lo que, como la mayoria de los hombres, mas deseaba: un hijo y heredero.

Se planteo luego la cuestion del nombre que debiamos ponerle. Walter sugirio que le pusiesemos Richard como su padre o Walter como el. Pero yo dije que me gustaria prescindir de los nombres familiares y que me gustaba mucho el nombre de Robert; y como Walter estaba tan dispuesto a complacerme, ese fue el nombre que pusimos al muchacho.

El nino me entusiasmaba, pues fue desde el principio guapo, simpatico y claramente inteligente. Aunque parezca extrano (y hasta a mi misma me sorprendia esto), el nino llego a absorberme por completo. El fue el que mas contribuyo a aplacar mi dolor y, maravilla de maravillas, deje de anorar la Corte.

Habrian de pasar ocho anos hasta que volviese a ver a Robert Dudley, y durante ese tiempo muchas cosas sucedieron en el mundo.

Los anos de destierro

Mi Senor de Leicester sigue muy proximo a Su Majestad, y ella le muestra el mismo gran afecto de siempre… Hay dos hermanas ahora en la Corte que estan muy enamoradas de el, y, al parecer, desde hace tiempo: Lady Sheffield y Frances Howard. Al parecer, rivalizan entre si por su amor y la Reina no piensa nada bien de ellas ni mejor de el. Por este motivo hay espias vigilandole.

Gilbert Talbot a su padre,

Lord Shrewsbury.

Mi hijo habia cambiado la casa. Sus hermanas le idolatraban y toda la servidumbre le adoraba. Su padre estaba extraordinariamente orgulloso de el y, lo mas extrano de todo, yo no deseaba por entonces mas que cuidarme de el. No queria dejarselo a las sirvientas porque no podia soportar la idea de que me arrebatasen su afecto.

Walter tenia por entonces muchas razones para estar muy satisfecho de su matrimonio. Yo pensaba a veces en Robert Dudley con nostalgia, pero, al estar separada de el, podia contemplar la realidad de los hechos cara a cara.

Y esa realidad no era muy agradable para una mujer tan orgullosa como yo.

Robert Dudley me habia hecho su amante temporal porque habia perdido el favor de la Reina, y en cuanto ella le habia hecho una sena habia dicho: «Adios, Lettice, no es prudente que volvamos a vernos.»Mi orgullo era tan fuerte como mis necesidades fisicas. Pretendia olvidar el episodio. Mi familia (y sobre todo mi adorado hijo) me ayudarian a lograrlo. Me entregue al gobierno de mi hogar, y durante un tiempo me converti en esposa modelo. Pasaba horas en mi destilatorio. Cultivaba una variedad de hierbas que mis sirvientes utilizaban para sazonar los alimentos y yo probaba constantemente cosas nuevas. Hice perfumes con espliego, rosas y jacintos. Descubri nuevos medios de mezclar flores silvestres con juncos y utilice muchas veces ulmaria, que la Reina habia puesto de moda porque una vez dijo que le recordaba el campo. Encargue ropas finas (brocados, terciopelo y gorgoran) que dejaron boquiabiertas a mis criadas, acostumbradas como estaban al fustan y la carisea. Mi modista era buena, pero por supuesto incapaz de captar la moda refinada de la Corte. ?Daba igual! Yo era una reina aqui y la gente hablaba de mi, de mi elegancia, de mi mesa, de los vinos con que obsequiaba a mis invitados: moscatel, malvasia y los vinos italianos que yo mezclaba con mis propias especias. Cuando llegaban visitas de la Corte procuraba impresionarles. Queria que volviesen y hablasen de mi y que el pudiese saber que era capaz de vivir muy a gusto sin el.

En esta atmosfera domestica, era natural que volviese a quedar embarazada. A los dos anos del nacimiento de Robert, tuve otro hijo y esta vez considere justo ponerle el nombre de su padre. Asi que le llame Walter.

