ensenarles unas miniaturas de trenes que su familia conservaba desde tiempo inmemorial. Garzon, convertido en un anfitrion perfecto, nos sirvio un aperitivo sin titubear en las formas. Para compensar su
– Le he dicho a nuestra asistenta que se tome la noche libre. Es ucraniana y habla poco espanol. Me pone de los nervios verla siempre deambulando por aqui mirandome con ojos de buho. Pero Beatriz esta muy contenta con ella.
– Ha tenido usted una gran suerte con Beatriz; es una mujer excepcional.
– Si que lo es, no me la merezco ni de lejos.
– ?Que tal se adapta a tu vida de policia? -Naturalmente, Marcos y Garzon se tuteaban.
– Prefiere no saber demasiado: lo cual es perfecto para mi. No me gustaria que se preocupara por los casos que investigo ni por mi seguridad.
Oyendolo hablar con tanta delicadeza, en aquel ambiente sofisticado y con aquella ropa tan adecuada a la ocasion, me parecia que no era mi companero Fermin, sino alguien vagamente relacionado con el. Lo cual me turbaba, haciendome anorar a aquel policia brusco con quien solia compartir horas de trabajo. Bebimos y charlamos hasta que regresaron Beatriz y los chicos. Los gemelos venian muy entusiasmados por las miniaturas, pero Marina estaba inquieta. Se acerco a mi oido para preguntar:
– ?Podemos darles ya los regalos?
Asenti, notando un vago desasosiego en el estomago. Entonces la nina fue a comunicarles mi permiso a sus hermanos y Teo, en nombre de ambos gemelos, le dio la caja de chocolates a Beatriz. Esta lanzo una exclamacion de placer.
– ?Lenguas de gato! Son unos bombones buenisimos, y muy tradicionales en Espana. Habeis tenido una gran idea.
– Ahora, tu -anime a Marina; pero ella se aferro a su carpeta.
– No, yo la ultima.
Entonces Marcos le dio a Garzon la botella de whisky anejo que le traia y yo le alargue a su esposa la mas que evidente orquidea que habia colocado junto a mis pies. Como es logico, todo fueron parabienes y agradecimientos. Asegurandose de que la ofrenda general habia concluido, Marina se aproximo al subinspector y le entrego su presente con aire angelical. El, encantado y echandole teatro, iba descubriendo los diferentes envoltorios de papel con que la nina habia velado su tesoro. Al final, aparecio el dibujo. Garzon se quedo mirandolo como quien ha visto un fantasma y solto: «?Cono!», sin pararse a pensar.
– ?Fermin! -le reconvino su mujer por la expresion, y se inclino sobre el para comprobar que la habia motivado. Entonces su cara tambien se trasmuto y solo acerto a exclamar:
– ?Dios Santo!
Yo habia empezado a divertirme de verdad mientras Hugo y Teo, conscientes de que algo extrano pasaba, se lanzaron sobre el dibujo de su hermana con verdadero ardor. Fue Teo quien lanzo una caustica carcajada e informo:
– Es el subinspector en plan matanza de Texas.
Hugo se reia de buena gana. Marina hizo un puchero y, para que nadie la viera llorar, salio corriendo en direccion desconocida. Marcos no conseguia entender nada y, para sacarlo de su estado de estupor, Garzon le paso el dibujo de la nina. Tampoco el se comporto con moderacion a la hora de las exclamaciones, puesto que todo cuanto dijo fue:
– ?Joder!
Beatriz, siempre dulce, intervino.
– Quiza alguien deberia decirle a la pequena que Fermin nunca dispara sobre la gente, que la policia esta para…
– ?Se lo hemos dicho mil veces! -respondio Marcos-. No se que mosca puede haberle picado para dibujar una cosa asi.
– Puede que el subinspector haya alimentado en exceso alguna que otra fantasia infantil -apunte con malicia. Garzon recogio el guante enseguida.
– Si, puede que todo haya sido culpa mia porque yo…
Marcos le interrumpio.
