– ?Hay que joderse, inspectora! ?El viejo se ha prendado de usted?
– No mas que cualquier hombre que me conoce.
– Me chivare a su marido.
– Y yo tambien. Le contare a Beatriz que anda comiendo entre horas.
– La odio.
– Del amor al odio solo hay un paso, Fermin.
– Puede, pero del odio al amor…
La pasajera euforia que me produjo aquel episodio nacia mas bien de la intima satisfaccion de haber echado una mano al viejo David en contra del joven Goliat, que de las novedades positivas que aportara a nuestro caso. Toda aquella historia de los Caldana y sus sucesivos fantasmas, vivos generacion tras generacion, me dejaba un tanto indiferente. ?Por donde hincarle el diente a semejante pastel? Por el contrario, note que, tras informarlo, el subinspector ponia grandes esperanzas en el nuevo marco que se presentaba ante nosotros.
– ?Era lo que nos faltaba para completar el rompecabezas!
– Permitame que le corrija. Era lo que nos faltaba para completar ?un rompecabezas!, pero ?es el rompecabezas que corresponde a la realidad?
– Inspectora, buscaremos al tal Caldana. Estoy seguro de que aparecera y cantara.
– Mire, Garzon, aceptemos que un descendiente de Diego Caldana, especialmente reivindicativo y peleon, reinicia una venganza historicofamiliar, se busca un complice y decide robar la momia de fray Asercio para que las afrentas seculares salgan a la luz y el nombre de los Pinol i Riudepera se cubra de cieno. De acuerdo, incluso por ponernos a fantasear digamos que es un tipo joven y con pocas responsabilidades a quien una gamberrada semejante le divierte y se busca un amiguete para que lo acompane. Aun mas, segun la teoria que estamos imponiendo a fuerza de repetirla, se encuentran los dos compinches con el hermano Cristobal y, con un golpe que no pretendia matar, acaban sin embargo con el. Vale, de acuerdo, todo correcto hasta ahi. Pero el culpable va y nos pone un cartelito a la poli para que se levante jaleo mediatico. Es aqui donde yo ya empiezo a dudar porque, despues del trauma de haberse cargado imprevistamente a un ser humano, ?aun les quedaban ganas de jugar? Pero luego, no contento con eso, sigue en la misma linea y le corta una pata al beato. Y yo me pregunto: ?para que el troceado del beato que no hace sino darnos pistas? ?Que quiere ese tipo, que lleguemos hasta el y lo trinquemos por asesinato? Una cosa es que le hubieramos acusado del robo de un momio, pero ?nos desafia teniendo no uno, sino dos muertos a sus espaldas? Perdone que le diga que no me lo puedo creer.
Garzon se rasco varias veces el pelo fuerte y canoso en un gesto que siempre repetia cuando su pensamiento alcanzaba un alto nivel de intensidad. Luego, me respondio de un modo en que era evidente el placer discursivo que sentia.
– Ha dejado llevar su imaginacion demasiado lejos, inspectora, dotando al presunto sospechoso de una personalidad determinada que acaba de inventarse. ?Por que tendria que ser Caldana un chico joven, gamberrete y garboso al que le divierte ir robando reliquias por ahi? Para nada, yo mas bien diria que se trata de un tipo perturbado que ha centrado su desequilibrio en la obsesion de aquella injusticia sufrida por su familia, la cual desde pequeno ha oido comentar. Y como tal perturbado, no mide la consecuencia final de sus acciones y sigue jugando.
– ?Y el complice?
– Digamos que el complice le ayudo a robar la momia, nada mas.
– ?Y el asesinato de la mendiga? Los testigos dicen que ella mencionaba a dos hombres persiguiendola.
– A eso tambien le ayudo por la cuenta que le traia, o quiza bajo amenaza, pero del despedazamiento de la momia y de los jueguecitos dejando pistas no sabia nada y ahora anda horrorizado poniendo parches a lo que ayudo a hacer. ?Sabe lo que pienso? Pienso que debemos poner estos datos en conocimiento del doctor Beltran y que en vez de seguir haciendo chorradas para disfrute de periodistas, tiene que ponerse en serio a elaborar el perfil de un tipo obsesivo y loco como Caldana.
– Me jode admitirlo, pero lleva usted razon. Llame al psiquiatra y pongalo en conocimiento de todas estas novedades. Y a Yolanda y Sonia digales que quedan liberadas de buscar locos ficticios. Que se personen las dos en mi despacho esta misma tarde y les daremos ordenes para que se pongan a buscar a todos los tipos apellidados Caldana que haya en Barcelona.
