huellas dactilares.
– ?Bueno, al parecer ha sido un dia muy intenso!
– Si, y el subinspector Garzon nos ha contado que ha pasado por muchos peligros y como ha atrapado a muchos malhechores. Es un hombre muy valiente, aunque parezca normal -solto Marina llena de genuina admiracion.
– Puedes estar segura de ello -conteste con cierto retintin.
– En la mesa de la cocina teneis algo para cenar.
– No tenemos hambre, papa. El subinspector nos ha invitado a unos bocadillos de chorizo que estaban buenisimos -remato Hugo. Dicho esto, desaparecieron en fila silenciosa. O estaban realmente cansados o algo impresionados por la realidad que acababan de contemplar. Marcos y yo nos miramos mutuamente con un poco de intriga.
– ?Tu crees que les ha ido bien? Estan raros.
– ?No, mujer!, que no se muestren demasiado comunicativos es un comportamiento tipico infantil: cuanto mejor lo pasan, mas remisos son a contarlo.
– Lo comprendo, porque a mi me pasa lo mismo…
– Ademas estan hechos trizas, parece que Garzon les ha pegado una buena batida por todas partes.
– Aparte de contarles que el solito se encarga de luchar contra el crimen en este pais.
– No seas malvada.
– En fin, mientras esto no sirva para que les de por hacerse policias.
– Hay tragedias peores.
– Si, pero yo no las he vivido.
El domingo por la manana baje a desayunar temprano porque queria ponerme a trabajar un rato. En la cocina ya estaba Hugo, tomando leche con galletas, solo.
– ?Ah, vaya!, crei que era la mas madrugadora, pero veo que te has adelantado.
– Los demas duermen aun.
Me prepare cafe y me sente a su lado. Estabamos callados, comiendo tranquilamente, cuando de pronto dijo:
– Petra, ?tu por que te hiciste policia?
– Bueno, al principio era abogada, pero el trabajo me aburria bastante. Entonces estudie en la academia de policia y despues empece a ejercer y me gusto.
– ?Y ya no te aburres?
– En absoluto. Tampoco es una fiesta continua, pero resulta interesante.
– Yo nunca me haria policia.
– ?Tan mal te parecio lo que viste ayer?
– No es eso, lo que pasa es que no me gustaria tratar con gente que hace cosas malas. ?Entiendes lo que quiero decir?
– Perfectamente.
– La verdad es que tu no pareces policia, el subinspector Garzon lo parece mucho mas. Dice cosas mas fuertes.
Un sentimiento de extrema prudencia me llevo a no preguntar que «cosas fuertes» eran las que decia Garzon, aunque me propuse investigarlo por mis propios medios, temiendome lo peor. Intente dirigir la conversacion por derroteros menos comprometidos.
– ?Ya sabes lo que quieres ser de mayor, quiza arquitecto como tu padre?
– No. Quiero ser guardia forestal. Vivire en la montana en una casa de madera y tendre un monton de perros.
– No es un mal plan; espero que me invites a visitarte alguna vez.
– Si, si que te invitare. Teo dice que quiere ser terrorista musulman.
– ?Que barbaridad!
– Bueno, ya sabes como es.
– Le gusta que todo el mundo piense mal de el.
– Si, va de duro. -Hizo una pausa y anadio-: Petra, el subinspector es supersimpatico, pero prefiero que seas tu la que vive con nosotros.
– Claro, una madrastra con bigote debe ser algo dificil de aceptar.
Se rio un poco y siguio desayunando con buen apetito. Yo me retire, poniendo a Dios por testigo de que averiguaria que diantre habia sucedido con Garzon.
Estaba en el salon, releyendo todos los informes del caso desde el principio cuando entro Marcos. Me traia una taza de te. Me beso.
– ?Trabajando en domingo? Estas preocupada por ese caso, ?verdad?
– Tengo que confesarte que si. No sabemos por donde tirar y la atencion de todo el mundo esta centrada en nosotros.
– Creo que tu trabajo es de los mas duros que existen.
– Quiza no es para tanto.
– Si lo es. En las demas profesiones podemos dedicarnos con mas o menos ahinco a un proyecto, buscar una consecucion, pero solemos depender mas de nosotros mismos. Sin embargo, un policia que persigue a un criminal esta siempre hipotecado por un monton de variables que no puede controlar.
– Llevas razon, a menudo es frustrante. Cientos de esfuerzos quedan sin ninguna compensacion. Un trabajo de locos, creeme.
– Quiza decir eso es excesivo. Todos los trabajos conllevan una parte de frustracion. Yo mismo acabo de presentar el proyecto del hotel en el que he trabajado horas y horas y ni siquiera se si lo aceptaran.
– No sabia que lo habias acabado.
– ?Quieres verlo? Si puedes dejar un momento lo que haces te lo mostrare.
Lo acompane hasta su estudio y mientras me explicaba los complejos planos, lleno de entusiasmo, me di cuenta de que no habia estado prestando la menor atencion a sus quehaceres de arquitecto. El interes parecia siempre centrado en mis investigaciones, lo cual era terriblemente injusto. Sin duda era un llamativo fallo por mi parte. Pero ?como estar pendiente de los detalles de la convivencia cuando un caso dificil te mantiene cautiva? El matrimonio deberia ser considerado como una tarea mas, como una empresa gestionable, como un jardin de flores que necesita cuidados y atencion. Pero si asi era, entonces los momentos de distension absoluta, aquellos en los que uno se encuentra consigo mismo y no debe procurar nada solo se encuentran en soledad. Complicado, el matrimonio, realmente complicado, y Marcos debia de saberlo, quiza por eso me preparaba tortillitas reparadoras cuando regresaba tarde y tazas de te si me veia atareada. ?Y que hacia yo a cambio? Correr tras una momia presuntamente incorrupta sin detenerme a pensar ni un minuto en el bienestar de mi marido. Suspire para mis adentros mientras fingia escuchar sus comentarios tecnicos. En ese instante, unos golpecitos discretos sonaron en la puerta. Era Teo.
– Petra, han llamado de comisaria. Dicen que tienes que ir urgentemente.
Me puse tensa, tome el telefono que habia sobre la mesa de Marcos.
– No, si ya han colgado. Solo dijeron que te avisara de que tenias que ir.
– ?Con quien has hablado?
– No lo se. Era una chica, pero no dijo su nombre.
Fui en busca de mi movil, tenia un mensaje de Yolanda: «Venga en cuanto pueda, inspectora». La llame varias veces pero no respondia.
– Tengo que marcharme, Marcos, soy incapaz de aclarar que ha pasado. En cuanto pueda volver sigues contandome los planos.
– Olvidate de eso ahora.
Por desgracia asi tuvo que ser. Llegue a comisaria con la lengua fuera y un evidente estado de preocupacion. Yolanda se dio cuenta e hizo ademan de pararme con ambas manos.
– Tranquila, inspectora, tranquila. No es tan grave, pero es que Sonia la llamo y…
Maldije para mis adentros a la torpe Sonia, pero lo que vi me convencio de que no era mala idea haber acudido a comisaria. Todo el mundo estaba trabajando: el operativo en pleno, lo cual me hizo sentirme un poco culpable.