– No, la culpa es nuestra y os debemos una disculpa…
De repente un resuello mal reprimido de Teo le hizo volverse y descubrio a sus hijos disimulando malamente las carcajadas, medio derrumbados sobre la alfombra. En ese momento monto en colera.
– ?Y vosotros dos! ?Se puede saber que os hace tanta gracia? ?Para empezar sois vosotros quienes debeis una disculpa a vuestra hermana por reiros como unos estupidos! Luego le tocara a ella disculparse con el subinspector y Beatriz. ?Id a buscarla!
– No, por favor, no saquemos las cosas de quicio -repuso Beatriz-. La cria ha obrado de buena intencion y ahora esta dolida por como hemos reaccionado. Voy a buscarla yo y empezaremos a cenar como si nada hubiera pasado.
Al levantarse provoco que el papel con el dichoso dibujo volara hasta el suelo y quedara expuesto a la vista de todos. En cuanto los gemelos tuvieron ocasion de contemplarlo de nuevo, estallaron en risotadas que apenas si podian sofocar. Yo, contagiada por el jolgorio y, muy a mi pesar, empece a reirme tambien. En medio de aquel pandemonium en el que nadie sabia muy bien que papel representar, sono mi telefono movil. Era Yolanda. Me aparte para contestar.
– ?Que pasa, Yolanda?
– Inspectora, se trata de Sonia, bueno, no se trata de Sonia, pero el caso es que…
– Yolanda, si se trata de algo… ?como decirlo?… caracteristico de Sonia, te ruego que lo pienses antes de decirmelo. Estoy en una cena familiar en casa del subinspector Garzon.
– Pues mire, inspectora, ya que estan ahi, lo mejor seria que vinieran los dos a comisaria.
De mis labios desaparecio cualquier vestigio de risa. Confiaba en la prudencia de Yolanda.
– Inmediatamente vamos para alla.
Como velada familiar habia sido bastante agitada, pense mientras ibamos en el coche, aunque por lo menos el aburrimiento no habia hecho su aparicion.
El misterio de Sonia enseguida se desvelo, le habia dado un pequeno ataque de ansiedad del que se recuperaba en la enfermeria, nada de cuidado. ?El motivo? La fuerte impresion que le habia causado la llamada que recibio y las consecuencias que esta tuvo. Yolanda nos lo explico muy graficamente.
– Una senora encontro un paquete misterioso en la plaza de Sant Felip Neri, en un rincon. Como no se fiaba ni un pelo llamo a la Guardia Urbana, que lo recogio. No presentaba signos de ser explosivo, asi que lo abrieron. Se quedaron acojonados con el contenido, pero uno de los agentes lo relaciono con nuestro caso y lo trajo aqui. Como de nuestro equipo solo estaba Sonia lo dejaron encima de su mesa y ella se lo encontro y, claro, por poco no le da un telele cuando lo vio.
– ?Se puede saber de que estamos hablando? ?Donde esta el paquete en cuestion?
– Se lo han llevado al despacho del comisario.
– ?Joder, Yolanda!, pero ?que era?
– Parece ser que la pata de la momia.
– ??Que?!
– Bueno, el pie, el pie cortado. Pero hablo por hablar porque yo no he podido verlo aun. Se lo ha apalancado el comisario Coronas como si fuera un tesoro.
Sali disparada y Garzon me siguio. Sin embargo, el comisario Coronas ya no tenia el pie de fray Asercio en su poder.
– Lo he mandado al laboratorio de analisis para que hagan una autentificacion, aunque les aseguro que me sorprenderia saber que es falso. Lo mismo pensaba Villamagna cuando lo ha visto.
– ?Va a pasarle ese dato a la prensa?
– Yo mismo lo he autorizado.
– ?Habia algo en el paquete que contenia el pie, alguna nota, algun tipo de senal?
– Nada, Petra, venia a pelo, con su sandalia y todo, pero sin mensaje. ?Que les parece a ustedes?
– Probablemente el mensaje viene implicito en el lugar que lo dejo.
– Si -dijo Garzon-. Lo recuerdo muy bien. La plaza de Sant Felip Neri es uno de los lugares que incluyo el