Todo aquello no me llevaba a hacerme demasiadas ilusiones, que los indicios nos senalaran un posible sujeto no significaba que le hubieramos echado el guante. Porque si el loco Caldana existia y era culpable, dudaba mucho de que estuviera esperandonos en su lugar de residencia habitual.
Les comunique a nuestros detectives con habito la linea a la que nos abocaba la conversacion con don Heribert. La hermana Domitila se alegro:
– ?Bien! -exclamo-. ?Estabamos en la direccion correcta! -Tanto fue su entusiasmo cuasi profesional, que la autocensura le hizo agregar una inmediata aclaracion.
– Comprendan que me sienta como una cientifica a quien le sale bien el experimento. En ningun caso pienso en las implicaciones negativas que todo esto puede tener para la familia Pinol.
– Entiendo muy bien su reaccion, hermana, no se preocupe. Un policia puede sentirse igual cuando algo confirma una intuicion anterior.
– Le recuerdo que la idea inicial de acudir a los conflictos de la Semana Tragica fue del hermano Magi, no mia -anadio con humildad. Pero al hermano Magi no se le veia feliz en absoluto.
– ?Algo anda mal? -le pregunte. Respondio con reticencia.
– ?Dios mio, llevo tanto tiempo viniendo diariamente a Barcelona que… ?piensa que debemos continuar en la investigacion?
– Les rogaria que lo hicieran un poco mas. Seria necesario que buscasen algun expediente judicial o noticia de periodico de la epoca que nos brindara nuevos datos sobre el proceso a Caldana.
– ?Pero nada de eso podemos encontrarlo en los archivos de las corazonianas!
– ?Donde tendrian que ir?
– Pues… -miro a su companera de pesquisas historicocriminales-. Quiza a los archivos judiciales o a las hemerotecas de los principales diarios.
– ?Al archivo diocesano! -exclamo ella cercana al jubilo-. Es posible que esos procesos figuren en los anales eclesiasticos. En aquellos anos la distancia entre la Iglesia y el Estado no era tan grande como la que existe hoy. Creo, ademas, que se guardaba copia de los expedientes que tenian relacion con lo eclesiastico.
– Es buena idea -admitio el fraile-. Solo que yo…
– Hemos desorganizado su vida monastica, hermano, me doy cuenta. Pero unicamente le pido que continue unos dias mas colaborando con la policia, es una labor importante. ?Sabe que vamos a hacer? Llamare al abad y le pedire permiso para que se quede aqui al menos durante una semana. La policia le buscara un hotel y correra con todos los gastos de su estancia.
Dudo un momento, apurado. La monja le animo.
– ?Oh, vamos, hermano, deje que la inspectora haga lo que dice! Estoy segura de que esto no podre llevarlo a cabo yo sola.
Se encogio de hombros, a modo de aceptacion. Tuve la certeza de que, quiza debido a su mayor edad, estaba empezando a sentirse profundamente cansado. Intente darle otro enfoque a mis requerimientos.
– Pienso que tiene usted todo el derecho a abandonar ahora mismo esta colaboracion. En realidad ya hemos abusado demasiado de ustedes dos. Solo le ruego que recapacite sobre el origen de todo esto y que medite un poco si el hermano Cristobal, desde un plano superior desde el que pueda estar viendonos ahora, no se sentira deseoso de que la justicia triunfe al final.
Asintio varias veces con gesto grave y dijo en voz suave, pero con plena conviccion:
– Le agradecere que haga esa llamada a mi superior. Creo que es mas respetuoso que usted lo informe.
– En ese caso… -intervino la hermana-. ?Podra hacer lo mismo con mi priora? Yo tambien me vere obligada a salir del convento.
– No se preocupen ninguno de los dos; todo queda en mis manos.
Ni siquiera habia puesto el coche en marcha cuando oi la voz zumbona de Garzon, parodiandome.
– ?«Desde un plano superior en el que pueda estar viendonos»! ?Vaya cojones que le ha echado, inspectora, con franqueza! ?Por que no le ha dicho al monje: «El hermano Cristobal, que nos ve desde el Cielo con los angelitos»? ?Era lo que le faltaba, aunque por lo menos hubiera quedado mas claro!
– Es usted un zoquete y no tiene ni puta idea de teologia.