en formar parte de los ACP y unas veces se sumaba a la tertulia y otras no.
El muchacho tenia en verdad un aire romantico, tan delgado, tan palido, tan timido. Era mas bien alto, con el pelo muy negro, lacio y brillante. Lampino y con las manos muy largas, surcadas por venas azules. Podrian haberle puesto Chopin en vez de Poe, y habria valido lo mismo. Hablaba con un hilo de voz y a veces tenia que repetir las cosas dos veces, porque la primera no se le oia, y esas repeticiones le daban un aire de mayor indefension. Era tambien analitico y frio, y eso se veia cuando se abordaban en la tertulia cuestiones o enigmas policiacos. Era el primero en resolverlos o, si no, el que trazaba un angulo de vision mas original e inesperado.
– Bien-Spade carraspeo…
Se esperaba que dijese algo. Era una tertulia a la medida de Spade, y alli todo el mundo le respetaba como la incuestionable autoridad en la materia, lo mismo los miembros mas antiguos que los mas jovenes.
Hablo Spade durante un buen rato y al tiempo que eso le fue animando, hizo que se olvidase del altercado con Espeja y del mismisimo golpe de Estado. Incluso de que tenia que ir luego a ver a Dora. Esto, lo de las reglas de la novela policiaca, era fundamental, desde luego, y algo muy peliagudo, para establecer de una vez por todas, en los anales de la criminologia, que es o no un CP, o sea un Crimen Perfecto, dentro del genero de las novelas policiacas, teniendo en cuenta que ellos se llamaban los Amigos del Crimen Perfecto.
– Para empezar -sentencio Spade-, se aprende mas de los asesinatos vulgares que de los maquiavelicos crimenes de Estado…
– Bien dicho -secundo Marlowe-. Sobre todo el dia en que se esta cometiendo uno muy gordo en Espana.
– Marlowe, no interrumpas -continuo Spade-. A menos que este de por medio Shakespeare. Para el detective todos los crimenes son iguales, lo mismo que para el hepatologo lo son todos los higados. Los crimenes son siempre de lo mas democratico. En cuanto te matan, eres un cadaver, y como cadaver todo el mundo queda bien. Mientras se esta vivo hay que demostrar muchas cosas. Ahora, de muerto sabe hacer hasta el mas tonto.
Spade, a lo grande, sintetizo para su exiguo auditorio las reglas de un CP.
– Todo el mundo sabe que la policia dice que no hay Crimen Perfecto, sino detectives descuidados o incompetentes…
Se acerco Tomas, el camarero:
– Vamos a tener que cerrar. Ha llamado el dueno.
– Pero media hora ya nos dejaran estar -sugirio Spade.
– Media hora si, pero no mucho mas. El dueno ha dicho que en el momento en que el cafe se quede vacio, aqui se cierra -admitio Tomas, quien bajando la voz parecio susurrarles-. Estan diciendo que se van a sublevar todas las capitanias generales.
Spade desoyo el vaticinio y siguio con lo que estaba diciendo.
– Decia que los policias aseguran que no hay Crimen Perfecto para mantener el prestigio del Cuerpo, pero gracias a que existen crimenes perfectos, pocos, siguen cometiendose incluso los que no lo son, que son la mayoria. A pesar de haber nacido todos para ser crimenes perfectos. No hay criminal tan tonto que cometa su crimen por deseo de terminar en la carcel. Y gracias a que se producen crimenes perfectos, existe la policia, mucho mas que como consecuencia de todos los crimenes chapuceros que ellos resuelven con tanta publicidad, publicidad que han aprovechado los novelistas para poner las cosas en su sitio, depurando, elevando y fijando la calidad y perfeccion de un crimen como un escultor clasico habria hecho con un canon de escultura.
No le gusto haberse recordado a si mismo este ultimo punto, cuando habia dejado de ser novelista esa misma tarde y habia renegado de todos los canones que no le habian conducido a ninguna parte, y menos que a ninguna, al clasicismo.
– Bueno -continuo despues de un carraspeo y de refrescarse la garganta con otro trago de gin-tonic. Le dolio algo al tragar. Quiza tuviese anginas de verdad.
