anadio-: Dias de esfuerzo, noches de tortura… ?la vida del explorador! ?Donde esta ahora el romanticismo?»81

Fawcett estaba furioso. ?Como iba a llegar a ninguna parte con «este lisiado»?, escribio en sus diarios. No obstante, con cincuenta y tres anos, tampoco el era inmune ya a las fuerzas de la naturaleza. Se le habia inflamado e infectado una pierna, «provocandome tanto dolor por la noche que me costaba dormir»,82 confeso en su diario. Una noche tomo pildoras de opio y enfermo violentamente. «Era bastante insolito para mi verme tan derrotado por algo y me senti terriblemente avergonzado de mi mismo»,83 escribio.

Al mes de viaje, los animales empezaron tambien a flaquear. «Destroza los nervios ver como los animales de carga de uno van muriendo lentamente»,84 escribio Holt. Uno de los bueyes, invadido por los gusanos, se tumbo y no volvio a levantarse. Un perro se estaba muriendo de hambre y Holt lo mato de un disparo. Un caballo se ahogo. Y despues el otro se desplomo y Fawcett le ahorro mas sufrimiento con una bala; aquel era el lugar al que se acabo conociendo como el Dead Horse Camp. Finalmente, Holt se postro y dijo: «No se preocupe por mi, coronel. Siga usted, dejeme aqui».85

Fawcett sabia que aquella expedicion podia ser su ultima oportunidad para demostrar la veracidad de su teoria de la existencia de Z, y maldijo a los dioses por conspirar contra el: propicio imprecaciones contra el tiempo, contra sus companeros y contra la guerra que le habia retenido tanto tiempo. Pero comprendio que si dejaba a Holt alli, el hombre moriria. «No habia mas opcion -escribio Fawcett despues- que llevarle de vuelta y abandonar este viaje como un fracaso, ?un fracaso exasperante, desgarrador!»86

Lo que no estaba dispuesto a admitir era que su pierna infectada practicamente le imposibilitaba seguir adelante. Durante el penoso trayecto de regreso hasta el puesto fronterizo mas proximo, soportando treinta y seis horas sin agua, Fawcett dijo a Holt: «La salida del infierno siempre es dificil».87

Cuando aparecieron en Cuiaba, en enero de 1921, el embajador Paget envio un telegrama a Nina diciendole unicamente: «Su esposo ha regresado». Nina pregunto a Harold Large: «?Que cree que significa eso? ?No puede tratarse de un fracaso! Posiblemente no haya dado con las 'ciudades perdidas', pero me inclino a pensar que ha encontrado algo importante o sin duda no habria vuelto».88 Sin embargo, habia vuelto sin nada. El general Rondon envio un ufano comunicado a la prensa: «La expedicion del coronel Fawcett ha concluido en abandono […] pese a todo su orgullo como explorador […]. Regreso delgado, obviamente decepcionado por haberse visto obligado a retirarse antes de acceder a la zona mas dura del Xingu».89 Desolado, Fawcett hizo planes para volver a la jungla con Holt, quien seguia bajo contrato y cuyos servicios era todo cuanto Fawcett podia permitirse. La esposa del viceconsul estadounidense en Rio, que era amiga del ornitologo, envio a Holt una carta suplicandole que no fuera:

Eres un hombre joven, fuerte y sano, asi que ?por que […] desperdicias deliberadamente tu vida como haras volviendo al Mato Grosso? […] Todos comprendemos que estas profundamente interesado por la ciencia y enamorado de ella, pero ?que bien va a hacerte a ti o al mundo internarte sin rumbo en las profundidades de la nada? […] ?Y tu madre y tu hermana? ?Acaso no cuentan en absoluto? […] Algun dia una de ellas, o las dos, te necesitaran y ?donde estaras tu? No tienes derecho a sacrificar tu vida solo porque un hombre al que no conoces quiere que vayas con el. Muchas vidas se han perdido para que la humanidad mejore, es cierto, pero ?como va un ganso salvaje a contribuir o a aportar nada al mundo?90

Aun asi, Holt estaba decidido a participar en la expedicion y fue a Rio para comprar suministros. Fawcett, mientras tanto, barruntaba sobre todos los aspectos de su comportamiento: cada queja, cada paso en falso, cada error. Incluso empezo a sospechar, aunque carecia de pruebas, de que Holt era un Judas que pasaba informacion al doctor Rice o a algun otro rival. Al cabo de un tiempo, le envio un mensaje en el que le decia: «Desgraciadamente, vivimos y pensamos en mundos diferentes y no podemos mezclarnos mas de lo que se mezclan el aceite y el agua […]. Y, dado que el objetivo de este viaje es lo primero para mi y las consideraciones personales estan en un segundo plano, prefiero llevarlo a cabo en solitario que poner en riesgo los resultados innecesariamente».91

