encontraron al fin varios canelos. Oh, las cronicas eran ciertas: «Canelos de la variedad mas perfecta».8 Pero los arboles estaban dispersos por territorios de tal vastedad que habria resultado infructuoso intentar cultivarlos. Era otra de las despiadadas estafas del Amazonas.
Poco despues, Pizarro topo con varios indios en la selva y exigio saber donde se encontraba el reino de El Dorado. Al ver que los indios se limitaban a mirarle con cara inexpresiva, mando torturarlos y lincharlos. «El carnicero Gonzalo Pizarro, no contento con quemar a unos indios que no habian cometido falta alguna, ordeno despues que se arrojara a otros tantos a los perros, que los despedazaron con sus fauces y los devoraron»,9 escribio el historiador del siglo xvi Pedro de Cieza de Leon.
A orillas de un rio serpenteante, Pizarro decidio dividir en dos grupos a los supervivientes de la partida. Mientras que la mayoria permanecio con el y siguio batiendo las riberas, su segundo de a bordo, Francisco de Orellana, se llevo consigo a cincuenta y siete espanoles y a dos esclavos rio abajo, en un barco que ellos mismos habian construido, con la esperanza de encontrar alimento. El fraile dominico Gaspar de Carvajal, que iba con Orellana, escribio en su diario que algunos de sus hombres estaban tan debiles que tuvieron que gatear por la jungla al desembarcar. Muchos, afirmo Carvajal, eran «como dementes y no tenian uso de razon».10 En lugar de regresar para reunirse con Pizarro y el resto de la expedicion, Orellana y sus hombres decidieron seguir descendiendo por el inmenso rio hasta que, segun dijo Carvajal, «murieran o vieran que habia a lo largo de su curso».11 Carvajal, segun informo, paso junto a poblados y sufrio el ataque de miles de indigenas, incluso el de las guerreras amazonas. Durante uno de los asaltos, una flecha le alcanzo en un ojo y «penetro hasta la cuenca ocular».12 El 26 de agosto de 1542, el barco fue expulsado al oceano Atlantico y sus tripulantes se erigieron en los primeros europeos en recorrer por entero el Amazonas.
Se trato tanto de una hazana increible como de un fiasco. Cuando Pizarro supo que Orellana le habia abandonado, un acto que considero un motin, se vio obligado a retirarse con sus tropas hambrientas hacia los Andes y regresar. Cuando llego a Quito, en junio de 1542, solo ochenta hombres de su antiguo y gallardo ejercito sobrevivian, apenas cubiertos por harapos. Se tiene constancia de que una persona intento ofrecer ropa a Pizarro, pero el conquistador se nego tan siquiera a mirarla, y tampoco miro a nadie mas; fue directamente a su casa y se recluyo en ella.
Aunque Orellana regreso a Espana, El Dorado permanecio, resplandeciente, en sus pensamientos, y en 1545 invirtio todo su dinero en una nueva expedicion. Las autoridades espanolas consideraron que su flota, con una tripulacion compuesta por varios centenares de personas -entre ellas, su esposa-, no era apta para la navegacion y le denegaron el permiso de viaje, pero Orellana zarpo igualmente del puerto de forma clandestina. Pronto una plaga asolo a la tripulacion y acabo con la vida de casi cien personas. Luego, uno de los barcos se perdio en el mar, con otras setenta y siete almas a bordo. Tras alcanzar la desembocadura del Amazonas e internarse apenas cien leguas en el rio, otros cincuenta y siete miembros de la tripulacion perecieron debido a las enfermedades y al hambre. Los indigenas atacaron despues su barco y mataron a diecisiete mas. Finalmente, Orellana sucumbio a la fiebre y musito la orden de retirada. Poco despues se le paro el corazon, como si no pudiera soportar mas decepciones. Su esposa lo envolvio en una bandera espanola y lo enterro a orillas del Amazonas, viendo, segun palabras de un escritor, «como las aguas marrones que durante tanto tiempo habian poseido su mente, poseian ahora su cuerpo».13
Con todo, la atraccion que ejercia este paraiso terrenal era demasiado fuerte para resistirse a ella. En 1617, el poeta y explorador isabelino Walter Raleigh, convencido de que no solo habia un hombre dorado sino miles, partio en un barco llamado
Otras expediciones que buscaron el reino acabaron practicando el canibalismo. Un superviviente de una partida en la que doscientos cuarenta hombres murieron confeso: «Algunos, en contra de la naturaleza, comieron carne humana: se encontro a un cristiano cocinando un cuarto de nino con verduras».18 Al saber de tres exploradores que habian asado a una mujer indigena, Oviedo exclamo: «?Oh, plan diabolico! Pero pagaron por su pecado, pues esos tres hombres nunca volvieron a aparecer: Dios quiso que hubiera indios que despues se los comieron a ellos».19
Ruina economica, miseria, hambre, canibalismo, asesinato, muerte: estos parecian ser los unicos indicios reales de El Dorado. Segun dijo un cronista al respecto de varios buscadores: «Marchaban como dementes de un lugar a otro, hasta que, superados por el agotamiento y la falta de fuerza, ya no podian seguir moviendose y se quedaban alli, a donde el triste canto de sirena les habia llevado, engreidos y muertos».20
?Que podia aprender Fawcett de semejante locura?
