equipo, y los homosexuales muertos le importaban un bledo. Dudley solo se asusto cuando Danny insistio en las estacas cortantes y Augie D. ?No mataron a Jose Diaz con una estaca cortante?

– Tenia la ropa rasgada con una estaca cortante, si no recuerdo mal. ?Sabes de algun motivo para que Dudley matara a Diaz?

– Tal vez. Fui con Dudley a visitar a su sobrina. Por lo visto a ella le gustan los mexicanos y Dudley no lo soporta.

– Poco convincente, jefe.

– ?Dudley esta loco! ?Que mas quieres?

Buzz apreto el brazo de su companero.

– Calma, muchacho, y escucha esto. La chiflada mama de Coleman Masskie y yo mantuvimos una pequena charla. Ella tuvo muchos ninos de varios papas, y no sabe quien es de quien. Coleman se fue de casa a finales del otono del 42. Era ladron, le gustaba el jazz, trabajo en ese taller dental. Todos los datos encajan en la teoria de Upshaw. Ahora, presta atencion: otono del 42, un tipo grandote con acento raro va a preguntar por Coleman. Describo a Dudley, la vieja se aterra y cierra el pico. Opino que Coleman es el que escapa del grandote blanco, Dudley, quien liquido a Jose Diaz… y Coleman lo vio. Propongo que presionemos a Gordean, y luego volvamos a visitar a esa anciana y tratemos de vincularla con Reynolds Loftis.

– Encerrare a Dudley -mascullo Mal.

Buzz meneo la cabeza.

– Piensa de nuevo lo que has dicho. No hay pruebas en cuanto a Hartshorn, y lo otro es el homicidio de un mexicano ocurrido hace ocho anos. Un policia con el prestigio de Dudley… Estas tan chiflado como el si piensas que podras hacer algo.

Mal imito un acento irlandes.

– Entonces lo matare, muchacho.

– Vete a la mierda.

– He matado antes, Meeks. Puedo hacerlo de nuevo. Buzz noto que hablaba en serio, que le gustaba la idea.

– Socio, un nazi en la guerra no es lo mismo.

– ?Estabas enterado de eso?

– ?Por que crees que temia que tu me hubieras tendido esa trampa, en vez de Dragna? Cuando un tipo tranquilo como tu mata una vez, puede hacerlo de nuevo.

Mal rio.

– ?Alguna vez has matado a alguien?

– Me refugio en la Quinta Enmienda, jefe. ?Quieres ir en busca de ese chulo?

Mal asintio.

– Es el numero 7941… creo que esta hacia el fondo de los bungalows.

– Esta noche seras el policia malo. Lo haces bien.

– No tanto como tu.

Buzz salio primero. Atravesaron el vestibulo y salieron al patio por una puerta lateral, estaba oscuro y unos setos altos ocultaban los bungalows. Buzz siguio los numeros indicados en los postes de hierro forjado, descubrio el 7939 y dijo:

– Tiene que ser el proximo.

Disparos.

Uno, dos, tres, cuatro… cerca, del lado de los numeros impares. Buzz desenfundo el 38, Mal desenfundo y amartillo el arma. Corrieron hacia el 7941, se aplastaron contra la pared a ambos lados de la puerta y entraron. Buzz oyo pasos dentro. Los pasos se alejaban; Buzz miro a Mal, conto uno, dos, tres, con los dedos, se volvio y dio una fuerte patada a la puerta.

Dos disparos astillaron la madera por encima de su cabeza, el canon de un arma relampagueo en una habitacion a oscuras. Buzz se lanzo al suelo, Mal cayo encima de el y disparo dos veces a ciegas. Buzz vio a un hombre tendido en la alfombra, la bata de seda amarilla empapada de sangre desde la cintura hasta el cuello. Fajos de billetes rodeaban el cadaver.

Mal se levanto y avanzo. Buzz lo dejo ir. Oyo pasos, un estruendo, cristales rotos. No mas disparos. Se levanto y examino el cadaver: un hombre elegante con barba cuidada, manicura pulcra y el torso deshecho. Los billetes estaban envueltos en fajas que tenian el sello de un banco, el Beverly Hills Federal, y habia por lo menos tres mil dolares en paquetes de quinientos. Buzz resistio la tentacion, Mal regreso jadeando.

– Lo esperaba un coche -resollo-. Un sedan blanco ultimo modelo.

Buzz propino una patada a un paquete de dolares que choco contra las iniciales E G. bordadas en la manga del muerto.

– Beverly Hills Federal. ?Loftis habia retirado el dinero de alli?

– Si.

Sirenas a lo lejos.

Buzz se despidio del dinero.

– Loftis, Claire, el asesino, ?que opinas?

– Vayamos a verlos ahora. Antes de que los agentes nos pregunten que…

– Coches separados -dijo Buzz, y echo a correr a toda prisa.

Mal llego primero.

Buzz lo vio de pie en la calle, frente a la residencia De Haven, viro en redondo y apago el motor. Mal se apoyo en la ventanilla.

– ?Que te ha retrasado?

– Conduzco despacio.

– ?Alguien te ha visto?

– No. ?Y a ti?

– No lo creo. Buzz, nunca hemos estado alli.

– Aprendes rapido este juego, jefe. ?Que tienes aqui?

– Dos coches frios. He mirado por una ventana y he visto a De Haven y a Loftis jugando a las cartas. Parecen inocentes. ?Piensas que el fue el asesino?

– No -dijo Buzz-. Algo no encaja. Se trata de un psicopata al que le encantan las ratas, y a mi modesto entender los psicopatas que adoran ratas no llevan armas de fuego. Pienso en Minear. Encaja con Loftis, y en los archivos habia una linea sobre el. Decia que le gustaba comprar chicos.

– Podrias tener razon. ?Vamos a ver a la anciana?

– Beaudry Sur 236, jefe.

– En marcha.

Buzz llego alli primero; llamo al timbre y se topo con Delores, que llevaba una larga bata blanca.

– ?Ha traido el tributo monetario para la Hermana?-pregunto ella.

– Mi cajero vendra dentro de un momento -dijo Buzz. Saco una foto de Dudley Smith-. Senora, ?es este el hombre que preguntaba por Coleman?

Delores parpadeo y se persigno.

– Vade retro, Satanas. Si, es el.

Vaya, un punto mas para Danny Upshaw.

– Senora, ?le suena el nombre Reynolds Loftis?

– No, no creo.

– ?Alguien de apellido Loftis?

– No.

– ?Es posible que usted estuviera liada con un hombre de apellido Loftis cuando nacio Coleman?

La anciana gruno.

– Si por «liada» entiende usted comprometida en actividades procreativas para la Hermana Aimee, la respuesta es no.

– Senora, usted me dijo que Coleman fue en busca de su padre cuando se largo en el 42. Si usted ignoraba

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