En ese momento vieron a Cueto que se les acercaba por el pasillo, con una sonrisita sobradora.
– ?Que dicen las conciencias alquiladas de la patria…?
– Sientese, doctor.
Cueto tenia el fisico seco y fibroso, vagamente repulsivo, de los hombres mayores que hacen mucho deporte y se mantienen en una especie de patetica juventud perpetua.
– Un minuto nomas -dijo Cueto.
– ?Conoces a Renzi?
– ?Escribis en
– No… -dijo Renzi.
– Ah, entonces sos un fracasado… -Sonrio con aire complice y levanto la botella de vino del balde y se sirvio en una copa de agua que vacio en el hielo. Despues le ofrecio a Renzi.
– No, mejor no sigo tomando.
– Nunca dejes de tomar cuando todavia seas capaz de pensar que es mejor que no bebas, como decia mi tia Amanda. -Paladeo el vino-. De primerisima -dijo-. El alcohol es uno de los pocos placeres simples que quedan en nuestra vida moderna. -Miraba todo el tiempo alrededor como buscando a algun conocido. Tenia algo extrano en el ojo izquierdo, una mirada azul y fija, que inquieto a Renzi-. Ayer salio una noticia increible, claro que ustedes los periodistas nunca leen los diarios.
Dos guerrilleras habian matado a un conscripto [17] en una base aerea de Moron. Bajaron de un Peugeot, se acercaron sonriendo a la garita de guardia, llevaban una pistola calibre 45 escondida en la revista
– Se resistio, mira si se va a resistir, les habra dicho: Chicas, ?que les pasa?, no me saquen el fusil que me mandan en cana… Se llamaba Luis Angel Medina. Por ahi era correntino, anda a saber, un negrito, peleaban por el, ellas, por los negros del mundo, pero van y lo matan. -Volvio a servirse vino-. Estan cocinadas, las dos, van a andar siempre juntas, a partir de ahora, ?no? -dijo Cueto-. Escondidas, metidas en un embute, tomando mate, las troskas, en una quinta de Temperley…
– Bueno -dijo Renzi, tan furioso que empezo a hablar en un tono demasiado alto-, la desigualdad entre los hombres y las mujeres se termina cuando una mujer empuna un arma. -Y siguio, tratando de ser lo mas pedante posible en medio de las brumas del alcohol-. El termino
– Todos soldados -dijo Bravo-. Mira que bien. Soldados de Peron…
– No, ?del Ejercito Revolucionario del Pueblo! -dijo Cueto-. Esos son los peores, primero matan al voleo y despues se mandan un comunicado hablando de los pobres del mundo.
– La etica es como el amor -dijo Renzi-. Se vive en presente, las consecuencias no importan. Si uno piensa en el pasado es porque ya perdio la pasion…
– Tenes que escribir estas grandes verdades nocturnas.
– Claro -dijo Renzi-. El sacrificio mas grande es acatar la segunda etica. [18]
– ?Segunda etica? Demasiado para mi… Disculpen, senores periodistas, pero se me hace tarde… -dijo Cueto, y empezo a levantarse.
– Haria falta un asesino serial femenino -siguio Renzi-. No hay mujeres que maten hombres en serie, sin motivo, porque si. Tendrian que aparecer.
– Por ahora, las mujeres solo matan un marido por vez… -dijo Cueto, mirando la sala.
Ya se habia desentendido de ellos, harto de esa sarta de abstracciones ridiculas. Ellos dos seguian ahi, pero Cueto ya no estaba.
– Me voy, che -dijo entonces Renzi-, viaje de noche, estoy fundido.
Bravo lo acompano unas cuadras por el pueblo en sombras y se detuvo en el borde de la plaza.
– Se estaba haciendo ver con Ada Belladona. No entiendo -dijo Renzi.
– La pretende, como se dice por aca… Fue el abogado de la fabrica, el abogado de la familia Belladona, en realidad… Cuando se armo el lio entre los hermanos se abrio y ahora es fiscal… va a llegar lejos.
– Mira de un modo raro.
