vestia tan bien como el. Atragantandose con sus propias palabras arremetio contra mi.
– Es usted una maldita…
Garzon lo interrumpio con voz de trueno.
– ?Tenga cuidado con lo que dice, esta hablando con una inspectora de la Policia Nacional!; y le aseguro que dormir una noche en la trena es mas facil de lo que cree.
Congestionado, con los ojos lagrimeandole de rabia, se puso en pie, senalandonos la puerta.
– Lo consultare con mi familia y esta tarde les dire algo. Y ahora, si no les importa, yo soy un hombre muy ocupado.
Deje sobre su mesa una tarjeta con nuestro numero telefonico y salimos sin despedirnos, pero antes de traspasar el umbral, Garzon le solto de improviso:
– Le recomiendo que luche contra el estres jugando al golf. Funciona muy bien.
El portazo que dio Joan Pinol a nuestras espaldas se oyo en todas las dependencias e hizo que la secretaria que nos acompano hasta la salida lanzara sobre nosotros miradas de inquietud. En la calle, la reaccion del subinspector no se hizo esperar.
– ?Valiente pedazo de capullo! Solo tener que hablar con nosotros ya le parecia un deshonor. Como si eso de la poli no fuera con el.
– Si ya se lo digo yo, Fermin, este es un pais de privilegios. Aqui nadie se siente concernido por la ley, es como si solo existiera para el populacho, para los siervos de la gleba.
– ?Bah, olvidelo!; sera mejor que nos arreemos una cerveza para alejar las malas imagenes. Ademas, hay que ponerse en el lugar del otro, y reconozca que si a usted le vienen con la milonga de que en el ano catapun sus antepasados tomaron represalias contra uno que habia cometido sacrilegios con una momia… ?Como reaccionaria usted?
– Fatal, me ciscaria mil veces en las peculiaridades historicorreligiosas de este puto pais, pero no la tomaria con el mensajero.
– Vamos, que en lo unico que ha fallado este tio es en ser un gilipollas y eso no puede remediarlo.
– ?Puede explicarme a que viene tanta comprension universal?
– Beatriz siempre me dice que antes de criticar a los demas hay que hacer autocritica.
– Pues no habia hecho usted demasiada cuando le solto a Pinol lo del golf.
– No me toque las pelotas, inspectora.
– ?Y eso, tiene su frase el mas minimo toque autocritico?
– Con usted lo mejor es no decir ni pio, pero siempre se me olvida, ?que le vamos a hacer!
Tomamos nuestra cerveza con parsimonia, quiza derivada de nuestra sensacion de fracaso continuado.
– Y a las chicas, ?donde las tenemos? -pregunte de pronto.
– A las ordenes de Beltran, ?no se acuerda?
– Fingiendo que buscan locos. Dicho de otra manera: derrochando el dinero del contribuyente.
– Parece usted una carta de los lectores, Petra.
– Es que estoy muy cansada, Fermin. El otro dia usted me planteaba: ?renunciamos al caso? Quiza no era mala idea: lo dejamos y en paz, que otros breguen con la Espana profunda.
– ?Ah, no, ni hablar! Ahora que lo tenemos encaminado…
– Encaminado hacia el precipicio. Del entorno de la mendiga, que parecia una salida logica, no hemos sacado nada importante y todo esto de la investigacion historica me da un repelus… Imaginese que encontramos al culpable por esa via y resulta ser un descendiente del tio al que jodieron por haber mancillado a una puta momia. ?No seria su accion una reivindicacion historica justa despues de todo?
– Le recuerdo que hay dos muertos en este asunto: un monje que nada malo habia hecho y una pobre mujer cuyo unico delito fue ver algo inconveniente.
– Lleva usted razon, ya no se ni lo que digo.
– ?Por que no se toma la tarde libre y se va con su marido al cine o de compras?
– Me apeteceria mas que cualquier cosa en el mundo, creame.
– A veces creo que tenemos de repente ganas de abandonar el trabajo porque en casa nos espera un mundo feliz. Entonces nos preguntamos: «?Y que hago yo aqui aguantando criminales y mala vida cuando tengo una alternativa estupenda al alcance de la mano?». Porque ambos podiamos pedir un servicio en oficinas y santas pascuas.
– Aceptar eso que dice es como afirmar que por tener una vida personal satisfactoria se pierden capacidades profesionales, cosa con la cual no puedo estar de acuerdo en tanto que mujer. Ese ha sido siempre un viejo argumento en contra de las mujeres con pareja. Ademas, no deja de ser una estupidez. ?Quienes serian entonces los buenos policias, exclusivamente los tios solitarios, puteados, cabroncetes y con conflicto interior?
– ?Claro, Petra, como los detectives de las novelas americanas! ?Lo ve, se da cuenta de hasta que punto no podemos permitirnos el desfallecer? ?Quien dijo que este caso nos supera? ?Pero si ademas contamos con una ayuda casi celestial!
– En eso lleva razon, con tanto eclesiastico…
– No, si yo me referia al doctor Beltran, un ser tocado por la gracia, pariente cercano de Dios.
Habia logrado hacerme reir. Por eso le invite a otra cerveza, por eso y porque a pesar de la risa, no remontaba mi animo de una manera natural, de modo que confie en el alcohol.
No hubo que esperar mucho para recibir contestacion de la familia Pinol i Riudepera. Veinticuatro horas despues de haber visitado al
– Me dan ganas de contestar que se vayan al carajo y pasar directamente a la orden del juez -comento Garzon.
– No ganamos nada. Ademas, el juez no ordenaria algo muy diferente tratandose de un hombre de edad y precario estado de salud. Llame usted al abogado y digale que lo unico inaceptable es la lista con las preguntas. Pasaremos por todo lo demas.
Despues de un ligero rifirrafe a cuenta del cuestionario, que se saldo a nuestro favor, concretamos la visita para las cuatro de la tarde, hora en la que el viejo habria acabado de hacer la siesta. Garzon estaba bastante nervioso cuando ibamos en el coche.
– Desde luego, cuando la gente dice que la ley no es la misma para todos tiene santa razon. A ver a que chorizo se le tienen tantas contemplaciones.
– Le recuerdo que Pinol no habla con nosotros en calidad de sospechoso.
– ?Da igual! ?Ni el papa pone tantas trabas para recibir a la gente!
Al pobre Garzon le faltaba por vivir una ultima afrenta, tambien una sorpresa morrocotuda que comparti con el, y es que cuando la nutrida comitiva medicolegal estaba presta para acompanarnos frente al anciano rey, este cogio un cabreo del demonio que sono asi:
– ?Que
Estaba sentado en un comodo sillon de mimbre que ocupaba buena parte de una gran glorieta en el jardin. Tenia el pelo blanco, la cara huesuda, pero no habia en su tono ni en la severidad de sus gestos ningun atisbo de demencia senil. Su hijo mayor trato de calmarlo con buenas palabras, pero el repitio sus invectivas y especifico sus ordenes.
– ?Todos fuera, que solo se quede la mujer!
La mujer era yo. Me asombro ver como todos aquellos acolitos que, teoricamente, debian suplir la falta de criterio del anciano, le obedecieron sin rechistar. Garzon me miraba remiso a sumarse al grupo de los expulsados. Le indique con una minima sena que saliera tambien. Cuando nos quedamos solos, Heribert Pinol i Riudepera me invito a sentarme con el semblante serio y cansado.
– Soy Petra Delicado, inspectora de la Policia Nacional.
– Se perfectamente quien es usted. Puede que le hayan dicho que estoy gaga, pero le aseguro que mi cabeza funciona mejor que la de todos esos tarugos juntos.