camara, pero no veo por que no habriais de ir a la Corte tal como corresponde a vuestra posicion de condesa de Leicester.

—Me asombra que le guste proclamar sus celos como lo hace.

—Se complace en ello —dijo Penelope—. Hatton le ha enviado un punzon y una cubeta forjados en oro, con el mensaje de que podria necesitarlo, pues es seguro que tendra siempre Agua a mano… refiriendose a Raleigh. Lo logico seria pensar que reprendiese a Hatton por hacer semejante tonteria, pero le aseguro, en el mismo tono, que Agua jamas desbordaria sus cauces, pues sabia lo mucho que ella estimaba a sus ovejas. Asi pues, agradecio al viejo Jefe del Rebano sus celosos esfuerzos. A Isabel le encanta que luchen entre si por ella. Eso le ayuda a olvidar las patas de gallo y las arrugas con que se enfrenta en ese cruel espejo que no es tan halagador como sus cortesanos.

Le pregunte como le iba su vida matrimonial y desecho la pregunta con el comentario de que en cuanto daba a luz un hijo estaba embarazada de otro y que un dia iba a decirle a Lord Rich que ya le habia dado suficientes hijos y que no le daria mas.

Sus frecuentes embarazos no parecian menoscabar su salud ni su belleza, pues estaba tan animosa y bella como siempre; y a punto estuve yo de hablarle de mi propia aventura con Christopher Blount. Ella continuo contandome que la Reina estaba, desde luego, muy entusiasmada con Raleigh y que este quiza fuese el rival mas inmediato que tenia Essex. Segun su opinion, Essex debia ser mas prudente, no ser demasiado franco con la Reina, usar solo la franqueza cuando la complaciese y cuando ella claramente quisiese una respuesta sincera.

—Le pides que vaya contra su caracter —dije—. Creo que eso es algo que nunca podra hacer.

Hablabamos de el carinosamente, pues Penelope le queria casi tanto como yo. Las dos nos sentiamos muy orgullosas de el.

—Pero Raleigh es muy listo —dijo— y nuestro Robin nunca podra serlo tanto. Sin embargo, Raleigh le pide cosas a la Reina y cuando el otro dia ella le pregunto cuando dejaria de mendigar, el contesto en seguida que solo lo haria cuando Su Majestad dejase de ser tan benevolente… lo cual le hizo reir de muy buena gana. Ya sabeis lo que le gustan a ella los detalles de ingenio. Robin jamas podria darle eso. Algo que me da miedo es que el pueda sobrevalorar su poder sobre ella.

Podria ser peligroso que lo hiciese.

Conteste que cuando sus favoritos se pasaban de la raya, ella a menudo les perdonaba. Bastaba pensar en Leicester.

—Pero nunca habra otro Leicester —dijo secamente Penelope.

Yo sabia que era cierto.

Cada vez sentia mas carino por Christopher. Me parecia interesante y divertido, una vez que supero el respeto que sentia por mi, que era imposible mantener ya, pues sabia que le deseaba tanto como el a mi.

Me hablo de su familia, noble pero empobrecida. Su abuelo, Lord Mountjoy, habia gastado sin tino, y su padre habia derrochado aun mas la fortuna de la familia, intentando descubrir la Piedra Filosofal. El hermano mayor de Christopher, William, era hombre que no tenia en la menor estima el dinero y vivia muy por encima de sus medios, con lo que parecia poco probable que quedase ya mucho de la fortuna familiar.

La esperanza era el hermano Charles, unos anos mayor que Christopher y algo mas joven que William. Charles habia declarado su decision de acudir a la Corte y restaurar la fortuna familiar.

Me interesaba la familia por Christopher, claro esta, y cuando empezo a hablarse de su hermano Charles como rival de mi hijo, mi interes aumento.

Los Blount eran bellos y apuestos, y parecia que Charles contaba con su cuota correspondiente. Fue admitido en la Corte e incluido entre los que se sentaban a cenar con la Reina. No significaba esto que ella hablase con todos los presentes, pero constituia una posibilidad de atraer su atencion, cosa que la apariencia de Charles logro de inmediato.