Holt, perplejo, escribio en su diario: «Tras una estrecha colaboracion con el coronel Fawcett durante un periodo de un ano, […] veo que la leccion que con mayor claridad ha quedado impresa en mi mente es: nunca mas, por ninguna circunstancia, volvere a establecer conexion alguna con ningun ingles, jamas». Lamentaba que, en lugar de granjearse fama, seguia siendo un «ornitologo vagabundo, o quiza 'trampero desollador de aves' se acercaria mas al verdadero titulo». Y concluyo: «Por lo que he podido deducir de mi observacion parcial, [Fawcett] unicamente posee tres cualidades que yo admiro: coraje, piedad con los animales y capacidad para olvidar al instante».92

Fawcett dijo a un amigo que habia despedido a otro acompanante de la expedicion, quien estaba «convencido, no me cabe la menor duda, de que estoy loco».93

Por primera vez, la idea empezo a cobrar fuerza: «Si mi hijo pudiera venir…». Jack era fuerte y abnegado. No se quejaria como un blando afeminado. No exigiria un sueldo elevado ni se amotinaria. Y, lo mas importante, creia en Z. «Ansiaba que llegara el dia en que mi hijo fuera lo bastante mayor para trabajar conmigo»,94 escribio.

Por el momento, sin embargo, Jack, que solo tenia dieciocho anos, no estaba preparado, y Fawcett no tenia a nadie. La opcion logica era posponer el viaje, pero en lugar de hacerlo se gasto la mitad de la pension militar en provisiones -jugandose los pocos ahorros que tenia- e ideo un nuevo plan. Esta vez intentaria llegar a Z desde la direccion opuesta, viajando de este a oeste. Partiria de Bahia, pasando por donde creia que el bandeirante habia descubierto la ciudad en 1753, y caminaria centenares de kilometros tierra adentro, hacia la jungla del Mato Grosso. El plan parecia disparatado. El propio Fawcett admitio a Keltie que si iba solo «las probabilidades de regresar se reducen».95 Sin embargo, en agosto de 1921 partio en solitario. «La soledad no es intolerable cuando el entusiasmo por una busqueda colma la mente»,96 escribio. Sediento y hambriento, entre delirios y casi trastornado, avanzo sin cesar. En un momento dado, alzo la mirada hacia las colinas que perfilaban el horizonte y creyo ver la silueta de una ciudad… ?o empezaba a fallarle la razon? Se le habian acabado las provisiones, le flaqueaban las piernas. Despues de tres meses en la jungla viendole la cara a la muerte, no tuvo mas opcion que abandonar. «Tengo que volver -juro-. ?Volvere!»97

18. Una obsesion cientifica

– Tu decides, Jack1 -dijo Fawcett.

Estaban hablando los dos tras el regreso de Fawcett de su expedicion de 1921. Durante su ausencia, Nina habia trasladado a su familia de Jamaica a Los Angeles, adonde tambien se habian desplazado los Rimell. Una vez alli Jack y Raleigh sucumbieron al embrujo de Hollywood: se engominaron el pelo, se dejaron bigote a lo Clark Gable y visitaron los estudios cinematograficos con la esperanza de conseguir un papel. (Jack habia conocido a Mary Pickford y le habia prestado su bate de criquet para la produccion de El pequeno lord.)

Fawcett tenia una propuesta para su hijo. El coronel T. E. Lawrence -el celebre espia y explorador del desierto mas conocido como Lawrence de Arabia- se habia ofrecido voluntario para acompanar a Fawcett en su siguiente viaje en busca de Z, pero este recelaba de admitir en su expedicion a un companero con un ego tan grande y que carecia de experiencia en un entorno como el del Amazonas. Segun escribio a un amigo: «[Lawrence] podria ser un buen companero en una exploracion en Sudamerica, pero, para empezar, probablemente exija un salario que no puedo sufragar y, en segundo lugar, haber hecho un trabajo excelente en Oriente Proximo no asegura poseer la capacidad o la disposicion para cargar con una mochila de casi treinta kilos, vivir un ano en la selva, sufrir el envite de legiones de insectos y aceptar las condiciones que yo impondria».2 Fawcett propuso a Jack participar en la expedicion en lugar de Lawrence. Seria una de las mas dificiles y peligrosas en la historia de la exploracion, la prueba ultima, en palabras de Fawcett, «de fe,

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