Duarte.
La noche anterior, en el distrito negro, Claire de Haven habia actuado como un amasijo de nervios: el asesino habia seducido a Goines en esa zona y un vendedor de heroina habia hablado con ella en el Zombie. Claire habia disimulado, pero el equipo del gran jurado sabia que era adicta desde hacia tiempo. ?Claire habia conseguido la droga que habia matado a Martin Goines?
Danny alzo el auricular y oyo a Meeks al otro lado de la linea.
– ?Chico, estas ahi?
Atino a enganchar el auricular con la barbilla.
– Si, te escucho.
– ?Hay algo que no me has dicho?
– Si… no… Maldita sea, no lo se.
Hubo un largo silencio. Danny miro las fotos de los glotones.
– Agente, ?me estas diciendo que Loftis es sospechoso de esos asesinatos?
– Estoy diciendo que quizas. Un quiza muy posible. Concuerda con la descripcion del asesino y… concuerda con todo.
– Demonios -mascullo Buzz Meeks.
Danny colgo, recordando que mentalmente habia besado a Reynolds Loftis, y le habia gustado.
De Krugman a Upshaw a Krugman, puro policia de Homicidios.
Danny se dirigio a Beverly Hills sin mirar por el espejo retrovisor. Enfoco su Camara Humana sobre las heridas de gloton de Reynolds Loftis; la combinacion de las fotos de Tamarind 2307, el cuerpo de Augie Duarte y los apuestos rasgos de Loftis embadurnados de sangre le hacian accionar el cambio de marchas aun cuando no era necesario, tan solo para ahuyentar las imagenes. Al acercarse, vio las luces de la casa alegremente encendidas, como si la gente del interior no tuviera nada que ocultar. Camino hasta la puerta y encontro una nota bajo la aldaba: «Ted. Volvere dentro de un momento. Ponte comodo. – C.»
De nuevo nada que ocultar. Danny abrio la puerta, entro y vio una tablilla apoyada contra una pared, junto a la escalera. Una lampara de pie la alumbraba; habia documentos desperdigados sobre el escritorio, sostenidos por una carpeta de cuero, absolutamente nada que ocultar. Se acerco, la recogio y la abrio: la pagina inicial presentaba un texto prolijo, escrito a maquina: ACTAS Y ASISTENCIA, COMITE EJECUTIVO DE LA UAES, REUNIONES 1950.
Danny miro la primera pagina. Mas prolijidad: la reunion/fiesta de Noche Vieja del 31/12/49. Estaban presentes -constaban las firmas- C. de Haven, M. Ziffkin, R. Loftis, S. Benavides, M. Lopez, y un nombre tachado e ilegible. Temas de discusion: «Asignaciones de los piquetes», «Informe del secretario», «Informe del tesorero», la posibilidad de contratar detectives privados para indagar los antecedentes criminales de la gente de los Transportistas. La velada comenzo a las once y termino a las seis de la madrugada. Danny fruncio el ceno: el documento podia constituir una coartada para Reynolds Loftis -presente alli a la hora de la muerte de Martin Goinesy las actas no contenian material subversivo.
Nada, nada que ocultar. Sospechoso.
Danny miro mas adelante y encontro una reunion el 4/1/50, con la asistencia de las mismas personas durante la franja horaria en que asesinaron a Wiltsie y Lindenaur, la misma extrana tachadura, la discusion de los mismos temas aburridos. Y Loftis estaba con Claire la noche anterior, cuando habian liquidado a Augie Duarte. Tendria que pedir al doctor Layman una estimacion de la hora del deceso. Coartadas colectivas perfectas, ningun acto de traicion. Loftis no era «el», a menos que todo el monopolio de cerebros estuviera detras de los asesinatos, lo cual resultaba ridiculo.
Danny dejo de pensar, puso el documento en su lugar, hundio las manos tremulas en los tibios bolsillos de piel. Actuaban como si no hubiera nada que ocultar porque no tenian nada que ocultar, porque ninguno de ellos sabia que el era un policia de Homicidios. Aunque Loftis hubiera falsificado su nombre, una coartada con cinco testigos se sostendria ante cualquier tribunal, aunque los citados fueran traidores comunistas. Eso no significaba nada. Ordena el caso, ordena las pruebas, actua como un policia.
