– ?Genial! No, si lo que no se nos ocurra a ti y a mi… ?Formamos un equipo perfecto! Hablare con mi marido para informarle de todo, y tu empieza a ponerte de acuerdo con el cocinero y los distribuidores. En su momento ya decidiremos el menu. Para la decoracion del jardin podemos aprovechar algo de lo que sobro en Navidad. No te preocupes por nada, yo te ayudare. Sera facil.
– Si no lo complicamos a ultima hora…
– Yo me encargo de que no tengas que trabajar demasiado. Ya concretaremos. Me voy, gracias por la cerveza.
– Buenas noches, dona Manuela.
– Gracias, Dario, ya veras, entre los dos haremos mucho bien a los necesitados mexicanos.
Tomo la cabeza del chico con ambas manos y le estampo un sonoro beso en la frente. Luego se marcho, decidida y contenta. Dario la vio caminar airosamente, moviendo sus generosas y bien formadas caderas como un perro feliz mueve la cola. Podia ser bastante pesada, una fuente continua de problemas para el. Podia sacarlo de quicio y complicarle la vida lo indecible, pero nadie podria haber negado que lo trataba con simpatia e incluso carino. Si, penso, pocas esposas de jefe le hubieran mostrado ese grado de confianza y predileccion.
Al dia siguiente de haberse marchado tan abruptamente de la colonia desperto en su barracon sin saber donde estaba. Tardo un poco en recordar la bronca con Paula. Todo habia sido extrano: el modo en que su mujer lo habia buscado en la cama, su comportamiento durante la velada… Hacia mucho tiempo que no habian tenido ningun acercamiento sexual, ?por que se habia producido justamente entonces? Tampoco era normal la expresion de su rostro mientras lo escuchaba, habia en su actitud una ironia contenida que no acertaba a reconocer. Aun siendo una mujer imprevisible, la conocia muy bien despues de tantos anos. ?Sabia algo Paula, habia olido su amor por otra como huele las cosas un animal? Pensar algo semejante era absurdo, una simple consecuencia de la culpabilidad que se agazapaba en su interior. Pero asi son las cosas, penso, creemos haber superado ciertos miedos y luego descubrimos que siguen habitando en nosotros. No se huele la infidelidad. Si Paula sabia algo era porque le habian informado, y solo Dario conocia la verdad. La verdad a medias, puesto que tampoco a el le habia revelado la identidad de su amante. En cualquier caso, no se imaginaba a Dario haciendole confesiones a su mujer. A no ser que ella le hubiera sonsacado, pero ?como, y por que? No, estaba dejandose llevar por unos nervios que el mismo habia senalado como lo mas peligroso de aquella situacion.
El martes siguiente, al acabar el trabajo, acudieron todos los ingenieros a tomar una cerveza a El Cielito, y alli estaba Dario, sentado a la barra. Adolfo comento:
– Ahi tenemos a ese cabroncete. Esta claro que no le ha hecho mucho efecto la visita de su novia.
– Cada cosa a su tiempo y en su lugar -dijo Henry.
– Es evidente que las chicas le gustan a morir, pero luego se casara con su novia de toda la vida -tercio Ramon.
– Y la cagara. Divorcio seguro al cabo de un tiempo -intervino de nuevo Adolfo.
Santiago sintio una cierta incomodidad al oirlos.
– ?Quereis dejar de cotillear? Pareceis las alegres comadres tomando el te. Me acercare a darle las buenas noches.
– Eso, y dile que escriba una bonita carta a su novia contandole cuanto la echa de menos.
Rieron todos mientras Santiago caminaba hacia la barra. Se sento junto a Dario, que hablaba con Rosita.
– ?Que le pongo de bebida, senor?
– Lleva cerveza para todos los que estamos en aquella mesa.
– Ahorita mismo voy.
Dario lo observo con cara sonolienta.
– ?Como esta, don Santiago?
– Bien, ?y tu?
– Ya ve, como siempre, tomando unas canitas para refrescarme.
– Dario, tu no has hablado con nadie de nuestro secreto, ?verdad?
El joven se tenso, en su rostro aparecio la alarma y la sorpresa que sentia. Abrio mucho los ojos para decir:
– ?De ninguna manera! ?Es que ha pasado algo?