Segun me contaron, la Reina pregunto a su trinchador quien era aquel desconocido tan apuesto, y cuando el trinchador dijo que no le conocia, la Reina le pidio que lo averiguara.

Charles, viendo que la Reina le miraba, se puso muy colorado, cosa que a ella le encanto, y cuando supo que se trataba del hijo de Lord Mountjoy, le hizo llamar. Hablo con el timido joven unos minutos y le pregunto por su padre. Luego le dijo:

—Si seguis acudiendo a la Corte, procurare favoreceros.

Los presentes sonrieron. ?Otro joven apuesto!

Por supuesto, el acepto la invitacion y pronto disfruto de gran favor ante la Reina, pues poseia otras cualidades ademas de su belleza, ya que era culto, sobre todo en cuestiones historicas, con lo que podia relacionarse con la Reina a un nivel intelectual que a ella le encantaba. El que mantuviera una postura retraida y no gastara ostentosamente (en realidad no podia), produjo en la Reina una sensacion nueva y refrescante y pronto paso a formar parte de su pequeno grupo de favoritos.

Un dia, en una justa a la que ella asistio, sin ocultar la satisfaccion que le produjo su victoria, le regalo para celebrarla una reina de ajedrez de oro muy ricamente esmaltada. El se sentia tan orgulloso del regalo que ordeno a sus criados que se la cosieran a la manga y se echo la capa al brazo para que todos pudieran ver aquella prueba de favor regio. Cuando mi hijo la vio, quiso saber que significaba, y le explicaron que la Reina habia premiado asi la victoria del joven Blount en el torneo del dia anterior. Otro defecto de mi hijo era la envidia, y la idea de que la Reina admirase a aquel joven le lleno de colera.

—Al parecer, cualquier necio puede obtener su favor —dijo despectivamente.

Como estaban presentes varias personas, Charles Blount no tuvo mas remedio que desafiarle.

Me senti muy inquieta cuando Christopher me lo dijo, y el tambien lo estaba. Vino a decirmelo casi llorando.

—Mi hermano y vuestro hijo van a batirse en duelo —dijo, y fue entonces cuando supe el motivo.

Los duelos podian acabar en muerte, y el ver .a mi hijo en peligro me lleno de ansiedad. Le envie un mensaje inmediatamente para que viniese a verme. Lo hizo, pero cuando me oyo lo que queria, se impaciento.

—Mi querido Rob —le dije—. Puede mataros.

Se encogio de hombros y prosegui:

—?Y si mataseis vos a ese joven?

—Poco se perderia —contesto.

—Lo lamentariais profundamente.

—Esta intentando ganarse el favor de la Reina.

—Si pensais luchar con todos los hombres de la Corte que pretenden tal cosa, no creo que tengais muchas posibilidades de supervivencia. Rob, tened cuidado, os lo ruego.

—Si os lo prometiese, ?os dariais por satisfecha?

—No —grite con vehemencia—. Solo podre tener una satisfaccion con este asunto y es que se anule el duelo.

Procure tranquilizarme, razonar con el.

—La Reina se enfadara mucho —dije.

—La culpa la tiene ella por hacerle ese regalo.

—?Y por que no hacerlo? La complacio en el torneo.

—Madre querida, ya os he dicho que acepte el desafio. No hay mas que hablar.

—Querido, teneis que abandonar esta locura.

De pronto se puso carinoso.

—Ya es demasiado tarde —dijo, con suavidad—. No temais. No es rival para mi.

—Su hermano pequeno es caballerizo nuestro. Pobre Christopher, esta tan afectado… Oh, Rob, no comprendes lo que siento…; si algo te pasase…

Me beso, y su expresion era tan tierna que me senti desbordada de amor hacia el, y mis temores se multiplicaron. Es muy dificil transmitir su atractivo, que era siempre especialmente eficaz, unido a su impresionante apariencia. Me aseguro que me amaba, que siempre me amaria. Haria todo lo posible por hacerme

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