Hacia calor en esa casa. Danny se quito la cazadora, la colgo de un perchero, fue al salon y fingio admirar el poster de
– Ted, ?como estas?
«El».
Danny se volvio. Reynolds Loftis y Claire dejaban los abrigos en el vestibulo. Ella parecia timida; el tenia un aspecto apuesto, como un refinado experto en deportes sanguinarios.
– Hola -saludo Danny-. Me alegro de veros, pero tengo malas noticias.
Claire dijo «Vaya»; Loftis se froto las manos y se las soplo.
– Caramba, ?que malas noticias?
Danny se acerco para medir la reaccion de ambos.
– Estaba en los periodicos. Un abogado llamado Charles Hartshorn se suicido. Decian que habia trabajado para el Comite de Defensa de Sleepy Lagoon, y daban a entender que algun polizonte fascista lo habia acorralado.
Reacciones limpias. Claire acaricio el abrigo, diciendo:
– Ya lo sabiamos. Charlie fue un buen partidario de nuestra causa.
Loftis se tenso un poco, quiza porque habia estado liado con el abogado.
– Ese gran jurado murio, pero se llevo a Charlie consigo. Era un hombre fragil y bondadoso, y esos hombres son victimas faciles para los fascistas.
Danny penso: esta hablando de si mismo, el es debil, Claire constituye su fuerza. Se acerco hasta un primer plano y lanzo un golpe audaz.
– Lei en un diarucho que Hartshorn fue interrogado a raiz de una serie de asesinatos. Un homosexual maniatico habia asesinado a personas que el conocia.
Loftis le dio la espalda mientras sufria un ataque de tos muy poco convincente, Claire hizo de actriz de reparto, inclinandose junto a el con la cara a un lado, murmurando:
– Eso no es bueno para tu bronquitis.
Danny mantuvo su enfoque de primer plano y escruto con el cerebro lo que sus ojos no podian ver: Claire alentaba a su prometido; Loftis el actor, consciente de que las caras no mienten, mantenia la suya oculta.
Danny entro en la cocina y lleno un vaso con agua del grifo, un respiro para dar a los actores tiempo de recuperarse. Regreso despacio y los encontro actuando con soltura. Claire fumaba, Loftis estaba apoyado contra la escalera, timido, un caballero sureno a quien la tos le parecia vulgar.
– Pobre Charlie. En ocasiones le gustaba el amor a la griega, y supongo que los poderes constituidos habran querido crucificarlo tambien por eso.
Danny le alcanzo el agua.
– Te crucifican por lo que pueden. Lamento lo de Hartshorn, aunque personalmente prefiero a las mujeres.
Loftis bebio, cogio su chaqueta y le guino el ojo.
– Yo tambien -comento. Beso a Claire en la mejilla y salio por la puerta.
– Hemos tenido mala suerte hasta ahora -dijo Danny-. Lo de anoche…, tu amigo Charlie…,
Claire arrojo la cartera sobre el escritorio donde estaba la carpeta de las reuniones. Demasiada soltura. La estudiada expresion decia que Claire le habia preparado esa naturaleza muerta -la coartada de Loftis- aunque ellos no podian saber quien era. Los hilos de quien era quien, quien conocia a quien, y quien sabia que se enmaranaron de nuevo. Danny los anulo con un guino insinuante.
– Quedemonos aqui, ?te parece bien?
– Iba a proponerte lo mismo -dijo Claire-. ?Quieres ver una pelicula?
– ?Tienes televisor?
– No, tonto. Tengo una sala de proyeccion.
Danny sonrio timidamente, el proletario Ted apabullado por los lujos de Hollywood. Claire le cogio la mano y lo condujo por la cocina hasta el cuarto revestido de anaqueles con libros. En la pared frontal habia una pantalla.