Durante esos anos, sucedieron en el mundo exterior acontecimientos memorables. Darnley, el marido de Maria, Reina de Escocia, habia muerto misteriosamente en una casa de Kirk o Field, en los arrabales de Edimburgo. La casa habia sido volada con una carga de polvora, con la intencion evidente de eliminar a Darnley, pero el desdichado debio sospechar algo e intento escapar antes de la explosion. No llego muy lejos. Le encontraron en el jardin de la casa: muerto pero sin que le hubiese afectado la explosion, y, como el cadaver no tenia ninguna senal de violencia, se supuso que le habian ahogado colocandole un pano humedo sobre la boca. Era claramente un caso de asesinato. Dado que Maria estaba profundamente enamorada del conde de Bothwell (y odiaba a su esposo Darnley) y Bothwell se habia divorciado de su esposa, resultaba evidente quien estaba detras de aquel asesinato.

Debo confesar que cuando llego a Chartley la noticia de lo ocurrido, senti grandes deseos de estar en la Corte para poder conocer directamente la reaccion de Isabel. Me imaginaba el horror que manifestaria y la alegria que sentiria en el fondo por la situacion en que se habia colocado la Reina de Escocia. Al mismo tiempo, quizas estuviese algo inquieta. La gente sin duda recordaria un caso similar en que ella se habia visto cuando la mujer de Robert Dudley habia aparecido muerta al pie de aquella escalera en Cumnor Place.

Si la Reina de Escocia se casaba con Bothwell, su trono se veria sin duda amenazado. Se daria por supuesto que habia sido complice en el asesinato. Ademas, su posicion no era en modo alguno tan firme como la de Isabel. Recuerdo que no podia dejar de sonreir al pensar en el coro de adulaciones que se elevaba cada vez que aparecia la Reina, e incluso hombres como Cecil y Bacon parecian considerarla divina. Pensaba yo a veces que ella insistia en esto en parte porque no podia olvidar la existencia de la Reina de Escocia que, segun le decia el sentido comun, era mas bella de lo que ella pudiera ser nunca, pese a su pelo postizo, sus afeites y coloretes y sus adornos relumbrantes.

Despues de esto, los acontecimientos se sucedieron muy deprisa. Al principio, cuando me entere de que Maria se habia casado de inmediato con Bothwell no podia creerlo. ?Que mujer tan necia! ?Como no habia tenido en cuenta el ejemplo de nuestra astuta y prudente Isabel, cuando se vio envuelta en algo parecido? Maria habia proclamado su culpabilidad ante el mundo; y aunque no hubiese participado en el asesinato de Darnley, con sus actos demostraba claramente que eran ciertos los rumores de que Bothwell habia sido su amante en vida de Darnley.

Poco despues, llego la noticia de la derrota en Carberry Hill. Esto me inquieto. Deseaba estar en la Corte, ver aquellos grandes ojos pardos que tanto expresaban y tanto ocultaban. Estaria furiosa ante aquella ofensa a la realeza. Ella, con sus raices Tudor bastante oscuras, insistia siempre en los honores obligados que habia que rendir a la sangre real. Tenia que deplorar sin duda el hecho de que se condujese a una Reina por las calles de Edimburgo en un jumento con una enagua roja de tendera mientras la chusma gritaba «puta y asesina» detras de ella. Pero al mismo tiempo, debia recordar que Maria habia osado llamarse Reina de Inglaterra y que aun habia en el pais algunos catolicos dispuestos a arriesgar muchas cosas (incluyendo sus vidas) por ver en el trono a Maria y por una vuelta al catolicismo.

No, Isabel jamas olvidaria que aquella mujer estupida del otro lado de la frontera era una seria amenaza para una Corona que consideraba tan basicamente suya que no estaba dispuesta a compartir ni siquiera con el hombre al que amaba.

?Y Robert? ?Que estaria pensando el? Aquella era la mujer a la que habia sido ofrecido en matrimonio y que habia aludido a el despectivamente como «caballerizo de la Reina». Estaba segura de que era tan orgulloso que no podia por menos de experimentar cierta satisfaccion al verla caer tan bajo.

Siguio luego la derrota, la captura y el encierro en Lochleven, la huida de alli y luego otra desastrosa y definitiva derrota en Langside y (locura de locuras) Maria fue tan ilusa como para pensar que podria ayudarle «su querida hermana de Inglaterra».

Me imagine la emocion de aquella querida hermana ante la perspectiva de que su mayor rival se entregase, por propia y libre voluntad, en sus manos.

Poco despues de la llegada de Maria a Inglaterra, nos visito mi padre. Estaba a un tiempo satisfecho y preocupado, y cuando me entere de la razon de su visita entendi muy bien el motivo.

Вы читаете Mi enemiga la reina
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату