inhumanos, que en Espana significan felicidad. El subinspector enseguida se hizo cargo de la situacion solo con dos miradas: una a los parroquianos y otra al televisor.

– Es que acaba de ganar un partido el Barcelona -sentencio.

– Ya, pues mas parece que haya estallado la revolucion. ?Por que no nos vamos a otra parte?

– Espere, que van a repetir las jugadas principales y asi les echo una miradita.

Se acerco provisto de su cerveza al receptor y yo me quede quieta en la barra soplando la espuma de la mia. ?A todos aquellos ciudadanos afanosos de victorias deportivas y jolgorio, tambien les interesaria nuestra momia? ?Que mundo era el real, el nuestro o el suyo? Porque mucho me temia que ambos juntos formaban una imposible contradiccion. En medio de aquella coyuntura filosofica sono mi movil. Como no conseguia oir a mi reclamante, sali un momento a la calle y alli, un aire frio y una voz gelida me dejaron helada. Era la madre Guillermina.

– Inspectora, he de hablarle muy seriamente. ?Puede pasar por el convento?

– No -respondi con una calma asombrosa incluso para mi misma.

– ?Y puedo saber por que no puede o no quiere venir?

– Vera, madre; porque el Barca ha ganado un partido importantisimo y porque mi plan es emborracharme.

– ?Como dice?

– Quiza usted no lo comprenda, pero es asi. La gente se interesa por cosas vivas, reales, por cosas que pasan, como por ejemplo el futbol. Lo que nos ocupa a usted y a mi, momias, asesinos y oscuridades varias, no le importa a nadie mas, creame.

Quedo un momento callada y luego dijo con genuina preocupacion:

– ?Se encuentra bien, inspectora?

– Ire manana a primera hora, madre, se lo prometo.

Cumpli mi palabra, entre otras cosas porque Garzon y yo no fuimos a emborracharnos tal y como habiamos proyectado. No, no en aquella ocasion; teniamos demasiadas cosas pendientes como para lanzarnos a la voragine y primo el sentido comun en el ultimo momento. Asi, al dia siguiente, llena de salud y de claridad mental, entre en las corazonianas a tiempo para visitar a la directora antes de que se embarcara en una de sus pautadas sesiones de rezos. Sabia lo que iba a decirme: protestas y ruegos, ruegos y protestas. Sin embargo, no tenia mas remedio que jugar con ella el juego de la diplomacia cortes. Finalmente una de sus no muy numerosas monjas estaba trabajando para nosotros; y por si fuera poco, poniamos en tela de juicio publico a su principal fuente de financiacion: los Pinol i Riudepera. Pero sobre todo fui porque la madre Guillermina me caia simpatica.

No me equivoque en absoluto. Empezo con los ruegos, todos asimilables en uno: discrecion; y siguio despues con las protestas; no consiguiendo tampoco sorprenderme con ellas.

– Me tienen el convento desmadejado con esta investigacion. No solo hablo del nerviosismo que se vive en los claustros desde la muerte del hermano Cristobal, sino de la hermana Domitila, tan en su papel de detective que se pasa la vida fuera de estos muros.

– ?Y que quiere que haga yo? ?Sabe lo que soporto sobre mis hombros en estos momentos? -decidi sorprenderla yo-. Presion, madre Guillermina, autentica presion. Mis superiores tensan la cuerda, los periodistas tambien, y por supuesto el hijo del senor Pinol y los familiares de las victimas y… ?todos me exigen unos resultados que no dependen de mi! Y puedo asegurarle que hace un monton de tiempo que no convivo normalmente con mi familia, que no tengo tiempo para nada personal. Me paso la vida pensando en el asesino del hermano Cristobal y de esa mujer, en el ladron de su maldita momia, en la historia de Espana, en… -me interrumpi, baje la voz-. Lo siento, no pretendia ser tan desagradable.

Mi repentina andanada la sumio en un silencio culpable. Me miro con apuro. Chasqueo la lengua.

– ?Caramba!, le aseguro que no tenia ni idea de que estuviera usted tan presionada.

– Pues ya ve.

