pertrechados con un amplio surtido de armas, entre ellas rifles, una escopeta, un revolver y un arma de fuego que se cargaba por el canon. El doctor Rice deposito en el suelo ofrendas de cuchillos y espejos, donde la luz pudiera hacerlos centellear. Los indigenas, tal vez al ver las armas apuntandoles, se negaron a aceptar los presentes; por el contrario, algunos siguieron acercandose a los exploradores con los arcos tensados. El doctor Rice ordeno a sus hombres que disparasen al aire a modo de advertencia, pero aquello solo consiguio provocar a los indigenas, que empezaron a disparar flechas, una de las cuales cayo junto a los pies de Rice. Este dio entonces la orden de abrir fuego, de disparar a matar. Se desconoce cuantos indigenas murieron en aquella encarnizada lucha. En una misiva dirigida a la RGS, el doctor Rice escribio: «No hubo alternativa, pues ellos fueron los agresores, rehusando toda tentativa de parlamento o tregua, y provocando un ataque defensivo que resulto desastroso para ellos y supuso una gran desilusion para mi».63
Mientras los indigenas se retiraban ante la descarga de fusileria, el doctor Rice y sus hombres regresaron a sus embarcaciones y huyeron. «Oiamos sus gritos escalofriantes, pues nos pisaban los talones»,64 refirio el doctor Rice. Cuando la expedicion finalmente salio de la jungla, los exploradores fueron aclamados por su coraje. Fawcett, sin embargo, se sintio horrorizado y dijo a la RGS que disparar de forma indiscriminada a los indigenas era censurable. Tampoco pudo resistirse a senalar que el doctor Rice habia «puesto pies en polvorosa»65 en el instante en que topo con el peligro y que habia sido «demasiado blando para la verdadera experiencia de la jungla».66
Con todo, la noticia de que el doctor habia encontrado pinturas ancestrales y tenia intencion de regresar a la jungla con aun mas artilugios intensifico la ansiedad de Fawcett, que seguia intentando conseguir financiacion en Brasil. En Rio se alojo con el embajador britanico, sir Ralph Paget, un buen amigo, que presiono por su cuenta al gobierno brasileno. Aunque la RGS se habia negado a consagrar sus escasos recursos a la expedicion, recomendo a su famoso discipulo al gobierno brasileno, escribiendo en un cable que «es cierto que tiene reputacion de ser de trato dificil […], pero al mismo tiempo posee una capacidad extraordinaria para superar dificultades que disuadirian a cualquier otro».67 El 26 de febrero, se acordo una reunion con el presidente de Brasil, Epitacio Pessoa, y el celebre explorador y responsable del Indian Protection Service, Candido Rondon.68 Fawcett se presento como coronel, aunque tras la guerra se habia retirado como teniente coronel. Recientemente habia solicitado al Ministerio de Guerra britanico que le ascendieran, ya que iba a regresar a Sudamerica para conseguir financiacion y «es una cuestion de cierta importancia».69 En una peticion posterior, fue mas explicito: «Tener un rango superior tiene cierta importancia al tratar con los altos funcionarios locales, ya que el de teniente coronel no solo es alli equivalente al de comandante, un grado inferior al de coronel, sino que ademas ha perdido gran parte de su prestigio debido al gran numero de oficiales eventuales que lo han conservado».70 El Ministerio de Guerra rechazo su solicitud en ambas ocasiones, pero aun asi el inflo su rango, un subterfugio que mantuvo de modo tan categorico que practicamente todo el mundo, incluso su familia y sus amigos, lo conocian como «coronel Fawcett».
En el palacio presidencial, Fawcett y Rondon se saludaron cordialmente. Rondon, que habia sido ascendido a general, iba de uniforme y llevaba una gorra con ribetes dorados. El pelo canoso le conferia un aire distinguido, y su cuerpo permanecia erguido como una baqueta. Tal como observo otro viajero ingles en una ocasion, atraia una «atencion inmediata; una atmosfera de dignidad y poder conscientes que le hacian destacar».71 Aparte del presidente, no habia nadie mas en la sala.
Segun Rondon, Fawcett expuso su teoria de la existencia de Z, enfatizando la importancia de su investigacion arqueologica para Brasil. El presidente parecio simpatizar con la idea y pregunto a Rondon que opinaba de «este valioso proyecto». Rondon sospechaba que su rival, que se mostraba muy reservado en cuanto a la ruta que pretendia seguir, podria tener algun otro motivo para llevar a cabo ese viaje, tal vez explotar la riqueza mineral de la jungla en beneficio de Inglaterra. Corrian tambien rumores, mas tarde aireados por los rusos en Radio Moscu, de que Fawcett seguia siendo espia, aunque no existian pruebas de ello. Rondon insistio en que no era necesario que «extranjeros realicen expediciones en Brasil, ya que nosotros disponemos de civiles y militares muy capaces de hacer ese trabajo».
El presidente senalo que habia prometido al embajador britanico que le ayudaria. Rondon repuso que, en tal caso, era imperativo que la busqueda de Z la efectuara una expedicion conjunta de Brasil y Gran Bretana.
