Entonces me ayudo a buscar todo aquello que realmente iba a necesitar, como unas botas de montana comodas, una mochila resistente, ropa de tejido sintetico, alimentos liofilizados y una mosquitera. Tambien me agencie un GPS portatil, solo para estar seguro.

– No volvera a perderse -aseguro.

Le di las gracias entusiasmado. Fui a mi apartamento, meti todo el equipo en el ascensor y pulse el boton de la segunda planta. Cuando la puerta estaba a punto de cerrarse, alargue una mano para detenerla. Sali y, cargando con todo, subi por la escalera.

Aquella noche, despues de acostar a mi hijo Zachary, saque lo que tenia previsto llevar en el viaje y empece a organizar la mochila. El equipaje incluiria un archivo que habia confeccionado con copias de los documentos y escritos mas importantes de Fawcett. Al hojearlos, me detuve en una carta que detallaba algo, en palabras de Brian Fawcett, «secretisimo»,4 pues su padre «nunca hablaba de sus objetivos» con nadie. Tras recibir el diploma de la Royal Society, afirmaba la carta, en 1901 el gobierno britanico habia asignado a Fawcett su primera mision: iba a ir a Marruecos…, pero no como explorador, sino como espia.

8. Camino del Amazonas

Era la tapadera perfecta: ir como cartografo, con mapas, un telescopio y binoculares de largo alcance. Inspeccionar el objetivo del mismo modo en que se inspeccionaria el terreno. Observarlo todo: la gente, los lugares, las conversaciones.1

En su diario, Fawcett habia confeccionado un listado con todo aquello que su superior britanico -alguien llamado simplemente «James»- le habia pedido que evaluara: «Naturaleza de los caminos […], pueblos […], agua […], ejercito y organizacion […], armas y pistolas […], politica».2 ?Acaso el explorador no era en esencia un infiltrado, alguien que penetraba en territorio ajeno y regresaba con secretos? En el siglo xix, el gobierno britanico habia ido reclutando agentes entre los exploradores y los cartografos.3 Era un modo no solo de introducir personas en el extranjero con argumentos incuestionables, sino tambien de sacar provecho de los reclutas diestros en la obtencion de delicados datos geograficos y politicos, lo que mas codiciaba el gobierno. Las autoridades britanicas transformaron el Survey of India Department («Reconocimiento del Departamento de la India») en una operacion secreta a tiempo completo.4 Se entrenaba a los cartografos para que emplearan sus tapaderas, sus nombres codificados («Numero Uno», «El Experto», «El Experto en Jefe») y, cuando accedian a territorios prohibidos para los occidentales, tambien disponian de excelentes disfraces. En el Tibet, muchos topografos se vestian de monjes budistas y utilizaban rosarios para medir distancias (cada cuenta representaba cien pasos) y ruedas o molinillos de oracion para ocultar en ellos brujulas y fragmentos de papel con anotaciones. Asimismo, instalaban trampillas en los baules para ocultar instrumentos de mayor tamano, como los sextantes, y vertian mercurio, esencial para el manejo de un horizonte artificial, en los cuencos con los que mendigaban como peregrinos. La Royal Geographical Society a menudo tenia conocimiento, si bien no era complice, de esas actividades: sus filas estaban sembradas de espias (en servicio o no), entre ellos Francis Younghusband, que fue presidente de la Royal Society desde 1919 hasta 1922.

En Marruecos, Fawcett participo en una version africana de lo que Rudyard Kipling, en referencia a la pugna colonial por la supremacia en Asia central, denomino «el Gran Juego». Garabateando en sus rollos de papel secretos, Fawcett anoto que «charlaba» con un oficial marroqui que poseia «mucha informacion». Fawcett comento tiempo despues que al aventurarse mas alla de las principales rutas del desierto, donde las tribus secuestraban o asesinaban a los intrusos extranjeros, «se considera necesario alguna clase de disfraz morisco, e incluso entonces el viaje conlleva grandes riesgos».5 Llego incluso a introducirse en la corte real para espiar al propio sultan. «El Sultan es joven y de caracter debil -escribio-. El placer personal es su maxima prioridad, y dedica el tiempo a hacer acrobacias con la bicicleta, de la que es notablemente experto; a jugar con automoviles; a los juguetes mecanicos; a la fotografia; al billar; a cazar cerdos en bicicleta, con los que da de comer a su coleccion de animales…».6 Fawcett transmitio toda esta informacion a «James» y regreso a Inglaterra en 1902. Fue la unica ocasion en que Fawcett actuo como espia oficial, pero su astucia y su capacidad de observacion llamaron la atencion de sir George Taubman Goldie, un administrador colonial britanico que en 1905 fue nombrado presidente de la Royal Geographical Society.

