proclamar: «No habiamos tenido conocimiento de nada tan extraordinario en la historia reciente de la exploracion».)62 Fawcett cayo en la cuenta de que en regiones alejadas de los rios principales, adonde se dirigian la mayoria de los viajeros y traficantes de esclavos europeos, las tribus gozaban de mejor salud y eran mas populosas. Fisicamente, sufrian en menor medida el embate de las enfermedades y del alcoholismo; culturalmente, seguian siendo muy activos. «Tal vez este sea el motivo por el que la etnologia del continente se ha erigido sobre un concepto erroneo»,63 dijo Fawcett.
Los maxubi, en particular, daban muestra de una cultura sofisticada, creia Fawcett. Elaboraban una ceramica exquisita y habian asignado nombres a los planetas. «La tribu es tambien sumamente musical», observo. Al describir sus canciones, anadio: «En el silencio absoluto de la selva, cuando las primeras luces del dia silenciaban el bullicio nocturno de la vida de los insectos, sus melodias nos impresionaban enormemente por su belleza».64 Era cierto, escribio, que habia encontrado algunas tribus en la jungla que eran «intratables, terriblemente brutales»,65 pero otras, como los maxubi, eran «valerosos e inteligentes», «refutando por completo las conclusiones alcanzadas por los etnologos, que solo han explorado los rios y no saben nada de los lugares menos accesibles».66 Lo que es mas: muchas de estas tribus narraban leyendas sobre sus ancestros, que vivian en asentamientos aun mas magnificos y hermosos.
Existian otros detalles reveladores. Por toda la jungla, Fawcett habia advertido en las rocas lo que parecian ser pinturas ancestrales y tallas con formas humanas y animales. En una ocasion, mientras ascendia un desolado monticulo de tierra sobre las tierras inundadas del Amazonas boliviano, reparo en algo que asomaba del suelo. Lo cogio y lo examino: se trataba de un fragmento de ceramica. Empezo a escarbar en la tierra. Practicamente, alli donde hurgaba, segun informo despues a la RGS, encontraba pedazos de ceramica antigua y fragil. Le parecio que aquel arte era tan refinado como el de las antiguas Grecia y Roma, e incluso de China. Sin embargo, no habia habitantes en centenares de kilometros a la redonda. ?De donde procedia aquella ceramica? ?A quien habia pertenecido en el pasado? Aunque el misterio parecia acrecentarse, empezaban a surgir algunas pautas. «Donde hay alturas, es decir, tierra elevada sobre planicies» en la cuenca del Amazonas, dijo Fawcett a Keltie, «hay artefactos».67 Y eso no era todo: entre estas alturas se extendian una especie de senderos dispuestos geometricamente. Parecian, casi podia jurarlo, «carreteras» y «pasos elevados».68
A medida que desarrollaba su teoria de una civilizacion amazonica ancestral, Fawcett era consciente de la cada vez mayor competencia que representaban otros exploradores, que se precipitaban al interior de Sudamerica para inspeccionar uno de los ultimos reinos aun sin cartografiar. Eran un grupo eclectico, discolo y monomaniaco, cada uno con su teoria y sus obsesiones. Estaba, por ejemplo, Henry Savage Landor,69 quien se habia ganado un renombre mundial por sus documentales de viajes en los que narraba como habia estado a punto de ser ejecutado en el Tibet, como habia ascendido el Himalaya sin cuerdas ni clamps, como habia cruzado los desiertos de Persia y Baluchistan a lomos de un camello, y como ahora se dedicaba a recorrer ciertas regiones del Amazonas ataviado como si se dirigiera a un almuerzo en Piccadilly Circus («Yo no iba por ahi disfrazado con los estramboticos uniformes que uno imagina que deben llevar los exploradores»).70 Sin embargo, en una ocasion, sus hombres se amotinaron y estuvieron a punto de matarle de un disparo. Estaba el coronel brasileno, huerfano de madre indigena, Candido Mariano da Silva Rondon, que habia ayudado a tender lineas de telegrafo por la jungla, habia perdido un dedo del pie debido a la mordedura de una pirana y fundado el Indian Protection Service. (El lema de la entidad, como el suyo propio, era: «Muere si tienes que hacerlo, pero nunca mates».) Estaba Theodore Roosevelt, quien, tras ser derrotado en las elecciones presidenciales de 1912, busco refugio en el Amazonas y exploro con Rondon el rio de la Duda. (Al final del viaje, el que fuera presidente de Estados Unidos, que habia abogado por «la vida extenuante», estaba practicamente condenado a morir, debido al hambre y a las fiebres, y repetia sin cesar los primeros versos del poema de Samuel Taylor Coleridge «Kubla Khan»: «En Xanadu Kubla Khan ordeno construir una cupula senera».)71
