Ursula los vio al volverse. Los reconocio de inmediato. Su rostro expreso el fastidio y la rabia que sentia. Pero tambien miro a derecha e izquierda con temor, como si buscase algo.
– ?Joder! -exclamo agotada, sin enfasis.
– Ursula, escucha… -empezo a hablar Julia.
– ?Que cono quereis? ?Eh? ?Dejadme en paz! ?Piraos! -grito.
– Hemos hablado con la abuela de Marta, con Paco, con el senor Ponsa…
– Y a mi, ?que? -se les enfrento-. Ella esta muerta, ?muerta! Eso es todo, ?entendeis?
– Por favor -suplico Julia.
– ?Que os den, joder!
Trato de pasar por en medio de los dos. Gil fue mas rapido e intuitivo. Le mostro las tres fotografias robadas de la habitacion de Marta: la de su duena, la del hombre que salia de una casa y que tenia escrito «Papa» por detras, y la de ellas tres sonriendo felices.
– ?De donde habeis sacado eso? -los fulmino Ursula, aun mas rabiosa.
– Nos las ha dado su abuela.
– ?No tenia derecho a…! -quiso atrapar la suya, y Gil lo evito guardandosela en el bolsillo junto con la de Marta sola.
– Erais amigas, las tres.
Ursula apreto las mandibulas por toda respuesta.
Gil seguia con la tercera fotografia en la mano.
– Es el padre de Marta, ?verdad?
– ?Y yo que se!
– ?Lo es? -el chico endurecio tambien su voz.
Julia estaba sorprendida.
– ?Si, es su jodido padre! -grito Ursula-. ?El puto cabron!, ?vale? ?Se la hizo un dia saliendo de su casa! ?Dijo que queria tener un recuerdo suyo! ?Mierda! -apreto los punos-. ?El tio pasa de ella cuando le apetece y ella va y…! ?Joder, joder, joder! -se desespero.
– ?Como se llama?
– ?Jose Maria no se que mas!
– ?Como supo donde encontrarlo?
– ?Se lo dijo su madre antes de morir!
Seguian hablando a gritos, asi que la gente los miraba cada vez mas. Ahora, Julia no intervenia en la refriega verbal. Por lo menos, las fotos habian conseguido que Ursula se detuviera.
De ahi a que hablara mas…
– ?Que le paso a Marta?
La chica vestida y maquillada de negro cerro la boca de golpe. En sus ojos aleteo aquel miedo atroz que ella dominaba y vencia a base de desesperacion.
– ?Donde esta Patri?
El miedo acabo por estallar en sus pupilas. Reacciono violentamente. Le empujo con todas sus fuerzas, y si Gil se hubiera resistido, le habria golpeado, con los punos o con las botas. Echo a andar pisando fuerte, dominada por aquella furia incontenible.
– ?Quien es Lenox, Ursula? ?Que tiene que ver el
Parecio a punto de detenerse. Lo notaron. Perdio el ritmo, se descompuso, intuyeron un estremecimiento bajo la leve iluminacion callejera, que ya rivalizaba con la primera oscuridad de la noche. Luego siguio caminando, sin volver la vista atras.
– ?No puedes esconderte siempre, Ursula! ?Tienes que confiar en alguien!
Su cuerpo joven y agresivo se perdio calle abajo.
Era una mancha negra, como un funeral andante, que se desvanecio en la distancia.
Capitulo 7
El bar era distinto al
Julia y Gil, sentados en una mesa, ordenaban ideas y anotaban cuanto recordaban de lo ocurrido a lo largo del dia. La libreta con los poemas de Marta y aquellas tres fotografias sustraidas de su habitacion descansaban a un lado de la mesa. De sus dos cervezas apenas si quedaba el ultimo sorbo. Algo les impedia separarse, irse cada cual a su casa.
– Voy a probar una cosa -dijo ella, y saco el movil.
Marco un numero que extrajo de su agenda personal y espero. Reacciono al escuchar la voz de tia Cinta.
– Hola, soy yo, Julia -le anuncio-. ?Esta el padrino?
– Dicho asi, parece que llames a alguien de la mafia -bromeo Gil.
Le dio un golpe en el brazo con la mano.
– ?Padrino?
– ?Que hay, carino?
– Oye, es sobre lo que hablamos ayer, ya sabes, el caso de esa chica asesinada.
– Sabia que llamabas por eso. ?En que andas?
– En nada, escribiendo un poco el trabajo con mi companero -le quito importancia al asunto-. Solo queria saber si habia algo mas. Ya sabes, extraoficialmente.
– Ni extraoficial, ni oficial -manifesto el hombre-. Ya te dije que no se nada de eso. El caso es del inspector German Rocamora.
– Marta tenia una amiga intima, una tal Ursula.
– Pues supongo que la habran interrogado.
Julia puso cara de resignacion. Aun asi lo intento una segunda vez.
– ?Te suena un puticlub llamado
– ?Un
– Venga, padrino.
– ?Que tiene que ver ese lugar con esa chica muerta?
– Su madre trabajaba en el.
– ?Y?
– No, nada -arrugo la cara, como si hubiera metido la pata, y se mordio el labio inferior.
– Julia, te lo adverti -la voz de su padrino sono mas que seria-. Espero que no te de por meterte en un lio.
– Que no, hombre, que no -se defendio ella-. Pero es que, hablando con la abuela de Marta y con una vecina… En fin, que han salido nombres, y era por si sabias algo.
– Una cosa es hacer un trabajo escolar, y otra muy distinta, jugar a policias y ladrones.
– ?Padrino…!
– Mira que te conozco, te lo dije. ?Eres hija de tus padres, por Dios!
– ?Estamos reconstruyendo la vida de Marta, solo eso!
– ?Estamos?
– Somos dos, un companero de la facultad y yo.
– Pues menos mal -y pregunto con toda intencion-: ?Sois algo mas?
– No -se puso roja.