A principios de 1906, Goldie convoco a Fawcett, quien, desde el viaje de Marruecos, habia sido destinado a varios fuertes militares, el ultimo en Irlanda.7 Goldie no era alguien a quien se pudiera tomar a broma. Famoso por su aguda inteligencia y su temperamento volatil, habia impuesto casi en solitario el control del Imperio britanico sobre Niger en las decadas de 1880 y 1890.8 Habia conmocionado a la sociedad victoriana fugandose a Paris con una institutriz, y era un ateo impenitente que abogaba por la teoria de la evolucion de Darwin. «Le asaltaban frenesis de impaciencia frente a la estupidez o la incompetencia -escribio uno de sus biografos-. Nunca nadie habia encontrado a los necios tan insufribles.»9

Fawcett fue llevado a la RGS para ver a Goldie, cuyos ojos azules parecian «perforarle a uno»,10 segun los describio un subordinado. Goldie, a punto de cumplir los sesenta anos, siempre llevaba en el bolsillo un vial de veneno, que tenia previsto ingerir si en algun momento sufria una discapacidad fisica o una enfermedad incurable. Tal como recordo Fawcett, Goldie le pregunto:

– ?Sabe usted algo de Bolivia?

Fawcett contesto que no, y Goldie prosiguio:

– Se suele pensar en Bolivia como un pais ubicado en el techo del mundo. Gran parte de su territorio se encuentra en las montanas, pero mas alla, hacia el este, se extiende una region inmensa de bosque tropical y llanuras. -Goldie alargo una mano hacia su escritorio y cogio un mapa grande del pais, que desplego frente a Fawcett como si de un mantel se tratara-. Aqui tiene, comandante: ?este es mi mejor mapa del pais! ?Mire esta zona! ?Esta llena de espacios sin cartografiar!

Mientras paseaba el dedo sobre el mapa, Goldie le conto que la region estaba tan poco explorada que Bolivia, Brasil y Peru ni siquiera podian ponerse de acuerdo en sus fronteras: eran tan solo meras lineas especulativas trazadas entre montanas y selvas. En 1864, las disputas fronterizas entre Paraguay y sus vecinos acabaron derivando en el peor conflicto de la historia de Latinoamerica. (Durante su transcurso murio cerca de la mitad de la poblacion paraguaya.) Dada la extraordinaria demanda de caucho -el «oro negro»- que experimentaba la region, las apuestas por la delimitacion del Amazonas solian ser tensas.

– Podria producirse una conflagracion de grandes dimensiones por la cuestion de que territorio pertenece a quien -dijo Goldie.

– Todo esto es muy interesante -le interrumpio Fawcett-, pero ?que tiene que ver conmigo?

Goldie le informo de que los paises implicados habian creado una comision fronteriza y pedian que un observador imparcial de la Royal Geographical Society cartografiara las fronteras en disputa, empezando por un area situada entre Bolivia y Brasil, que comprendia varios centenares de kilometros de terreno casi impracticable. La expedicion duraria dos anos y no existian garantias de que sus miembros sobreviviesen. Las enfermedades asolaban el territorio y los indigenas, que habian sido atacados de forma despiadada por los cazadores de caucho, asesinaban a los intrusos.

– ?Estaria usted interesado en aceptar esta mision? -le pregunto Goldie.11

Tiempo despues, Fawcett confeso que en aquel momento se le desboco el corazon. Penso en su esposa, Nina, que estaba de nuevo embarazada, y en su hijo, Jack, que estaba a punto de cumplir los tres anos. Con todo, no vacilo: «El destino queria que fuera, ?de modo que no podia haber otra respuesta!».12

La cubierta sucia y atestada del Panama estaba repleta de «bravucones, aspirantes a bravucones y viejos granujas de tez curtida como el cuero»,13 segun los describio Fawcett. Remilgado, con su cuello blanco almidonado, Fawcett se sento al lado de su segundo de a bordo para la expedicion, un ingeniero y topografo de treinta anos llamado Arthur John Chivers,14 a quien la Royal Geographical Society habia recomendado.

Fawcett dedico la travesia a estudiar espanol, mientras los demas pasajeros bebian whisky, escupian tabaco, jugaban a los dados y se acostaban con prostitutas, «A su manera, todos eran buenos tipos -escribio Fawcett, y

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