situacion y de vuestros hijos. El conde era muy joven para morir y sus hijos aun necesitaban sus cuidados. Creo que tenia el proposito de enviar a su hijo Robert a mi casa.

—Me hablo de ello —le dije—. Se que era su deseo.

—Entonces recibire con mucho gusto a Robert, siempre que vos considereis conveniente enviarlo.

—Gracias. Necesitara algo de tiempo para recuperarse de la muerte de su padre. En mayo proximo ira a Cambridge.

Lord Burleigh asintio aprobatoriamente.

—Tengo entendido que es un muchacho de gran inteligencia.

—Esta muy versado en latin y frances y disfruta aprendiendo.

—Entonces le ira bien.

Asi que todo quedo dispuesto, y a mi me parecio lo mejor, porque sabia que, dejando aparte su inteligencia, Lord Burleigh era un padre bueno e indulgente con sus propios hijos y (aun mas raro) un esposo bueno y fiel.

Supongo que era inevitable que empezasen a circular rumores. Quien hubiese contado a Walter lo de mis relaciones con Robert, estaria ahora propagando murmuraciones sobre la muerte de mi marido.

Robert vino a verme muy nervioso e insistio en que hablasemos. Me conto que se decia que Walter habia sido asesinado.

—?Por quien? —pregunte con viveza.

—?Necesitais preguntarlo? —contesto Robert—. Siempre que muere alguien inesperadamente y yo le conozco, soy sospechoso.

—?Asi que la gente habla de nosotros! —murmure.

Asintio.

—Hay espias por todas partes. No puedo hacer ni un solo movimiento sin que me vean. Si esto llegase a oidos de la Reina…

—Pero si nos casasemos, ella tendria que saberlo —indique.

—Se lo dire suavemente, pero no me gustaria que se enterase por otro que no fuese yo.

—Quiza —dije, con aspereza— seria mejor que nos dijesemos adios.

Entonces, el se puso casi furioso.

—?No oseis decir tal cosa! Voy a casarme con vos. Ninguna otra cosa me satisfacia, pero en este momento hemos de andar con cuidado. Dios sabe lo que Isabel haria si supiese que estamos considerando esta posibilidad. Lettice, van a desenterrar el cadaver de Essex para ver si fue envenenado.

No me atrevi a mirarle. No queria saber la verdad si acusaba a Robert. Segui pensando en Amy Robsart al pie de aquella escalera de Cumnor Place y en el marido de Douglass Sheffield, muerto cuando iba a iniciar los tramites para divorciarse de su esposa… Y ahora… Walter.

—Oh, Dios mio —dije, y estaba rezando—. Confio en que no encuentren nada.

—No te preocupes —dijo Robert, consolandome—. Nada encontraran. Murio de muerte natural… de disenteria. Essex nunca fue un hombre fuerte e Irlanda no le sentaba bien. Creo, sin embargo, que seria aconsejable que volvieseis a Chartley por un tiempo, Lettice. Eso contribuiria a cortar las murmuraciones.

Me di cuenta de que tenia razon y, tras solicitar permiso de la Reina, deje la Corte.

Fue un gran alivio recibir la noticia de que en el cadaver de Walter no habia aparecido nada que sugiriese habian acelerado su muerte.

Trajeron el cadaver a Inglaterra y el funeral se celebro a finales de noviembre en Carmarthen. No permiti al joven Robert hacer el largo viaje, pues estaba acatarrado y tan deprimido que temi por su salud.

Lord Burleigh me escribio asegurandome que era ahora su tutor y que estaba deseando que llegase el momento de poder recibirle en su hogar, donde le prepararia para Cambridge.

Le dije que iria pasadas las fiestas de Navidad y le parecio muy bien.