– Tiene un ojo de vidrio, lo perdio jugando al polo… -Bravo subio al auto y se asomo por la ventanilla-. ?Querias hacerlo picar? Mira que es un tipo peligroso.
– Me vengo pasando tipos peligrosos por las pelotas desde que tengo memoria.
Bravo toco la bocina en signo de saludo o de desaprobacion, y arranco hacia la ruta. Vivia en las afuera, en un barrio residencial, en lo alto de los cerros.
Renzi siguio solo, disfrutando el fresco de la noche. El camion de la municipalidad regaba la calle vacia, asentando el polvo. Habia olor a tierra mojada, todo estaba tranquilo y en silencio. Muchas veces al viajar en un omnibus de larga distancia habia querido bajarse en un pueblo cualquiera en medio de la ruta y quedarse ahi. Ahora estaba en uno de esos pueblos y tenia una sensacion extrana, como si hubiera dejado en suspenso su vida.
Pero su vida no estaba en suspenso. Cuando llego al cuarto y empezo a desnudarse, sono el telefono. Era una llamada de Julia desde Buenos Aires.
– Terminala, Emilio -le dijo cuando el levanto el tubo-, todos me buscan a mi para preguntar por vos. ?Donde te metiste? Tuve que llamar al diario para localizarte y mira la hora que es. Te llego a casa una carta de tu hermano.
Mientras le explicaba que estaba trabajando en un pueblo piojoso de la provincia de Buenos Aires y que no podia pasar a buscar la carta, se dio cuenta de que Julia no le creia y lo dejaba colgado en medio de la charla y le cortaba la comunicacion. Seguro pensaba que le estaba mintiendo, que se habia escapado con alguna loca y se habia metido en un hotel.
Varios amigos le habian dicho que ella decia que el se estaba hundiendo. Despues de la muerte de su padre, sobre la que no queria abrir juicio, habia decidido separarse de Julia pero no habia cambiado la direccion y lo seguian buscando en la casa de su ex mujer. Le hubiera gustado ser como Swann, que al final descubre que se ha consumido por una mujer que no valia la pena. Pero seguia tan unido a Julia que seis meses despues de haberla dejado le alcanzaba con escuchar su voz para sentirse perdido. Queria muchisimo mas a Julia que a su padre, pero la comparacion era ridicula. Por el momento estaba tratando de no establecer relaciones entre acontecimientos diferentes. Si conseguia mantener aisladas todas las cosas, estaba salvado.
Miro la plaza por la ventana. En la calle vio al perro que caminaba ladeado, dando pequenos saltos; se paro bajo la luz del farol de la esquina. Segun Bravo, ese era el perro del comisario. Lo vio levantar la pata para mear y luego sacudirse la pelambre amarilla como si estuviera empapado. Renzi bajo la cortina y se acosto a dormir y sono que asistia al entierro de Tony Duran en un cementerio de Newark. En realidad era el cementerio de Adrogue, pero estaba en Nueva Jersey y habia viejas lapidas y tumbas cerca de la vereda del otro lado de una reja de hierro. Un grupo de mujeres y de mulatos lo despedian con solemnidad. Renzi se acerco a la fosa abierta en la tierra y vio bajar el cajon de plomo sellado que brillaba al sol. Tomo un terron de tierra y lo arrojo a la tumba abierta.
– Pobre hijo de puta -dijo Renzi en el sueno.
Cuando se desperto no recordo el sueno pero recordaba que habia sonado.
9
Cuando Croce hizo publicar en los diarios de la zona la foto borrosa de un desconocido con una orden de captura, nadie entendio muy bien que estaba pasando. Incluso Saldias empezo a expresar timidamente sus dudas. Habia pasado de la admiracion ciega a la inquietud y a la sospecha. Croce no le hizo caso y lo dejo inmediatamente de lado; desdenoso, le pidio que se dedicara a redactar un nuevo informe con las nuevas hipotesis sobre el crimen.
Entonces el fiscal Cueto ocupo el centro de la escena y empezo a tomar decisiones con la intencion de frenar