Ella no dijo nada; giro la cabeza y empujo la mejilla, frotandose como un gato, contra la mano que la acariciaba, y deslizo la cara por todo el brazo arriba hasta esconderla en el cuello de Tito. Se recogia contra su pecho y lo tenia abrazado por detras de la nuca y se hizo besar.

– Soy una fresca, ?verdad Tito?, diras que soy una fresca, a que si.

– A mi no me preguntes.

– ?Y tu, a que enredas?, me dices, recuestate en mi, me lo repites, ?ves ahora?, ?no sabias como estoy esta noche? pues ya me tienes, ya estoy recostada, ?no ves lo que ocurre?… ?Que me habras dado tu a mi? Oye, otra vez.

Volvieron a besarse y luego Lucita, de pronto, lo rechazo violentamente, quitandose de el a manotazos, y se tiro a una parte contra el suelo. Se puso a llorar.

– Pero, Lucita, ?que te pasa ahora?, ?que te ha entrado de pronto?

Tenia el rostro escondido entre las manos. Tito se habia agachado sobre ella y la cogia por un hombro, intentando descubrirle la cara.

– Dejame, dejame, vete.

– Dime lo que te ocurre, mujer, ?que es lo que tienes?, ?que te ha pasado asi de pronto?

– Dejame ya, tu no tienes la culpa, tu no me has hecho nada, soy yo…, soy yo la que se ha metido en todo esto, la unica que tiene la culpa, la que he hecho el ridiculo, el ridiculo…

Su voz sonaba rabiosa entre el llanto.

– Pero yo no te entiendo, mujer, ?de que ridiculo me hablas?, ?a que viene ahora?

– ?Y mas ridiculo quieres? ?Te crees que yo no se lo que te importo?… – entrecortaba las palabras con el llanto -, ?vaya si me lo se!, ?ay que verguenza tengo, que verguenza tan grande! …, olvidate de esto, Tito, por lo que mas quieras… me esconderia, me querria esconder…

Se callo y continuaba llorando bocabajo, con la cara oculta. Tito no dijo nada; tenia una mano en el hombro de ella.

– ?Vacilar?, pues una palabreja de alli de los Marruecos. Como si dijeramos quedarse uno…, no es borracho, no, es otra cosa diferente, ?como te lo diria?, veras…

– ?Adormecido a lo mejor?

– Pues algo de eso hay, pero tampoco es eso. Esperate, mas bien, reconcentrado, ?sabes?, o vaya, como sumido, imbuido en lo que estas, eso es, ensimismado. Pues teniamos las grandes peroratas, que te diga Samuel, alli cuando estabamos de sorchis, con el y con otros companeros de fatigas. Mira, nos reuniamos en un cafetin…

– En Marruecos…

– Si, en Larache. Pues te digo, y venga de palique, la que liabamos, no ves tu. Es que es una cosa, ?sabes?, que coges la palabra y te vas entusiasmando tu mismo con que si esto y lo de mas alla, dale que te pego, y venga de rollo; asi que cuando quieres darte cuenta, lo mismo te has mantenido media hora que una hora, que dos, hablando tu solito. Ahi tienes propiamente lo que se llama ponerse uno vacilon, vacilar con el kifi. Una cosa tranquila, ya me entiendes, vamos, como una juerga, pero en pacifico, en buen plan, es decir, lo contrario de lo que es la curda, la pura juerga a base de vino. Porque es que alli a los moros les tienen mandadas retirar toda clase de bebidas alcoholicas, por causa la religion de ellos, ?no me comprendes?

– Si, eso ya tenia yo noticia, lo habia oido referir.

– Bueno, pues eso. De tal forma que la juerga de ellos es el vacilar, esa es la juerga que tienen. Se reunen unos cuantos, se te sientan asi en corro, en sus esteras, se ponen y venga; una pipa tras otra de kifi, y tomando te, tomando te y fumando nada mas, y chau-chau y chau-chau, con esos hablares que se tienen, que es que no les coges ni media palabra de lo que dicen, la mujer en casita encerradita, la mujera, como ellos la nombran; conque con eso ya no se te acuerdan de na da mas en este mundo. Ese es el tipo de juerga que rige para los moros, la costumbre de alli. Y asi estan luego los mas de ellos que no funcionan, ?sabes?, porque esto es como todo, que abusando, pues natural, que te ataque a la cabeza, tu veras, con ese humo tan fuerte; de manera que los hay que estan neurastenicos perdidos y con unas manias y unas cosas mas raras que el demonio. Ahora que alli, fijate, el que esta loco lo reputan todos ellos como si fuera santo, date cuenta las cosas de los moros. Al que esta de la chaveta es un respeto el que le tienen, hija mia, pero que ya puede hacer lo que le salga de las narices, el disparate mas gordo, que ninguno es el osado de llamarle la atencion lo mas minimo ni meterse con el. Pues como santo, igual, que mas me da. Y eso, claro, son cosas que van con arreglo a la costumbre de cada sitio, y a las ideas que se tengan referente a la vida. O sea que en cada nacion que tu vayas te encuentras con que discurren de una forma suya particular.

– Si, pues tu ya te puedes andar con cuidado, tambien, no abusar de eso, como quiera que se llame, que aqui a los taratas no los nombran santos, como en ese otro sitio; aqui a la primera te echan el guante pero escapado y te encierran en el manicomio como un senorito, quieras que no, y venles tu despues con reclamaciones. Veras tu el caso que te hacen.

– Pues mira, lo que es por eso, no te apures, que seria una bonita manera de mantenerse uno sin dar golpe. Y ademas divertido.

– Tu andate con bromas y veras.

– Pues di, ?es que a ti te va a dar pena si me encierran, Mely?

– ?A mi?, pues a ver, como de cualquier otra persona.

– ?Huy, que poquito!, no juego, asi no vale; ?solo igual que de otro cualquiera?

– ?Que quieres tu que diga?

– Pues lo que sea verdad.

– ?Y cual quieres que sea?

– ?Te preocupa el saberlo?

– Contesta tu.

– Mujer, a uno siempre le gusta una pequena preferencia.

– ?Y para que? ?Que salias tu ganando?

– Es agradable, aunque nada mas sea.

– Ya, comprendido.

– Mely, no hables asi, haz el favor.

– Que no hable, ?como?

– De esa manera tonta que te pones a veces.

– Ah, soy tonta, muy bien, te agradezco el detalle.

– ?Lo ves?, eso eso, ahora igual. ?Que te creeras que consigues con sacar ese tono repipi y antipatico?, dime tu.

– Sigues estando muy amable, Zacarias.

– ?Quien empezo? Me saltas con ese tonillo incordiante, de buenas a primeras, ?acaso es mentira?

– Chico, que delicado eres tu. ?Te crees que soy una radio, para poder yo ajustarme el tono de la voz a gusto del oyente?

– No, si tu todavia te la vas a ganar, estoy viendo. Tu sigue. Mira, eres un bichito malo y el dia que te coja yo por banda, me las vas a pagar todas juntas.

– ?En serio? ?Que risa la que me da!

– Si, te ries; tu dejate que te entrille yo algun dia.

– Entrillame hoy. ?Que me ibas a hacer?, me gustaria saberlo.

– Nada.

– Cuentalo, anda, ?que me hacias?, ?tanta rabia te doy?

– De morderte. Es que te sale bordado, si es eso lo que buscas, que te coja rabia. Vas apanada, el dia que me caigas debajo de los dientes, no vayas tu a creer que escaparias asi como asi.

– ?Caperucita y el lobo feroz! ?Que emocionante!, sigue, sigue, ?y que mas?, continua con el cuento…

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