– Cuando usted nombro a Reynolds, me imagine que seria Loftis. Sabia que era un actor, pero nunca habia visto una foto. Mire, le dire por que me sorprendi. Un viejo izquierdista nos dijo, a mi companero y a mi, que Loftis era homosexual. Ahora usted me dice que es su prometido.
Claire entorno los ojos; durante medio segundo parecio una arpia al acecho.
– ?Quien le dijo eso?
Mal volvio a encogerse de hombros.
– Un fulano que iba a buscar mujeres a los picnics del Comite de Sleepy Lagoon. No recuerdo su nombre.
De arpia al acecho a manojo de nervios; las manos de Claire temblaban, las piernas le tiritaban, rozando la mesa. Mal le escruto los ojos y le parecio que se reducian, como si hubiera mezclado algun farmaco con el vodka. Pasaron unos lentos segundos, Claire recupero la calma.
– Lo lamento. Oir hablar asi de Reynolds me ha contrariado. Mal penso: no ha sido eso, sino Sleepy Lagoon.
– Lo siento, no tenia que haberlo mencionado.
– Entonces, ?por que lo hizo?
– Porque es un hombre afortunado.
La Reina Roja sonrio.
– Y no solo por mi. ?Me permite terminar de explicar lo que iba a decirle?
– Desde luego.
– En el 47 -continuo Claire- alguien menciono a Reynolds al HUAC. Rumores e insinuaciones, pero lo pusieron en la lista negra. Fue a Europa y trabajo en producciones artisticas experimentales dirigidas por un belga que habia conocido en Los Angeles durante la guerra. Todos los actores usaban mascara, las peliculas causaron gran conmocion, y Reynolds les infundia vitalidad con su actuacion. Incluso gano la version francesa del Oscar en el 48, y llego a trabajar con muchos cineastas europeos. Ahora los verdaderos estudios de Hollywood le ofrecen verdadero trabajo a cambio de una verdadera paga, lo cual terminara si Reynolds comparece ante otro comite o gran jurado o parodia de tribunal o como ustedes lo llamen.
Mal se levanto y miro hacia la puerta.
– Reynolds jamas les dara nombres -concluyo Claire-. Yo jamas dare nombres. No arruine el exito que el ha recobrado. No me arruine a mi.
Suplicaba con elegancia. Mal hizo un ademan que abarcaba la tapiceria de piel, las cortinas de brocado y una pequena fortuna en seda bordada.
– ?Como concilia su ideal comunista con todo esto?
La Reina Roja sonrio. De suplicante a musa.
– Mis buenas obras me permiten una dispensa para cosas bonitas.
Una linea final estelar.
Mal regreso al coche y encontro una nota bajo los limpiaparabrisas:
«Capitan, saludos. Herman Gerstein llamo a Ellis con una queja. Un detective del Departamento del sheriff esta molestando en Variety International (homicidio de un homosexual). Debemos convencer al muchacho de que desista. Oficina de Hollywood Oeste cuando termines con C.d.H., por favor. D.S.»
Mal condujo hacia alla irritado por tener que cumplir con un encargo idiota cuando debia organizar la siguiente maniobra del equipo: noticias por radio y en los periodicos para convencer a la UAES de que el gran jurado estaba
Dudley lo vio y lo llamo con el dedo. Mal se acerco y tendio la mano al oficial.
– Mal Considine, capitan.
El hombre le estrecho la mano con fuerza.
– Al Dietrich. Es bueno conocer a un par de muchachos de la ciudad que parecen seres humanos. Le estaba pidiendo al teniente Smith que no juzgara con severidad al agente Upshaw. Tiene muchas ideas nuevas sobre el procedimiento, y es un poco impetuoso, pero basicamente tiene madera de buen policia. A los veintisiete anos ya es detective. Prometedor, ?no?
Dudley solto una carcajada resonante.