– No quiero ser injusta en ningun caso. Lo que ocurre es que… bueno, la hermana Domitila parece haber olvidado sus obligaciones en este convento. ?Hasta a la pobre hermana Pilar la tiene abandonada! Antes estaba siempre pendiente de sus estudios y progresos. En cambio, ahora no vive sino para el tema del asesinato, no para de pensar en el; eso cuando no anda de archivo en archivo acompanando al hermano Magi.

– Todo es culpa mia; ella no ha elegido ese papel.

– Ya, claro, y en cuanto al nieto del senor Pinol…

– Se esta llevando el asunto con extraordinario tacto. El juez ha decretado por fin el secreto del sumario. Me temo que al final trascendera a la prensa, no podremos evitarlo, pero todo se hara de la mejor manera. Estamos controlando cualquier filtracion. Por cierto, ya sabe que estuve hablando con don Heribert.

– ?Por supuesto que lo se!

– Me parecio todo un caballero, un hombre inteligente y con sentido de la moral.

– Asi es exactamente.

– ?Que diferencia!, ?no?

– ?Diferencia?

– Con su nieto. Su nieto es un tipo prepotente, grosero y presuntuoso.

Se le iluminaron los ojos y no rechisto. Supuse que debia de haber tenido una escena con el al telefono. Para no quedar en evidencia se limito a decir:

– En fin, cada uno es como es. ?Nos tomamos un cafelito?

Superado el proceso de hostilidades, le sonrei. Saque un paquete de cigarrillos y le ofreci uno. Dudo.

– Tan pronto por la manana…

– Animese, madre; y quedese con el paquete tambien.

– ?No, no, ni pensarlo!, aunque… ?sabe que tengo que hacer a veces? Pedirle a mi familia que me mande algun carton de tapadillo. Me da verguenza que las monjas sepan de mi debilidad y como tengo que incluir el tabaco en los pedidos de intendencia pues…

– Lleva usted razon, quien tiene el poder no debe consentir que los demas conozcan sus puntos flacos.

– ?No lo hago por eso! A mi el poder no me importa demasiado, mas tranquila estaria sin el. Lo que ocurre es que siendo debil doy muy mal ejemplo. Las hermanas pensaran: si esta, siendo la superiora, es incapaz de renunciar al humo, cualquiera de nosotras tambien puede permitirse licencias.

– ?Y eso le preocupa?

– En realidad, no. Esas pequenas licencias son las que nos permiten seguir, uno debe pensar que maneja la vida a su antojo, aunque solo sea un poquito. De lo contrario, nos convertiriamos en seres perfectos y la perfeccion es sinonimo de monstruosidad.

Me quede mirandola con simpatia. Bajo aquella cofia, toca o como cono se llamara, tenia un cerebro bien amueblado.

– El proximo dia le regalare un carton de tabaco.

– ?Ah, no, ni hablar! En todo caso… bien, en todo caso puede traermelo y yo se lo pagare.

– Le advierto que se lo cobrare a precio de mercado negro…

Se rio de buena gana.

– ?Como es usted, inspectora! Si algun dia resuelve este caso…

– ?Se atreve a ponerlo en duda. Es que no tiene fe en mi?

– Tengo mas fe en Dios.

– Pues digale que nos ayude, madre, porque la investigacion esta empezando a alargarse demasiado.

Sali de buen humor, aun cuando la hermana portera me lanzo una de sus aviesas miradas. A lo mejor debia meterme monja en aquel convento: vivir sin sobresaltos, sin estres, sin deseos ni metas terrenales. Una charla filosofica con la madre Guillermina de vez en cuando, un cigarrito… pero de repente pense en Marcos y mi vocacion se esfumo. Aun habia cosas en el mundo que me interesaban.

Mire el reloj y quede perpleja al comprobar que habia perdido mucho rato en el convento. ?Y Garzon? ?Que raro que no me llamara! ?Dios, habia olvidado conectar el telefono aquella manana! De ahi tanta paz. Le llame yo.

– ?Donde esta, subinspector?

– Inspectora, no contestaba, la he llamado muchas veces y…

– Si, lo se, ?que sucede, Fermin?

– La otra pata.

– ?Pero que carajo dice?

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