autentico! ?Tiene que ser autentico!».3
17. El mundo entero esta loco
Fawcett habia acotado la ubicacion. Estaba seguro de que habia encontrado pruebas de restos arqueologicos, entre ellos pasos elevados y ceramica, dispersos por el Amazonas. Creia incluso que habia mas de una ciudad antigua; con toda probabilidad, la que el
En septiembre de 1914, tras efectuar un viaje de reconocimiento de un ano con Manley y Costin, Fawcett se considero preparado para partir de expedicion en busca de la ciudad perdida. Sin embargo, al salir de la jungla le esperaba la noticia de que, mas de dos meses antes, el archiduque austriaco Francisco Fernando -quien fuera el improbable catalizador del primer encuentro entre Fawcett y Nina en Ceilan- habia sido asesinado. La Primera Guerra Mundial habia comenzado.
Fawcett y sus dos companeros britanicos zarparon de inmediato rumbo a Inglaterra. «Obviamente, se precisan hombres experimentados como usted: hay un gran deficit de oficiales adiestrados -dijo Keltie a Fawcett por carta aquel mes de diciembre-. Como puede ver, hemos sufrido tremendas perdidas en el frente; en proporcion, muchas mas, me inclino a pensar, de las que nunca antes se habian producido entre los oficiales.»1 Aunque Fawcett contaba cuarenta y siete anos y era un «renegado» de la vida europea, se sintio obligado a presentarse voluntario. Informo a Keltie de que estaba a punto de efectuar «importantes descubrimientos» en el Amazonas, pero que le obligaba «el deseo patriotico de todo hombre capacitado de aplastar a los teutones».2
La mayor parte de Europa era presa de un fervor similar. Conan Doyle, que producia propaganda en serie en la que retrataba la guerra como un enfrentamiento entre autenticos caballeros, escribio: «No temas, pues nuestra espada no se quebrara ni caera jamas de nuestras manos».3
Tras una breve visita a su familia, Fawcett se dirigio al frente occidental, en el que, segun dijo a Keltie, pronto estaria «metido de lleno».4
Como comandante de la Royal Field Artillery, Fawcett fue puesto al mando de una bateria de mas de cien hombres. Cecil Eric Lewis Lyne, un subteniente de veintidos anos, recordaba el momento en que el explorador del Amazonas llego con su uniforme de color caqui oscuro y armado con un revolver. Era, escribio Lyne en un diario, «una de las personalidades mas atractivas que he conocido en mi vida», un hombre de «fisico magnifico y gran capacidad tecnica».5
Como siempre, Fawcett era una figura electrizante y polarizante, y sus hombres se dividieron en dos bandos: los Costin y los Murray. Los Costin gravitaban hacia el, fascinados por su osadia y su impetu, mientras que los Murray despreciaban su ferocidad y su inclemencia. Un oficial de los Murray dijo que Fawcett «era probablemente el hombre mas repugnante que jamas he conocido en este mundo y la antipatia que el me profesaba solo era superada por la antipatia que le profesaba yo a el».6 Pero Lyne era un Costin. «Fawcett y yo, pese a la diferencia de edad, nos hicimos muy amigos.»7
Junto con sus hombres, Fawcett y Lyne cavaron trincheras -en ocasiones a solo varios centenares de metros de los alemanes- en la zona circundante a Ploegsteert, una aldea del oeste de Belgica proxima a la frontera con Francia. Un dia,8 Fawcett avisto en el pueblo una figura de aspecto sospechoso que llevaba un abrigo de pieles, un casco frances de acero tres tallas mas pequeno de lo que le correspondia y un guardapolvo de pastor,9 «un atuendo extrano», segun lo describio Fawcett. Fawcett alcanzo a oir que el hombre decia, con voz gutural, que aquella zona era idonea para instalar un puesto de observacion, aunque a Fawcett le parecia «un lugar absolutamente inapropiado». Se rumoreaba que espias alemanes se estaban infiltrando en las lineas britanicas ataviados como civiles belgas, y Fawcett, que habia sido agente secreto, corrio de vuelta a los cuarteles generales e informo: «?Tenemos un espia en nuestro sector!».10