Pero el rival a quien tal vez mas temia Fawcett era Alexander Hamilton Rice, un medico espigado y gallardo que, como Fawcett, se habia formado bajo la tutela de Edward Ayearst Reeves en la Royal Geographical Society. Sin haber cumplido aun los treinta anos y con un torso corpulento y un poblado mostacho, Rice se habia graduado en la Harvard Medical School en 1904. El interes por las enfermedades tropicales le habia llevado al Amazonas, donde estudiaba parasitos letales diseccionando monos y jaguares, y donde pronto se obsesiono con la geografia y la etnologia de la region. En 1907, mientras Fawcett concluia su primer viaje de inspeccion, el doctor Rice recorria a pie los Andes con un entonces desconocido arqueologo aficionado llamado Hiram Bingham. Mas adelante, el doctor Rice descendio hacia la cuenca septentrional del Amazonas en busca de las fuentes de varios rios y con el fin de estudiar a los habitantes nativos. En una carta a un amigo, el doctor Rice escribio: «Avanzo muy despacio, lo inspecciono todo con sumo cuidado y solo llego a conclusiones tras una larga meditacion. Si dudo de algo, vuelvo a trabajar en ello».72
Tras aquella expedicion, el doctor Rice, consciente de que carecia de la suficiente formacion tecnica, ingreso en la School of Astronomy and Surveying de la Royal Geographical Society. Despues de graduarse en 1910 («Lo consideramos, de forma muy especial, un hijo de nuestra Sociedad»,73 comento tiempo despues un presidente de la RGS), regreso a Sudamerica para explorar la cuenca del Amazonas. Mientras que Fawcett era impetuoso y osado, el doctor Rice emprendio su mision con la serena precision de un cirujano. No deseaba tanto trascender las condiciones brutales del lugar como transformarlas. Reunio equipos de hasta cien hombres, y se obsesiono con los artilugios -barcos nuevos, botas nuevas, generadores nuevos-, y con llevar consigo a la selva los ultimos metodos de la ciencia moderna. En el transcurso de una expedicion, tuvo que intervenir quirurgicamente a un nativo aquejado de un antrax y a un indigena con un absceso cerca del higado. La RGS destaco que este ultimo procedimiento constituia «probablemente la primera operacion quirurgica con cloroformo llevada a cabo en esta selva primigenia».74 Aunque el doctor Rice no presionaba a sus hombres como lo hacia Fawcett, al menos en una ocasion estos se amotinaron y lo abandonaron en la jungla.75 Durante esa misma expedicion, el doctor Rice sufrio una infeccion tan grave en una pierna que el mismo cogio el bisturi y se extirpo parte del tejido. Tal como Keltie dijo a Fawcett: «Es medico y muy astuto en todo su trabajo».76
Fawcett estaba seguro de que nadie seria capaz de superar su habilidad como explorador, pero sabia que su principal rival contaba con una ventaja que el jamas igualaria: el dinero. El doctor Rice, acaudalado nieto de un antiguo alcalde de Boston y gobernador de Massachusetts, se habia casado con Eleanor Widener, viuda de un magnate de Filadelfia que habia sido uno de los hombres mas ricos de Estados Unidos. (Su primer marido y su hijo viajaban en el
Pese a su vastedad, parecia imposible que el Amazonas pudiera dar cabida a todos los egos y ambiciones de estos exploradores. Los hombres tendian a mirarse con desconfianza y preservaban con celo sus rutas por temor a que alguien se les adelantara y les arrebatara un descubrimiento. Incluso intentaban estar al tanto de las actividades de los otros. «Mantenga los oidos bien atentos a cualquier informacion que pueda obtener acerca de los movimientos de Landor»,79 aconsejo la RGS a Fawcett en un comunicado de 1911. Fawcett no necesitaba que le incitaran a hacerlo: conservaba ese rasgo paranoico del espia que habia sido.
Al mismo tiempo, los exploradores no vacilaban en cuestionar, e incluso denigrar, los logros de un rival. Despues de que Roosevelt y Rondon anunciaran que habian explorado por primera vez un rio de cerca de mil seiscientos kilometros -llamado rio Roosevelt en honor del ex presidente-, Landor dijo a los periodistas que era imposible que existiera un afluente de esas caracteristicas. Tildo a Roosevelt de «charlatan» y le acuso ademas de plagiar acontecimientos de su viaje: «Veo que incluso ha sufrido los mismos problemas de salud que yo y, lo que es mas extraordinario, en la misma pierna. Estas cosas les ocurren muy a menudo a los exploradores que leen con esmero los libros de algunos de los humildes viajeros que les han precedido».80 Roosevelt respondio espetando que Landor era «un puro farsante a quien no debia prestarsele atencion».81