– Esta bien, Dave.
Ningun adios. Corri a la oficina. Una nota del escribiente sobre mi mesa: «Llame a Meg. Importante.»
La cesta de Entradas, la de Salidas: ningun informe nuevo sobre Herrick.
Mire en el escritorio: el expediente del caso Kafesjian/He-rrick habia desaparecido.
Sono el telefono.
– Diga?
– Jefe, soy Riegle.
– ?Si?
– Vamos, usted me asigno una vigilancia, ?recuerda? Ese local de la consigna; usted me dijo…
– Si, lo recuerdo. ?Es una llamada de rutina o algo interesante?
Riegle, disgustado:
– Tengo para usted doce horas de visitantes normales, certificados por Trafico, y un asunto interesante.
– Y bien, dime…
– Y bien, un tipo entro y volvio a aparecer enseguida, corriendo a su coche con cara de susto. Y bien, tome la matricula y la comprobe, y el tipo ya me parecia algo familiar. Y bien, era Richard Carlisle, ?sabe quien le digo? Es un hombre del LAPD y creo que trabaja para Dudley Smith.
Pistas, inconsistentes.
– ?Jefe, esta usted…?
Colgue el telefono; las pistas inconsistentes, pero algo tomando forma:
Dick Carlisle, detective del trabajo de las pieles.
Dick Carlisle, companero de Mike Breuning.
11/51: Breuning cierra una investigacion de un robo con escalo. Evidentes autores: Tommy K. y Richie Herrick, menores de edad.
Mi expediente del caso Kafesjian/Herrick, desaparecido.
Baje a Personal. Volantes de peticion de expedientes sobre el mostrador del archivero: solo para jefes con mando de seccion.
Convenci al encargado:
Michael Breuning, Richard Carlisle, dejeme ver los expedientes.
– Si, senor. -Diez minutos, vuelve con las carpetas-: No puede sacarlas del archivo.
Carlisle, empleos anteriores: nada de interes.
Breuning. Una relacion con las peliculas: tecnico de revelado de Wilshire Film Processing, del 37 al 39, antes del LAPD.
Una pista; inconsistente, circunstancial.
Una de la madrugada, de vuelta en la oficina. Pensamientos dispersos: Pete, vigilando a Chick en mi casa vacia de El Segundo.
Chick:
«ELLOS»
Asustado de decir «los Kafesjian».
Asustado de dar el soplo. Ellos… ELLOS, ?quienes?
La nota de mi mesa: «Llame a Meg. Importante.»
Circunstancial. Carne de gallina hasta mis cortos cabellos.
Meg, en casa de Jack: merecia la pena intentarlo. Tres zumbidos. Jack, nervioso:
– ?Si?
– Soy yo.
Ruido de fondo: tacones finos deambulando. Jack:
– Ella esta aqui. Se lo esta tomando bastante bien; quiza solo un poco nerviosa.
– ?Os marchais manana?
– Si. Iremos a los bancos a primera hora, sacaremos el metalico y nos llevaremos letras bancarias. Despues, nos marcharemos a Del Mar, abriremos nuevas cuentas y buscaremos alojamiento. ?Quieres hablar con ella?
Tac tac, Meg caminando. Los tacones altos hacian que las costuras de sus medias se arrugaran.
– Dile que solo es adios por ahora y preguntale que queria.
Tac tac, voces bajas. Pisadas, Jack:
– Meg dice que ha encontrado un rastro parcial sobre ese edificio de Lynwood.
– ?Y?
– Ha encontrado algunos informes de tasacion de la propiedad en ese archivo del sotano del edificio del Ayuntamiento. Y lo que ha encontrado es un informe de 1937 en el que aparecen Phillip Herrick y un tal Dudley L. Smith como licitadores por el 4980 de Spindrift. ?Oye, crees que puede ser
Manos sudorosas. Colgue el telefono.
Vaya vaya:
Ed Exley contra Dudley Smith.
40
Busque en el escritorio: TELEFONOS DE EMERGENCIA DE LOS MANDOS. Jefe de Detectives (Domicilio). Marque. Exley. La una de la madrugada, despierto: -?Si? ?Quien es?
– Klein. Acabo de descubrir que usted maneja a Dudley Smith. -Venga a verme ahora. La direccion es South McCadden, 432.
Una casa Tudor con enrejados. Luces encendidas, la puerta entreabierta. Entre sin que nadie me invitara.
Un salon ostentoso, sacado de un catalogo. Exley, con traje y corbata perfectamente anudada. ?A las dos de la madrugada, maldita sea!
– ?Como lo ha descubierto?
– Consegui antes que usted la autorizacion judicial y abri las cajas de seguridad de Junior Stemmons. Tenia pruebas de que usted manejaba a Duhamel, y Reuben Ruiz acabo de llenar algunos puntos oscuros sobre el robo de las pieles. Descubri que ese Dudley y Phillip Herrick compartieron cierta propiedad en el ano treinta y siete. Herrick y J.C. Kafesjian llegaron a Los Angeles unos cuantos anos antes y apostaria a que Dudley fue el que puso en contacto a J.C. y el LAPD.
Exley, alli plantado, con los brazos cruzados:
– Continue.
– Todo encaja. Me robaron los expedientes sobre Kafesjian y Herrick y los registros carcelarios de Richie han desaparecido. Dudley podria haber cogido ambas cosas facilmente. Le encanta fomentar protegidos, de modo que usted le paso por las narices a Johnny Duhamel.
– Continue.
Ahora, un buen sobresalto:
– Yo mate a Johnny. Dudley me drogo, me provoco y lo filmo. ?Hay una maldita pelicula del asunto! Creo que esta esperando para utilizarme en alguna cosa.
El «sobresalto» de Exley: una vibracion en una vena del cuello.
– Cuando me dijo que Duhamel estaba muerto, supe que tenia que ser Dudley. Pero ese asunto de la pelicula me sorprende.
– El sorprendido soy yo. Cuenteme lo que sepa del asunto.
Exley acerco un par de sillas.
– ?Cual es su opinion sobre Dudley Smith?
– Inteligente y obsesionado con el orden. Cruel. Mas de una vez se me ha ocurrido que es capaz de cualquier cosa.
– Mas alla de su imaginacion mas desbordada, Klein…
Pelos de punta.