Antes de que se enviara una partida de arresto, posteriores pesquisas revelaron que el hombre no era otro que Winston Churchill, que se habia ofrecido voluntario para comandar un batallon en el frente occidental tras ser obligado a dimitir como ministro de Marina despues de la desastrosa invasion de Gallipoli. Mientras visitaba las trincheras situadas al sur de la posicion de Fawcett, Churchill escribio: «Mugre y basura por todas partes, tumbas cavadas en las defensas y desperdigadas indiscriminadamente, pies y ropa asomando de la tierra, agua y porqueria por doquier, y en medio de esta escena, a la resplandeciente luz de la luna, ejercitos de murcielagos enormes por tierra y cielo, acompanando el incesante ruido de los rifles y las metralletas, y al ponzonoso gemido y zumbido de las balas que nos sobrevuelan».11
Fawcett, que estaba habituado a vivir en condiciones inhumanas, defendio su posicion de forma admirable, y en enero de 1916 fue ascendido a teniente coronel y puesto al mando de una brigada de mas de setecientos hombres. Nina mantuvo informados de sus actividades a Keltie y a la Royal Geographical Society. En una carta fechada el 2 de marzo de ese mismo ano, escribio: «Esta muy bien, a pesar de llevar tres meses bajo bombardeos constantes».12 Varias semanas despues, dijo que estaba supervisando nueve baterias, muchas mas de las que constituian una brigada estandar. «De modo que ya puede imaginar lo duro que es su trabajo -comentaba, y anadia-: Por supuesto, me alegro de que tenga una oportunidad para poner en practica su capacidad de organizacion y liderazgo, ya que todo ello ayuda en la lucha por la victoria.»13 Nina no era la unica que pregonaba sus habilidades. Fawcett era continuamente citado en despachos por sus «airosos» y «distinguidos» servicios en el campo de batalla.
Incluso estando en las trincheras, Fawcett intento mantenerse al corriente de los acontecimientos que tenian lugar en el Amazonas. Supo de expediciones encabezadas por antropologos y exploradores de Estados Unidos, que aun no participaba en la guerra, y esta informacion solo intensifico su temor a que alguien descubriera Z antes que el. En una carta dirigida a su profesor y mentor Reeves, confeso: «Si supiera el desgaste fisico que suponen estas expediciones, estoy seguro de que valoraria lo mucho que significa para mi concluir el trabajo que he iniciado».14
Tenia razon al inquietarse, en particular, por el doctor Rice. Para indignacion de Fawcett, la RGS le habia condecorado en 1914 con la medalla de oro por su «meritorio trabajo en las fuentes del Orinoco y los afluentes septentrionales del Amazonas». A Fawcett le enfurecio que sus esfuerzos no recibieran un reconocimiento equiparable. Mas tarde, a principios de 1916, supo que Rice estaba preparando otra expedicion. Un comunicado15 en el
Aquella primavera, en pleno fragor del combate, Fawcett recibio una carta de la Royal Geographical Society. En ella le comunicaban que, en tributo a su historica contribucion a la cartografia de Sudamerica, el tambien habia sido galardonado con una medalla de oro. (La Royal Society concedia dos medallas, ambas de igual prestigio: la de Fawcett era la Medalla del Fundador y la del doctor Rice, la del Patrono.) El galardon suponia el mismo honor que habia sido otorgado a figuras como Livingstone y Burton; «el sueno de su vida»,16 segun lo definio Nina. Ni siquiera la perspectiva de la expedicion del doctor Rice ni la prolongacion de la guerra conseguirian atenuar el entusiasmo de Fawcett. Nina, que dijo a Keltie que una oportunidad asi solo llega «una vez en la vida», se apresuro a planificar la entrega del premio, el 22 de mayo. Fawcett obtuvo un permiso para asistir. «Tengo la medalla y estoy satisfecho»,17 comento.
Tras la ceremonia, regreso de inmediato al frente: habia recibido ordenes relacionadas con el asalto sin precedentes que el ejercito britanico estaba planificando con el objetivo de poner fin a la guerra. A principios de