegrado demasiado, porque las melodias son muy desordenadas para mi oido, mas tradicional. Quiza tengo la sangre pobre en hierro, como dice el anuncio de Geritol en television, pero creo que ha sido mas bien la acumulacion de cosas lo que me ha dejado agotada fisicamente. Siento que quiero que esto termine. Mas que cualquier otra cosa, siento que ya no quiero saber mas. Hace tres meses, dije que estaba a punto de hacerlo y eso te impulso a cometer una imprudencia. No quiero volver a hacerlo. A veces, cuando pongo alguna de las canciones mas bonitas de esos discos que me recomiendas, pienso que el paraiso debe parecerse a ello y me siento cerca. Tus hermanas no son ningun consuelo. Desde que tu padre me paso lo que esa prostituta le paso a el, solo le soporto por el dinero y, si por mi fuese, te daria todo el dinero de todos modos. Escribeme. Por Navidad, el correo es un lio, pero estare pendiente del cartero a todas horas.
Te quiere,
Madre
Hermanas/musica/padre adinerado.
Madre suicida, unos tres meses antes de la fecha: «…te impulso a cometer una imprudencia.»
«Tu padre me paso lo que esa prostituta le paso a el.»
Doug Ancelet despide a Lucille: «Les contagiaba a sus clientes la gonorrea.»
Una idea repentina:
El miron habia grabado a su propio padre con Lucille.
«Locuras.»
«Nuestras dos familias.»
«Circunstancias de nuestra familia, y tambien de la suya, te han hecho algo.»
Volvi a casa, me cambie, cogi la grabadora, mas copias del retrato robot y la lista de clientes. Una parada en un telefono publico, una llamada a Exley; le aborde energicamente, sin explicaciones:
Leroy Carpenter/Steve Wenzel/Patrick Orchard: los quiero. Mande patrulleros a buscarlos. Quiero detenidos a esos traficantes.
Exley asintio, a reganadientes. Encargaria la detencion a la comisaria de Wilshire. Suspicaz: ?por que no la calle Setenta y siete?
Para mis adentros:
He dado orden de matar a un policia/no quiero a Dudley Smith rondando cerca de mi; se lleva demasiado bien con ese policia ladron de pieles.
– Me ocupare de ello, teniente. Pero quiero un informe completo de sus interrogatorios.
– Si, senor.
10.30 de la manana. Azafatas Premier deberia estar abierto.
Sali hacia Beverly Hills. El Rodeo, junto al Beverly Wilshire. Abierto: una suite en la planta baja, una recepcionista.
– Doug Ancelet, por favor.
– ?Es usted cliente?
– Potencial.
– ?Puedo preguntarle quien le ha recomendado nuestra agencia?
– Pete Bondurant. -Pura farsa: Pete, un putero redomado.
A nuestra espalda:
– Karen, si conoce a Pete, dejale pasar.
Entre. Un buen despacho: madera oscura, fotos de golf. Un viejo vestido para jugar a golf, con una sonrisa de relaciones publicas.
– Soy Doug Ancelet.
– Dave Klein.
– ?Que tal esta Pete, senor Klein? Hace siglos que no le veo.
– Esta ocupado. Entre su trabajo para Howard Hughes y
El tipo, con falso calor:
– ?Dios, las historias que cuenta ese hombre! ?Sabe?, Pete ha sido durante varios anos cliente y, a la vez, buscatalentos para el senor Hughes. De hecho, hemos presentado al senor Hughes varias chicas que han terminado contratadas como actrices para el.
– Pete sabe vivir.
– Si, senor. Dios mio, el es tambien quien verifica la veracidad de esas historias procaces que aparecen en esa procaz revista de escandalos. ?Le ha explicado como funciona Azafatas Premier?
– Con detalle, no.
Ancelet, practico:
– Exclusivamente de boca a oreja. Alguien conoce a otro y nos recomienda. Funcionamos segun un principio de relativo anonimato y todos nuestros clientes usan seudonimos y nos llaman cuando desean que les preparemos una cita. Asi no tienen que darnos su verdadero nombre ni un numero de telefono. Tenemos fotos y fichas de las muchachas que enviamos a los encuentros y ellas tambien usan seudonimos adecuadamente seductores. Las fichas de las chicas tambien llevan anotados los seudonimos de los hombres con los que se citan, para ayudarnos a hacer recomendaciones. Anonimato. Solo aceptamos pago en metalico y le aseguro, senor Klein, que ya he olvidado su verdadero nombre.
Yo, incisivo:
– Lucille Kafesjian.
– ?Como dice?
– Otro cliente suyo me hablo de ella. Una morenita sexi, un poco rellenita. Francamente, me conto que era estupenda. Por desgracia, tambien me dijo que usted la despidio por trasmitir enfermedades venereas a sus clientes.
– Por desgracia, he despedido a algunas chicas por esa falta, y una de ellas utilizaba un apellido armenio, en efecto. ?Quien era el cliente que la menciono?
– Un hombre de la orquesta de Stan Kenton.
Ancelet: su mirada, suspicaz ahora; oliendo a policia.
– Senor Klein, ?como se gana la vida?
– Soy abogado.
– ?Y eso que lleva ahi es una grabadora?
– Si.
– ?Y por que lleva un revolver en una sobaquera?
– Porque tambien estoy al mando de la Subdireccion Administrativa del departamento de Policia de Los Angeles.
El hombre, poniendose rojo:
– ?Es verdad que Pete Bondurant le dio mi nombre?
Le enseno el retrato robot del miron, observo su reaccion:
– ?Ha sido ese quien se lo ha dado? No le he visto en mi vida, y esa cara parece mucho mas joven que la inmensa mayoria de mis clientes. Senor…
– Teniente.
– ?Senor Teniente de Policia Fuera de su Jurisdiccion, salga del despacho inmediatamente!
Cerre la puerta; de puro encarnado, Ancelet parecia al borde de un ataque cardiaco. Le tranquilice:
– ?Conoce a Mort Riddick, de la comisaria de Beverly Hills? Hable con el y le dira quien soy. Lo de Pete B. ha sido un invento mio, asi que llamele y preguntele por mi.
Rojo remolacha/purpura. Una botella y un vaso sobre el escritorio. Le servi un trago.
Lo apuro e hizo gestos con la cabeza para que lo rellenara. Le servi otro, corto. Ancelet lo acompano de unas pildoras.
– ?Hijo de puta! Usar a un cliente mio de confianza como truco… ?Hijo de puta!
Tercera dosis de licor. Esta vez, lo sirve el.