agresividad durante horas, hasta tenerla delante.

– Lo siento, Marcos, pero no puedo mas. Estoy en un momento de mi trabajo que implica un gran estres. Llevo un caso entre manos del que no entiendo un carajo, soporto la presion de mis jefes, de la prensa, de mis propios colaboradores. Llego a casa deshecha y con la cabeza como un bombo. Pero lo que ya no puedo aguantar es que cuando estoy aqui, que se supone que es mi lugar de descanso y de paz, salten sobre mi todas tus ex mujeres como una jauria enfurecida.

– ?Que ha pasado?

– Ha llamado la madre de Marina. Te lo dije, te dije que sucederia. Me asegura que… en fin, me pone a parir por haber consentido que la nina fuera a comisaria con Garzon. Estaba cantado, pero ?que hiciste tu? Ponerte en plan santon hindu soltando maximas como: «lo hecho, hecho esta».

– ?Que se supone que hubiera debido hacer?

– No se, anticiparte a su reaccion, llamarlas tu ofreciendo explicaciones, calmar los animos antes de que estallaran… en definitiva, cualquier cosa que implicara que las intemperancias de tus esposas recayeran sobre ti y no sobre mi.

– Perdona, pero eso hubiera dado lugar a…

– ?No me importa a que hubiera dado lugar. El caso es que soy yo quien aguanta los cabreos de esas senoras!

– Muy bien, Petra, ya has dicho lo que pensabas y te has quedado tranquila. Pero te recuerdo que no eres la unica que trabaja en esta casa, ni eres la unica que esta sometida a estres. ?O piensas que yo me paso el dia mirando al cielo? ?No tienes ningun derecho a hablarme asi, ninguno! Puede que lo hagas en comisaria pero yo no soy uno de tus subordinados.

– Todo eso esta muy bien, pero no me has contestado: dime que tengo yo que ver con tus ex mujeres.

Dejo de gritar, bajo la vista. Ni siquiera se habia quitado aun el abrigo.

– Lo siento, Petra, siento que te hayan molestado. En algun momento pense que los problemas del uno serian tambien los del otro, pero es evidente que me equivoque. Subo a mi estudio, sera mejor que esta noche duerma alli.

– Me parece perfecto.

En el mismo instante en que desaparecio de mi vista se me hizo un nudo en la garganta. Di unos pasos apresurados hacia la cocina, intentando que mi enfado continuara. Alli abri y cerre un par de cajones con estrepito y tire al suelo un tomate que descansaba en las encimeras. Se despachurro. Me quede mirandolo en silencio. Ya no estaba iracunda, solo compungida. Decidi ir a acostarme. Me meti en la cama. Intente leer, pero no podia concentrarme. Intente dormir, pero tampoco lo conseguia. A la una de la madrugada subi al estudio de Marcos. Estaba tumbado en el sofa, vestido aun, despierto y con la mirada perdida en el techo. Busque su abrazo sin decir palabra. Por fin la zozobra me dejo articular:

– Lo siento muchisimo, perdoname.

Sus brazos me apretaron, senti su carinosa presion.

– Estaba nerviosa.

– Lo entiendo, olvidalo. Ademas no tiene importancia.

– Si que la tiene. Para que una relacion funcione bien tiene que haber armonia entre las personas y yo… yo no genero mas que excitacion. Siempre viene conmigo la tension, las cosas desagradables en las que me ocupo. ?Tu crees que nos veremos obligados a separarnos, Marcos?

– Eso jamas. Lo que creo es que llevas razon, mis ex esposas son un incordio. Y los ninos tambien, quiza no debieran venir tanto por aqui.

– ?Pero si no estan nunca! Y me divierte verlos, ademas. No, quiero que todo siga tal y como esta. Ha sido un mal momento.

– Pues olvidemoslo.

– Si, pero lo malo es que…

– ?Que?

– Lo malo es que he llamado a Silvia «nina pija».

– ?Hablas en serio?

– Si, y le he colgado el telefono despues.

– ?No puedo creermelo!

Mi mueca entristecida se vio abortada por una seca carcajada de Marcos. Oi que musitaba como para si mismo:

– ?Hubiera dado cualquier cosa por ver su cara en ese momento! Estoy seguro de que es la primera vez que alguien le suelta la verdad.

7

Como todos los torpes, Sonia tambien era inoportuna e imprevisible. Nunca sabre como se las apano, pero en un tiempo record habia preseleccionado a una caterva de sospechosos en su breve periplo por psiquiatricos y hospitales de dia. En sus manos, los pirados con delirios religiosos se multiplicaban como setas. El doctor Beltran se encontraba encantado con ella y yo la hubiera asesinado con infinito placer. Estaba desayunando en casa cuando el comisario me aviso de que debia entrevistarme con el psiquiatra. Naturalmente mi jefe huia de la quema: una cosa es recomendar una medicina y otra tomarla tu mismo.

Marcos me observaba renegar frente al cafe con leche. Le divertia mi eterna irritacion laboral.

– ?Por que no pides que descarten la investigacion psiquiatrica de una vez?

– No es tan facil; como no tenemos pruebas nada se puede descartar. Ademas, asi la gente esta distraida y nosotros demostramos que somos capaces de utilizar metodos modernos, ciencia pura.

– ?Increible!

– Pues es verdad. Trabajamos de cara a la galeria, cada vez mas. Supongo que como tu, como todos.

– Pense que la policia quedaria fuera de esas miserias.

– Te equivocabas, nadie queda fuera de esas miserias. ?Por que no nos vamos a vivir a las islas Galapagos, Marcos?

– Porque es una reserva natural; pero si quieres paz podemos montarnos un rancho en Los Monegros.

– Puedes tomartelo a broma, pero me siento agobiada por este mundo de imagen. El capullo de Beltran busca consolidar su imagen de sabio. Mis jefes quieren la imagen de una policia moderna. Tus ex mujeres no quieren que los ninos presencien imagenes incorrectas. Vivimos en un mundo virtual.

– Por eso te digo que, si quieres, nos largamos tu y yo al fin del mundo.

– Yo aun podria, no dejaria gran cosa detras de mi; pero tu tienes en esta ciudad todo lo tuyo: tus hijos, un trabajo que te apasiona…

– Petra, un hombre enamorado no tiene mas patria ni mas familia que la mujer a quien ama.

Casi me atragante con un trozo de madalena. Creo que incluso me ruborice.

– Si me dices esas cosas no puedo irme a trabajar.

– Podemos volver a la cama si te parece mejor.

Me levante de un salto.

– ?Atras, seductor! Me largo a trabajar. Eres demasiado peligroso para mi.

Se quedo sonriendo, feliz de haber oficiado como diablo enamorado y tentador. Yo me puse la gabardina, y cuando ya estaba en la puerta grite:

– ?Marcos: tu tambien me simpatizas mucho!

– Lo celebro -respondio entre carcajadas.

Mientras iba hacia comisaria me sentia feliz. ?Joder, que suerte habia tenido con aquel hombre! Aquellas declaraciones de amor que me soltaba sin venir a cuento me levantaban la moral. Sin embargo, si pensaba mejor en sus palabras… que te amen de un modo tan excluyente no dejaba de ser una autentica responsabilidad. ?Una mujer es capaz de amar del modo que el habia descrito? Quiza no, quiza las mujeres, preparadas por la naturaleza para la maternidad, siempre dejan un espacio libre en su corazon, un espacio a compartir. Y sin embargo, ?que ocurriria cuando pasaran los anos? ?Marcos me querria igual o se habria acostumbrado hasta tal

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