Fawcett estaba convencido de que Rondon intentaba sabotearle, y su temperamento fue encendiendose. «Tengo intencion de ir solo», espeto.
Los dos exploradores se enfrentaron. En un principio, el presidente se puso de parte de su compatriota y dijo que la expedicion debia incluir a los hombres de Rondon. Pero las dificultades economicas provocaron que el gobierno brasileno se retirase de ella, aunque concedio a Fawcett suficiente dinero para llevar a cabo una modesta exploracion. Antes de que Fawcett se marchara de su ultima reunion, Rondon le dijo: «Rezo por la buena suerte del coronel».
Fawcett habia alistado para la expedicion a un oficial del ejercito britanico y miembro de la RGS a quien Reeves habia recomendado, pero en el ultimo momento el oficial renuncio. Sin inmutarse, Fawcett publico un anuncio en los periodicos y recluto a un boxeador australiano de casi dos metros de estatura llamado Lewis Brown y a un ornitologo estadounidense de treinta y un anos, Ernest Holt.72 Brown era de naturaleza agreste y desenfrenada, y antes de partir con la expedicion satisfizo su apetito sexual. «?Soy de carne y hueso como los demas!»,73 dijo a Fawcett. Holt, por el contrario, era un joven sensible que, durante su infancia en Alabama, habia coleccionado lagartos y serpientes, y hacia mucho tiempo que aspiraba a ser explorador naturalista a semejanza de Darwin. Al igual que Fawcett, escribio poemas en su diario para recitarlos en la jungla, y tambien algunos versos de Kipling: «?El sonador cuyo sueno se hizo realidad!». Ademas, anoto en la cubierta de su diario, con letras mayusculas, la direccion de un pariente, acompanada de una aclaracion: «EN CASO DE ACCIDENTE MORTAL».
Los tres se reunieron en Cuiaba, la capital del Mato Grosso. Durante los seis anos que Fawcett habia permanecido alejado del Amazonas, la venta del caucho se habia desmoronado, y en su caida habia desempenado un papel esencial un antiguo presidente de la Royal Geographical Society, sir Clements Markham. En la decada de 1870, Markham habia ideado el modo de pasar de contrabando a Europa semillas del arbol del caucho, que luego se distribuyeron entre las plantaciones de las colonias britanicas en Asia.74 En comparacion con la extraccion brutal, ineficaz y costosa del caucho en la jungla, cultivarlo en las plantaciones de Asia resultaba facil y barato, y el producto era abundante. «Las luces electricas se apagaron en Manaos -escribio el historiador Robin Furneaux-. La opera quedo en silencio y las joyas que lo habian llenado desaparecieron […]. Los murcielagos colgaban de las lamparas de arana de los palacios en ruinas y las aranas correteaban por el suelo.»75
Fawcett describio Cuiaba como una poblacion «empobrecida y atrasada», un lugar que habia degenerado en «poco mas que una ciudad fantasma».76 Las calles estaban cubiertas de barro y hierba; solo la avenida principal estaba iluminada con bombillas electricas. Mientras reunia provisiones para la expedicion, Fawcett temia que estuvieran espiandole. De hecho, el general Rondon habia prometido no perder de vista al ingles hasta que averiguara sus verdaderas intenciones. En su correspondencia, Fawcett empezo a utilizar una clave para ocultar su ruta. Tal como Nina explico en una carta a un amigo de confianza: «Lat. x + 4ax + 5, y Long. y + 2, donde 'x' es dos veces la cantidad de letras que tiene el nombre de la ciudad donde estuvo con nosotros, e 'y' es el numero del edificio de Londres donde yo solia visitarle. -Y anadia-: No desveles absolutamente a nadie este codigo».77
Fawcett recibio una nota de despedida de su hijo Jack. En ella le decia que habia tenido un «sueno» en el que entraba en un templo antiguo de una ciudad como 2. Que la «proteccion» este «contigo en todas las etapas de tu viaje»,78 dijo Jack a su padre, y le deseo buena suerte. Fawcett pidio a un intermediario local que si su familia y sus amigos «se alarman por no recibir noticias, por favor tranquilicelos con la certeza de que no llegaremos a ningun final adverso y que se sabra de nosotros en el debido momento».79 Y en una carta a Keltie prometio: «Voy a llegar a ese lugar y a regresar de el».80 Seguido de sus dos acompanantes y de dos caballos, dos bueyes y un par de perros, se puso en marcha rumbo al norte, hacia el rio Xingu, blandiendo el machete como lo haria un caballero con su espada.
Poco despues, todo empezo a torcerse. La lluvia inundo el camino y destrozo su equipamiento. Brown, pese a su feroz apariencia, sufrio una crisis nerviosa y Fawcett, temiendo otro desastre parecido al vivido con Murray, le envio de vuelta a Cuiaba. Holt tambien se torno debil; dijo que era imposible hacer ningun trabajo de campo en aquellas condiciones terribles, y se dedico a catalogar como un poseso las chinches que le atacaban, hasta el punto de que su diario apenas contenia nada mas. «Algo mas que un poco enfermo por los insectos -garabateo, y