– Cada cual en lo suyo, y yo no necesito ser gracioso. Para eso tengo comicos. Antes de que se vaya, quiero decirle algo. Estoy colaborando con una investigacion sobre la influencia comunista en Hollywood, y no me gusta que polizontes extranos anden haciendo preguntas por aqui. ?Entiende? La seguridad nacional es mas importante que un guionista muerto.
Danny ahondo en esos principios generales.
– Un guionista muerto y maricon.
Gerstein lo miro de hito en hito.
– Pues eso si que no es gracioso, porque yo jamas permitiria que un invertido trabajara en mi estudio. Jamas. ?Esta claro?
– Muy claro.
Gerstein saco tres largos puros de los pantalones y los puso en el bolsillo de la camisa de Danny.
– Desarrolle su sentido del humor si quiere llegar lejos. Y si tiene que volver al estudio, llameme primero. ?Comprende?
Danny arrojo los puros al suelo, los pisoteo y cruzo la entrada principal.
Un vistazo a los periodicos locales y mas llamadas.
Danny fue hasta Hollywood y Vine, compro los cuatro diarios de Los Angeles, aparco en una zona prohibida y se puso a leer. El
Habia un telefono publico cerca del quiosco de periodicos. Danny llamo a Karen Hiltscher y obtuvo lo que esperaba: las averiguaciones en los talleres eran lentas, diez negativas desde que le habia hecho el encargo; las llamadas a otras oficinas del Departamento del sheriff y la Oficina de Detectives para pedir datos sobre ladrones con antecedentes de tecnicos dentales arrojaban un resultado nulo: esos hombres no existian. Las llamadas a un par de taxidermistas aclararon que todos los animales embalsamados tenian dientes de plastico; en las dentaduras postizas no habia dientes de animales, solo en la boca de las criaturas aun vivas. Danny pidio a Karen que siguiera averiguando, le dijo adios enviandole besos y marco el numero del Moonglow Lounge.
Janice Modine no trabajaba esa noche, pero John Lembeck estaba tomando una copa en la barra. Danny trato amablemente al hombre a quien habia ahorrado una tunda; el chulo-ladron de autos le devolvio la amabilidad. Danny sabia que podria sonsacarle informacion gratuita y le pidio datos sobre contactos entre homosexuales y servicios de presentacion. Lembeck dijo que el unico servicio para homosexuales que conocia era caro, discreto y estaba a cargo de un hombre llamado Felix Gordean, un inteligente empresario con una oficina en el Strip y una suite en el Chateau Marmont. Gordean no era homosexual, pero proveia de efebos a la crema de Hollywood y a los ricachones de Los Angeles.
Danny advirtio a Lembeck que fuera prudente y decidio consultar al servicio nocturno de Antecedentes y Circulacion. Dos llamadas, dos historiales limpios y tres domicilios distinguidos: la oficina en Sunset 9817, el apartamento en el Chateau Marmont, en el 7941 del Strip, y una casa de playa en Malibu: Carretera de la Costa del Pacifico 16822.
Le quedaban una moneda de diez y otra de cinco en el bolsillo, asi que opto por seguir una corazonada. Llamo a la estacion de Firestone, se comunico con el sargento Frank Skakel y le pregunto el nombre del «servicio de presentacion para homosexuales» donde el extorsionador Duane Lindenaur habia conocido al extorsionado Charles Hartshorn. Skakel gruno y dijo que lo llamaria al telefono publico; diez minutos despues llamo diciendo que habia buscado el informe original. Lindenaur habia conocido a Hartshorn en una fiesta organizada por un hombre que dirigia un servicio de citas, Felix Gordean. Skakel le dio su propia advertencia: mientras hurgaba entre los archivos, un amigo del escuadron le habia comentado que Gordean pagaba un buen porcentaje a Antivicio.
Danny enfilo hacia el Chateau Marmont, un ostentoso hotel con forma de fortaleza renacentista. El edificio principal estaba festoneado de torres y almenas, y habia un patio interior con bungalows del mismo estilo conectados por senderos, todos ellos rodeados por setos altos y bien podados. Postes de hierro forjado con faroles de gas en la punta arrojaban luz sobre unos letreros; Danny siguio una serpeante hilera de numeros hasta el 7941, oyo musica detras del seto y echo a andar hacia la puerta. Una rafaga de viento abrio un claro en el cielo y la luz de la luna sorprendio a dos hombres en esmoquin besandose y meciendose en el oscuro porche.
Danny observo, mas nubes eclipsaron la luna, la puerta se abrio y los hombres entraron. Risas, un brusco crescendo, un momento de luz. Danny sintio un hormigueo. Apretado entre el seto y la pared se dirigio hacia una gran ventana con cortinajes de terciopelo. Habia una estrecha rendija entre las dos cortinas rojas, y una franja de luz permitia ver esmoquines girando en el parque, tapices, copas chispeantes. Danny apreto la cara contra la ventana y miro al interior.
Tan cerca tuvo una distorsion, problemas en la Camara Humana. Retrocedio para captar un cuadro mas amplio, vio esmoquines entrelazados, tangos arrimados, todos varones, las caras tan cerca que no se distinguian unas de otras; Danny alejo y acerco su Camara Humana hasta quedar apretado contra el cristal, el hormigueo localizado entre las piernas mientras sus aguzados ojos captaban medios y primeros planos, rostros.
Mas distorsiones, imagenes de brazos y piernas, un carro de bebidas, un hombre de blanco llevando un cuenco de ponche. Afuera, adentro, afuera, mejor encuadre, ningun rostro, luego Tim y Coleman, el saxo alto, juntos, bailando al son de una pieza de jazz. El hormigueo se hacia doloroso. Tim se esfumo y un efebo rubio lo reemplazo. Luego las sombras le taparon la vision. Dio un paso atras y su lente capto una toma perfectamente encuadrada de dos gordos feos de piel grasienta e inflamada y pelo brillante que no bailaban. Se daban besos en la boca.
Danny regreso a casa, evocando San Berdoo en el 39: Tim frunciendo el ceno cuando el se nego a acostarse con Roxie. Encontro su botella de I. W. Harper, empino los cuatro tragos habituales y vio algo peor. Tim enfadado, diciendo: si, nos manoseamos en broma, pero a ti te gusto en serio. Dos tragos mas, el Chateau Marmont a todo color, gente atractiva con el cuerpo de Tim.
Bebio directamente de la botella, y el buen
Danny bebio de pie hasta que se le aflojaron las piernas. Al desplomarse, arrojo la botella contra la pared. La botella se estrello contra una ampliacion de los dibujos sanguinolentos de Tamarind 2307.
16
Mal ordeno sus mentiras en el umbral y llamo al timbre. Se oyo un taconeo en el interior de la casa; Mal se estiro el chaleco para disimular que el pantalon le iba ancho en la cintura: demasiadas comidas olvidadas. La puerta se abrio y aparecio la Reina Roja, perfectamente peinada, elegantemente vestida en seda y tweed, a las nueve y media de la manana.
– ?Si? ?Es usted un vendedor? Hay una ordenanza de Beverly Hills contra las ventas a domicilio.
Mal comprendio que ella sabia que no era un vendedor. -Soy de la Fiscalia de Distrito.
– ?Beverly Hills?
– Ciudad de Los Angeles.
Claire de Haven sonrio como una estrella de cine.
– ?Imprudencias peatonales al cruzar la calle?
Aplomo de polizonte. Mal supo que ella lo habia calado como el tipo bueno del interrogatorio Lopez-Duarte- Benavides.
– La ciudad necesita su ayuda.