– Excelente -reconocio Mal.
Aparto el codo de Dudley y se concentro en Upshaw y su estilo verbal, preguntandose si podria imitar la jerga comunista tan bien como la del hampa. Vincent Scoppettone tosio de nuevo; la estatica crujio en el altavoz y se esfumo entre las palabras.
– No habra ninguna guerra. Jack y Mickey han hablado de una tregua. Quiza hagan negocios juntos.
– ?Tienes ganas de hablar de eso?-pregunto Danny.
– ?Crees que soy estupido?
Upshaw rio. Mal noto la impostura: Scoppettone no le interesaba, era solo un trabajo. Pero era una impostura de primera clase, y el chico sabia como infundirle su propia tension.
– Vincent, ya te he dicho que en mi opinion eres estupido. Tienes el panico escrito en la jeta, y creo que tus relaciones con Jack andan muy mal. Dejame adivinar: hiciste algo que irrito a Jack, te asustaste, pensaste en largarte. Necesitabas pasta, asaltaste el Sun-Fax. ?He acertado?
Scoppettone sudaba por todos los poros. Tenia la cara empapada.
– ?Sabes que mas pienso?-continuo Upshaw-. Un asalto no habria bastado. Creo que hay otros trabajos por los que podemos encerrarte. Creo que voy a comprobar las denuncias de robo en toda la ciudad y el condado, tal vez en el condado de Ventura, tal vez Orange y San Diego. Apuesto a que si mando tus fotos encontrare mas testigos presenciales. ?Estoy en lo cierto?
Scoppettone intento reirse, una larga serie de carcajadas chillonas. Upshaw tambien rio. Imito al prisionero hasta hacerlo callar. Mal capto lo que ocurria: esta tenso como un resorte por otra cosa y se desquita con Vincent porque lo tiene a mano, y quiza ni se de cuenta de ello.
Agitando los brazos, Scoppettone dijo:
– Hablemos de negocios. Tengo una golosina.
– Cuentame.
– Heroina. Algo gordo. Esa tregua de que te hable… Jack y Mickey serian socios. Heroina mexicana de primera, mas de diez kilos. Todo para el distrito negro, rebajada para competir con los independientes locales. La pura verdad. Si miento, mal rayo me parta.
Upshaw parodio la voz de Vincent.
– Entonces date por fulminado, porque eso de que Mick y Dragna son socios es una patrana. El tiroteo de Sherry's sucedio hace seis meses. Cohen perdio un hombre y no olvida esas cosas.
– Ese no fue Jack sino el Departamento de Policia. Media condenada division de Hollywood participo en eso por culpa de la condenada Brenda. Mickey Hebraico sabe que Jack no lo hizo.
Upshaw bostezo ostensiblemente.
– Estoy aburrido, Vincent. Negros inyectandose, Jack y Mickey como socios. Me haces bostezar. De paso, ?lees los periodicos?
Scoppettone agito la cabeza, chorreando sudor.
– ?Que?
Upshaw extrajo un periodico enrollado del bolsillo de la cadera.
– Esto salio en el
– ?No soy yo! -chillo Scoppettone.
Mal estiro el cuello y miro lo que decia el periodico de Upshaw. Capto una nota a toda pagina sobre la pelea de la semana anterior en el Olympic. Penso: no te detengas, embiste, conserva la calma y seras mi hombre…
– ?Juro que no soy yo!
Upshaw se inclino sobre la mesa acercando la cara a la de Scoppettone.
– Juro que no me importa. Esta noche desfilaras para que te identifiquen, y los tres clientes del Moonmist Lounge te echaran un vistazo. Tres sujetos blancos como el pan que creen que todos los italianos son Al Capone. Como ves, no quiero encerrarte por lo de Sun-Fax, Vincent. Quiero sacarte de circulacion, para siempre.
– ?Yo no lo hice!
– ?Pruebalo!
– ?No puedo probarlo!
– ?Entonces iras a la carcel!
Scoppettone aguantaba el cuerpo con la cabeza, la unica parte que no le temblaba. Tiritaba, se sacudia, agitaba la barbilla como un carnero intentando arremeter contra un cerco. Mal comprendio: el chico lo habia capturado por un atraco esa noche; toda la actuacion estaba dirigida a lanzarle lo del periodico. Codeo a Dudley y dijo «Nuestro». Dudley alzo los pulgares. Vincent Scoppettone trato de arrancar la silla del suelo; Danny Upshaw le aferro el pelo y le abofeteo la cara al derecho y al reves hasta que Scoppettone se aflojo y farfullo:
– De acuerdo. De acuerdo.
Upshaw susurro algo al oido de Scoppettone, Vincent babeo una respuesta. Mal se puso de puntillas para oir mejor, pero el altavoz solo escupio estatica. Dudley encendio un cigarrillo y sonrio; Upshaw apreto un boton que habia bajo la mesa. Dos agentes uniformados y una mujer con una maquina taquigrafa marcharon deprisa por el pasillo. Abrieron la puerta de la sala y se apresuraron a tomar la declaracion. Danny Upshaw salio y dijo:
– Maldita sea.
Mal estudio la reaccion.
– Buen trabajo, agente. Estuviste muy bien.
Upshaw miro a Mal, luego a Dudley.
– Policias de la ciudad, ?me equivoco?
– En efecto -dijo Mal-. Fiscalia de Distrito. Yo soy Considine, el es el teniente Smith.
– ?De que se trata?
– Muchacho -explico Dudley-, ibamos a reprenderte por molestar al senor Herman Gerstein, pero eso ya es cosa del pasado. Ahora vamos a ofrecerte un trabajo.
– ?Que?
Mal cogio el brazo de Upshaw y lo llevo aparte.
– Se trata de una infiltracion para una investigacion sobre la actividad comunista en los estudios de cine. Un fiscal de distrito muy bien situado esta a cargo del espectaculo, y podra arreglar una transferencia temporal con el capitan Dietrich. El trabajo te llevara lejos, y creo que deberias aceptar.
– No.
– Puedes volver al Departamento despues de la investigacion. Seras teniente antes de cumplir los treinta.
– No. No quiero.
– ?Que demonios quieres?
– Quiero supervisar el caso de triple homicidio en que estoy trabajando… para el condado y la ciudad.
Mal penso en las vacilaciones de Ellis Loew, en otros jerarcas de la ciudad a quienes podia pedir el favor.
– Creo que podre arreglarlo.
Dudley se acerco, palmeo a Upshaw en la espalda y guino el ojo.
– Tendras que ponerte en contacto con una mujer, hijo. Tal vez tengas que follarla hasta el agotamiento.
– Agradezco esa oportunidad -dijo el agente Danny Upshaw.
SEGUNDA PARTE