En el siglo xix, la mayoria de los historiadores y antropologos habian desechado no solo la existencia de El Dorado, sino incluso la mayor parte de lo que los conquistadores habian asegurado haber visto en el transcurso de sus viajes. Los eruditos creian que estas cronicas eran producto de imaginaciones fervorosas, y que habian sido adornadas para excusar ante los monarcas la naturaleza desastrosa de las expediciones; de ahi las mujeres guerreras mitologicas.
Fawcett convenia en que El Dorado, con su pletora de oro, era un «romance exagerado»,21 pero no estaba dispuesto a descartar todas las cronicas en bloque ni la posibilidad de que hubiese existido una civilizacion amazonica ancestral. Carvajal, por ejemplo, habia sido un clerigo respetado, y otros miembros de la expedicion habian confirmado su relato. Incluso las guerreras amazonas tenian cierta base real, creia Fawcett, pues el habia encontrado jefas tribales a lo largo del rio Tapajos. Y que se hubiera adornado algunos detalles de los relatos no significaba que hubiese ocurrido lo mismo con todos. De hecho, Fawcett contemplaba las cronicas como un retrato por lo general preciso del Amazonas antes de la avalancha europea. Y lo que los conquistadores describian, en su opinion, era una revelacion.
En la epoca de Fawcett, las riberas del Amazonas y sus principales afluentes albergaban unicamente a tribus muy reducidas y dispersas. Los conquistadores, sin embargo, fueron informando de poblaciones indigenas grandes y densas. Carvajal habia observado que algunos lugares estaban tan «densamente poblados» que resultaba peligroso dormir en tierra. («Toda aquella noche seguimos pasando junto a numerosos y enormes poblados, hasta que llego el dia en que logramos recorrer mas de veinte leguas, pues con el fin de alejarnos del territorio habitado nuestros companeros no dejaron de remar, y cuanto mas avanzabamos, tanto mas densamente poblada encontrabamos la tierra.»)22 Cuando Orellana y sus hombres desembarcaron, vieron «muchos caminos» y «excelentes carreteras» que llevaban al interior, algunas de las cuales eran «como carreteras reales, y mas anchas».23
Las cronicas parecian describir lo que Fawcett habia visto, pero a mayor escala. Cuando los espanoles invadian un poblado, afirmo Carvajal, «descubrian gran cantidad de maiz (y tambien se encontraba gran cantidad de cabras) con el que los indigenas hacian pan, y un vino muy bueno similar a la cerveza, este ultimo en gran abundancia. Se encontraba en este poblado un lugar destinado a la dispensa de tal vino, [algo tan insolito] que regocijo sobremanera a nuestros companeros, y se encontraba muy buena calidad de articulos de algodon».24 En los poblados abundaban la mandioca, el name, los frijoles y el pescado, y se criaban miles de tortugas en rediles para consumirlas despues como alimento. El Amazonas parecia sustentar civilizaciones grandes y altamente complejas. Los conquistadores observaron «ciudades que refulgian en blanco»,25 con templos, plazas publicas, empalizadas y artefactos exquisitos. En un asentamiento, segun escribio Carvajal, encontro «una villa en la que habia gran cantidad de […] bandejas y cuencos y candelabros de la mejor porcelana que yo jamas he visto en el mundo». Anadia que estos objetos estaban «glaseados y decorados con todos los colores, y brillan tanto que aturden, y, aun mas, los dibujos y las pinturas que los decoran estan hechos con tanta meticulosidad que [uno se pregunta como] con [solo] la destreza natural consiguen producir todos estos objetos como [si fueran articulos] romanos».26
El fracaso de los exploradores y de los etnografos victorianos para encontrar asentamientos semejantes