Me sentia expectante. Era evidente que no podia casarme con Robert hasta que pasase cierto tiempo, pues apresurar el matrimonio daria pabulo de nuevo a las murmuraciones, que era lo ultimo que deseaba. Necesitariamos esperar un ano, calculaba yo. Pero podiamos aceptarlo, pues nos veriamos en el Interin, y en cuanto mi hijo hubiese salido para la casa de Lord Burleigh, yo pensaba reanudar mis actividades en la Corte.

?Que largos y tediosos me parecian aquellos dias invernales! Constantemente me preguntaba que haria Robert y que pasaria en la Corte. Inmediatamente despues de las fiestas navidenas, yo y mi familia (con la excepcion del joven Robert) salimos para Durham House. Pocos dias despues de mi llegada, recibi recado de una dama a la que habria preferido no ver. Era Douglass Sheffield, y la historia que tenia que contarme desperto en mi grandes recelos.

Habia preguntado si podia hablar conmigo en secreto, pues tenia algo importante que explicarme.

No habia duda de que era una mujer muy atractiva, y este hecho hacia alarmantemente plausible lo que contaba.

—Considere que debia hablar con vos, Lady Essex —dijo—. Porque creo que necesitais urgente consejo. Vine a contaros lo que me sucedio a mi con la esperanza de que cuando lo hayais oido comprendais que es precisa cierta cautela en vuestras relaciones con cierto caballero de la Corte.

—Nadie puede oirnos, Lady Sheffield —dije, friamente—. Asi que no hay ninguna necesidad de que hableis de ese modo. ?A quien os referis?

—A Robert Dudley.

—?Por que deseais prevenirme contra el?

—Porque he oido rumores.

—?Que rumores? —intente mostrarme sorprendida, aunque temo que con escaso exito.

—Que vos y el sois amigos intimos. Un hombre como el no puede tener amistades sin que se hable de ello… dada su relacion con la Reina.

—Si, claro *—dije, con cierta impaciencia—. Pero, ?por que debeis prevenirme?

—Debe prevenirse a cualquier dama cuyo nombre se asocie con el, y considero mi deber contaros lo que a mi me sucedio.

—Ya me lo explicasteis en otra ocasion.

—Si, pero no os lo conte todo. El conde de Leicester y yo nos comprometidos en el ano 71 en una casa de Canons' Row, en Westminster, pero el se mostro reacio a completar el matrimonio por miedo a la reaccion de la Reina. Al quedar yo embarazada, le inste a que se casara conmigo y asi lo hizo en Esher a finales del ano 73.

—No teneis testigo alguno de eso —dije, desafiante, viendo que si tal cosa era verdad, todos mis suenos de matrimonio se evaporaban.

—Como ya os dije en otra ocasion, Sir Edward Horsey actuo de padrino y el doctor Julio, el medico del conde, estuvo presente; mas tarde nacio un nino. Se llama Robert Dudley por su padre. Puedo aseguraros que el conde esta orgulloso de su hijo. Su hermano, el conde de Warwick, es el padrino del muchacho y muestra gran interes por el.

—Si eso es realmente cierto, ?por que se mantiene en secreto su existencia?

—Sabeis muy bien cual es la situacion cara a la Reina. Ella no admite que un hombre que a ella le interese, se case… y menos aun Robert Dudley, que es el favorito. La existencia de mi hijo se mantiene en secreto unicamente por la Reina.

—Pero si el estuviese tan orgulloso de su hijo, lo natural seria…

—Lady Essex, entendeis perfectamente lo que quiero decir. No he venido aqui a discutir con vos sino a preveniros, pues tengo la impresion de que el conde de Leicester ha transferido su afecto de mi a vos y ha llegado la hora de que vos y yo hablemos claramente.

—Os ruego que lo hagais, Lady Sheffield.

—El conde de Leicester os ha hablado de matrimonio, pero, ?como puede casarse con vos estando casado conmigo? He venido a deciros que me ofrecio setecientas libras anuales si renuncio al matrimonio, y me dijo que si no aceptaba su oferta no me dara nada y se apartara de mi por completo.

—?Y cual fue vuestra respuesta?

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