– Temi que mi mujer hubiera llegado a hacerte alguna pregunta al respecto.
– No, nada de eso, puede estar tranquilo. Yo no he abierto la boca, ni la abrire.
– Falsa alarma. Me ha dado un ramalazo extrano. No me hagas caso, todo esta bien. ?Me permites que te pague las copas esta noche? Sera un placer para mi. Voy a ver que cuentan mis colegas. No tenemos suficiente estando juntos toda la jornada laboral, encima seguimos por la noche.
Solto una carcajada falsa y volvio a su mesa. Sonreia de, vez en cuando ante algunos comentarios de sus companeros, pero su mente estaba lejos de alli. Se sentia denigrado y victima de la humillacion. Verse a si mismo haciendo maniobras de engano, preguntando a su complice… no era una imagen muy gloriosa. Su sensacion de estar comportandose con vileza crecia mas y mas hasta empezar a hacersele inaguantable. Debia terminar con aquella mascarada odiosa. Al dia siguiente llamaria a la empresa que estudiaba contratarlo para urgirles una respuesta. Y si no era posible salir de Mexico con un nuevo trabajo, se irian a la aventura, daba igual. Algo encontraria, estaban en un buen momento internacional para las grandes obras.
No pensaba destapar su juego, pero sentia una curiosidad casi malsana que deseaba satisfacer. ?Se habia fijado tan poco en ella! No era una mujer de las que llaman la atencion. Parecia estar siempre tan en su papel que llegaba a mimetizarse con el medio. Una esposa normal, esa era su imagen en la colonia. No destacaba ni por su belleza ni por su amabilidad ni por ningun rasgo acusado de su caracter. Una esposa, como si esa hubiera sido su naturaleza desde el mismo momento en que nacio. Ahi debia de estar, sin embargo, lo que habia cautivado a Santiago. El estaba harto de peculiaridades y modos originales de comportarse. Una mujer corriente, discreta, llena de prudencia.
Dudaba acerca de que excusa buscar para plantarse en su casa y hablar con ella. No debia sospechar. Se le ocurrio una idea sencilla y bastante efectiva. Habia leido un articulo en el periodico sobre el desarrollo de la industria quimica en Mexico. Un tema que podia interesarle. Lo recorto y se lo metio en el bolsillo del pantalon.
La encontro mas bonita de lo que recordaba cuando le abrio la puerta. O no se habia fijado bien, o tener un amante la hacia resplandecer. Creyo percibir un cierto temor en su mirada, pero podian tratarse de figuraciones suyas, de un exceso de atencion.
– Te he traido un articulo que a lo mejor te gusta leer. Estaba en el dominical de esta semana.
– ?Ah, gracias, que detalle! Pasa, acabo de hacer cafe.
Se sentaron en la cocina y despues de servir las tazas Victoria ojeo el recorte. Cabeceo apreciativamente:
– Interesante, lo leere. Me alegro de que te hayas acordado de mi faceta profesional. Aqui acaba teniendo una la sensacion de que es una ama de casa de lo mas tradicional. Tu con tus traducciones no debes de sufrir ese sindrome…
– ?Mis traducciones! -exclamo con deje ironico-. Cualquier dia me llamara el editor para decirme que no es necesario que continue.
– ?Por que?
– Porque mi traduccion de Tolstoi no avanza. No me preguntes el motivo, ni yo misma me lo explico. Supongo que es algo que esta sucediendome con el autor.
– ?No habias traducido nada suyo con anterioridad?
– Nunca sus diarios. Ese es el problema, cada vez voy conociendolo mejor como persona y lo que veo no me gusta demasiado. No se, es un tipo muy loco. En el fondo le interesaba mas la religion que la literatura. ?Y ese odio cerval a su esposa pero sin querer separarse de ella! Traducir sus diarios ha sido contraproducente. Si descubrimos el autentico trasfondo de la gente las cosas cambian, ?no?
– Supongo.
– Todos tendemos a ocultar los aspectos mas desagradables de nuestra personalidad, los mas turbios.
Victoria sonrio con un rictus tenso:
– Afortunadamente, no soy una gran psicologa. No suelo conocer a la gente en profundidad.