– La sagacidad y la ingenuidad son una potente combinacion en los jovenes. Malcolm, nuestro amigo esta trabajando en el asesinato de un homosexual en el condado relacionado con dos homicidios en la ciudad. Parece obsesionado como solo un policia joven podria estarlo. ?Le daremos al joven una delicada leccion de etiqueta policial y prioridades?
– Una breve leccion -mascullo Mal, volviendose a Dietrich-. Capitan, ?donde esta Upshaw ahora?
– En una sala de interrogatorios, por alla. Dos de mis hombres capturaron esta manana a un sospechoso de robo, y Danny lo esta exprimiendo. Vamos, les indicare el camino. Pero dejenlo terminar.
Los condujo por la sala de reuniones hasta un corredor corto que daba a cubiculos con cristal unidireccional. La estatica crujia en el altavoz de la pared, sobre la ultima ventanilla a la izquierda.
– Escuchen -dijo el capitan Dietrich-. El muchacho es bueno. Y tratenlo con suavidad. Tiene un temperamento fuerte y me gusta.
Mal fue hacia el espejo, adelantandose a Dudley. Al mirar a la sala, vio a un delincuente que habia capturado antes de la guerra. Vincent Scoppettone, un pistolero de Jack Dragna, estaba sentado a una mesa atornillada al suelo, las manos esposadas a una silla tambien inamovible. El agente Upshaw estaba de espaldas al espejo y sacaba agua de una nevera. Scoppettone se movia en la silla, empapado de sudor en las piernas y los sobacos.
Dudley lo reconocio.
– Ah, el grandioso Vincent. Oi decir que este muchacho descubrio que una amiga estaba repartiendo sus favores en otra parte y le metio una calibre 12 en el canal del amor. Debe haber sido engorroso, pero rapido. ?Sabes la diferencia entre una abuela italiana y un elefante? Diez kilos y un vestido negro. ?No es grandioso?
Mal lo ignoro. La voz de Scoppettone salia por el altavoz con una fraccion de segundo de diferencia con el movimiento de los labios.
– Los testigos presenciales no significan nada. Tienen que estar vivos para testificar. ?Entiendes?
El agente Upshaw dio media vuelta, empunando un vaso de agua. Mal vio a un joven de tamano mediano y rasgos regulares, ojos castanos y duros, cabello castano cortado al cepillo, cicatrices de cortes en la tez palida, barba crecida. Parecia agil y musculoso, y algo en el le recordaba a los chicos guapos de las fotos de Claire de Haven. Tenia una agradable voz de baritono.
– Entierra el hacha, Vincent. Comunion. Confesion.
Scoppettone trago agua, escupio y se relamio los labios.
– ?Eres catolico?
Upshaw se sento en la silla de enfrente.
– No soy nada. Mi madre es testigo de Jehova y mi padre esta muerto, y asi estaras tu cuando Jack D. averigue que asaltas mercados por tu cuenta. Y en cuanto a los testigos presenciales, testificaran. Nadie va a ayudarte, y menos Jack. Estas en deuda con el, de lo contrario no te habrias metido en esto. Habla, Vincent. Hablame de tus otros trabajos y el capitan te recomendara para un establecimiento honorable.
Scoppettone tosio; el agua le goteo por la barbilla.
– Sin testigos no tienes nada.
Upshaw se inclino sobre la mesa; Mal se pregunto en que medida distorsionaba la voz.
– Estas en malas relaciones con Jack, Vincent. En el mejor de los casos, te perdonara el asalto al Sun-Fax. En el peor, te hara despachar cuando llegues a la penitenciaria. E iras a Folsom. Eres un conocido amigo del hampa, y es alli donde van todos. Y el Sun-Fax esta en territorio de Cohen. Mickey compra alli los cestos con que unta a los jueces, y se cerciorara de que esos jueces sepan de tu caso. En mi opinion, eres demasiado estupido para vivir. Solo un estupido asaltaria un local en territorio de Cohen. ?Quieres desatar una guerra? ?Crees que Jack quiere que Mickey se enfade con el por un misero atraco?
Dudley codeo a Mal.
– El muchacho es bueno, muy bueno.