– No, Breuning y Carlisle vendran a buscarte. No te han cargado lo de Wardell Knox, pero ya encontraran algo.

– No me siento con muchas ganas de huir.

– Hazlo. Te lo dije anoche: llama a Meg y dile de mi parte que tiene que ayudarte. ?Quieres terminar muerto por resistencia a la detencion cualquier perra noche, cuando ya creas que se han olvidado del asunto?

– No, me parece que no quiero. Vaya, senor Klein, nunca pense que veria el dia en que el senor Smith me diera una oportunidad.

– Le gusta mi estilo, muchacho. -Le hice un guino a la Dudley.

Lester se alejo de nuevo hacia la botella. El director me miro con suspicacia. Volvi al remolque sin inmutarme.

Glenda estaba leyendo mi nota.

– Esto seria mi muerte…, quiero decir, mi ruina en el mundo del cine.

– Tenemos que darles algo. Si aceptan eso, no presentaran acusaciones por robo. Y el informe desvia la atencion puesta en las casas de actrices.

– No ha salido nada por la tele ni en los papeles.

– Cuanto mas tiempo pase, mejor. Hughes podria denunciar su desaparicion y el cuerpo sera encontrado tarde o temprano. En cualquier caso, es posible que nos interroguen. Yo tuve unas palabras con el, de modo que debo considerarme un posible sospechoso, formalmente. Para mi no sera problema y se que para ti, tampoco. Los dos somos… ?oh, mierda!

– ?…Somos profesionales?

– No seas tan cruel. Es demasiado temprano.

– ?Cuando podremos dejarnos ver en publico? -Glenda me tomo las manos.

– Tal vez ya lo hemos hecho. No deberia haberme quedado hasta tan tarde y, probablemente, deberiamos enfriar las cosas durante un tiempo.

– ?Hasta cuando?

– Hasta que estemos libres de sospecha en lo de Miciak.

– Es la primera vez que pronunciamos su nombre.

– En realidad, no hemos hablado una palabra del asunto.

– No, hemos estado demasiado ocupados compartiendo secretos. ?Que me dices de las coartadas?

– Hasta dentro de dos semanas, estabas sola en casa. Pasadas las dos semanas, no te acuerdas. Nadie se acuerda, pasado ese tiempo.

– Hay algo mas que te preocupa. Anoche lo note.

Una comezon en la garganta. Finalmente, lo solte:

– Es el asunto Kafesjian. Estaba interrogando a una chica que conoce a Tommy K. y me dijo que Lucille trabajo para Doug Ancelet.

– No creo que yo llegara a conocerla. Las chicas no utilizaban nunca sus nombres autenticos y, si hubiera conocido alguna que se pareciera a tu descripcion, te lo habria dicho. ?Vas a interrogarle?

– Si, hoy.

– ?Cuando trabajo para Doug, esa chica?

– ?Doug?

Glenda solto una carcajada.

– Yo tambien trabaje para el un tiempo, despues del asunto de Gilette, y te inquieta que hiciera lo que hice.

– No. Es solo que no quiero verte relacionada con nada de esto.

Entrelazamos nuestros dedos.

– No lo estoy, excepto contigo… -apretando con mas fuerza-. Ve, pues. Se llama Azafatas Premier, en South Rodeo, 481, junto al hotel Beverly Wilshire.

La bese.

– Tu empeoras las cosas, y luego las mejoras.

– No, es solo que a ti te gustan los problemas a dosis mas pequenas.

– Me has descubierto.

– No estoy tan segura. Y ten cuidado con Doug. En esa epoca pagaba sobornos a la policia de Beverly Hills.

Sali del remolque, aturdido. Lester daba una serenata a los vagabundos junto a la nave espacial. Harbor Lights, en version desdentada.

Noticias por telefono:

Woods habia visto a Junior en el barrio negro; luego, le habia perdido en un semaforo. Jack, irritado, insistiendo:

– Parece que vive en el coche. Lleva la placa prendida en el abrigo, como si fuera un maldito sheriff del Far West, y le vi poniendo gasolina con dos grandes automaticas en la cintura de los pantalones.

Malo, pero:

Woods habia reventado la caja 5841. Me dijo que buscara bajo el rodapies de su casa, cogiera la llave y mirara en el buzon.

– Cuatro sobres, Dave. ?Vaya!, pense que me mandabas a por unas joyas o algo asi. Y me debes un…

Colgue y cogi el coche. Alli: la llave, la cerradura, cuatro cartas. Vuelta al coche. El correo de Champ.

Dos cartas selladas, dos abiertas. Abri las selladas; las dos de Transom a Champ, con matasellos recientes. Dentro: billetes de cincuenta dolares, notas: «Champ: mucho gracias, Harris», «Champ: ?gracias, hombre!»

Dos sobres abiertos -?dejados en el apartado para mas seguridad?-, sin remitente, matasellos de Navidad del 57. Once meses guardados en el cajetin de Correos: ?Por que?

17 de diciembre de 1957

Mi querido hijo:

Me apena mucho estar lejos de ti en estas fiestas. Hace anos que las circunstancias no nos favorecen en cuanto a estar juntos. Los demas, por supuesto, no te echan de menos como yo y eso hace que aun te anore mas y me hace echar de menos la fingida familia feliz que teniamos hace anos.

Sin embargo, la vida extrana que has escogido llevar es un extrano consuelo para mi. No echo en falta el dinero de la casa que te mando y me rio en secreto cuando tu padre repasa mis listas de gastos detalladas y encuentra esas grandes cifras de «gastos diversos» de los que no doy explicaciones. El, por supuesto, solo te cree una persona que rehuye las responsabilidades reales de la vida. Se que las circunstancias de nuestra familia, y tambien de la suya, te han hecho algo. No puedes vivir como los demas y yo te quiero por no intentar fingirlo. Tus intereses musicales deben de darte consuelo y siempre compro los discos que tu me dices, aunque la musica no es del estilo que yo prefiero normalmente. Tu padre y tus hermanas no prestan atencion a los discos y sospechan que los compro solo por estar en contacto contigo en esta dificil ausencia tuya, pero no saben que son recomendaciones directas. Solo los escucho cuando los demas estan fuera, con todas las luces de la casa apagadas. Cada dia salgo al encuentro del cartero antes de que llegue a casa, para que los demas no sepan que estamos en contacto. Es nuestro secreto. Esta manera de vivir nos viene de nuevas, a ti y a mi, pero aunque tengamos que seguir asi para siempre, como viejos amigos por correspondencia viviendo en la misma ciudad, lo acepto porque comprendo las cosas terribles que te ha hecho esa larga historia de locuras que nuestras dos familias han soportado. Te comprendo y no te juzgo. Este es mi regalo de Navidad para ti.

Te quiere,

Madre

Caligrafia pulcra, papel rugoso; inutil buscar huellas. Nada que confirmase un Richie; «larga historia de locuras/nuestras dos familias». Mi miron: madre/padre/hermanas. «Circunstancias de nuestra familia, y tambien de la suya, te han hecho algo.»

24 de diciembre de 1957

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