– Primera norma…
Spade cerro el puno y disparo su dedo indice…
– …el lector y el detective deben tener las mismas oportunidades para resolver el problema. Eso es fundamental. Como ir a cazar. No se le puede esperar al zorro con la escopeta a la salida de la madriguera. Hay que dejarle libre. Lo mismo que a los toros. Si el problema fuese matar al toro, se le podria matar en los toriles. Pero los toros son arte, y la novela policiaca es un arte tambien, hoy el mas sobresaliente en la literatura, segun mi modesta opinion. Segunda…
Y el dedo corazon salio a hacerle compania al dedo indice, que seguia rigido…
– …El autor no debe emplear otros trucos y astucias que los mismos que usa el culpable con el detective. Tercera -y el anular se sumo a los anteriores-: En la verdadera novela policiaca no han de mezclarse asuntos de amor. Faldas las que se quiera, pero amor, nada. Eso haria saltar por los aires el mecanismo puramente intelectual. Cuando hay de por medio un CP, hay que estar a lo que se esta. Camas a discrecion, pero nada de sentimentalismos.
Milagros rizo la boca en un pliegue de incredulidad y de sarcasmo, que Spade paso por alto.
– Cuarta: el culpable no puede ser nunca ni el detective ni ningun miembro de la policia. Seria un timo tan vulgar como inaceptable. -Mostro su mano abierta con todos los dedos irradiados-. Quinta: al culpable se le debe descubrir por deducciones, no por accidente ni por azar ni por la confesion espontanea del culpable: senor comisario, he sido yo, me doy preso. Lo del Raskolnikov de Crimen y castigo, como se ha repetido hasta la saciedad en estos ACP, es inaceptable. La mayor parte de las obras de los clasicos terminan con ese procedimiento chapucero, admitido por la misma razon que alguien puede sostener que una pelicula muda es una obra maestra y que una pintura rupestre es digna de compararse con las Meninas y la Venus de Willendorf, o como diablos se llame, equiparable a Fidias.
Al verse la mano de nuevo cerrada con el pulgar hacia arriba, prescindio de enumeraciones, y prosiguio.
– No existe ninguna novela policiaca sin cadaver. Leer trescientas paginas sin la recompensa de un bonito fiambre, seria sencillamente monstruoso, porque nos privaria del sentimiento de horror y del deseo de venganza. No debe haber mas que un detective por novela. Bajo ningun concepto, nunca, el novelista podra elegir al culpable entre los empleados domesticos, mayordomos, jardineros, lacayos, choferes, etcetera. Esa siempre es una solucion acelerada y hay que ser serios: hay que buscar un culpable que valga la pena. Y por lo mismo que no hay mas que un solo detective, conviene que haya un solo culpable, para concentrar en el todo el odio que vaya experimentando el lector. Para algunos las mafias y las asociaciones de criminales no deberian tener un lugar en las novelas policiacas… Yo no estoy muy de acuerdo, pero en fin. Nada de pasajes descriptivos ni poeticos ni pormenorizacion de atmosferas. Retardan la accion y desconcentran al lector. Dialogos, muchos dialogos. Son mas variados y mas cortos, cuesta menos escribirlos, los lectores los agradecen, la accion avanza y el editor paga lo mismo los folios de lineas cortas que los de lineas largas.
Esta mera mencion a un editor, le recordo el suyo con disgusto.
– La solucion de los casos ha de ser realista y cientifica. Los milagros estan excluidos de las novelas policiacas. En esto esta de acuerdo hasta el padre Brown. Tampoco hay que buscar al criminal entre los profesionales del crimen. Lo que impresiona no son los crimenes cometidos por los hampones, sino por las damas de caridad o por el presidente del Tribunal Supremo o por una mosquita muerta o por un caballero de conducta intachable o por un cura, ahora que el padre Brown no nos oye. Un cura asesino es un buen tema. Yo tengo una novela en la que el asesino era un cura. La censura no la paso al principio, pero la segunda vez dije que era un cura protestante, y no pusieron ningun inconveniente. Y es imperdonable que lo que durante toda una novela se ha presentado como un asesinato se convierta, cuando se acaba, en un accidente o en un suicidio. En ese caso el lector estaria en su perfecto derecho para denunciar al novelista por estafa o esperarle a la salida de casa y asesinarle a su vez. Importantisimo: el movil del crimen ha de ser personal. Los complots internacionales y todas esas bobadas de 007 son cosa de tebeos, lo mismo que salvarle en el ultimo minuto haciendo salir del tacon de su zapato un avion supersonico, con sauna y doce huries del paraiso. Nada tampoco de usar trucos indignos. Nada de descubrir al protervo criminal por una colilla encontrada en el lugar del crimen, ni por falsas huellas digitales, ni porque el perro de la casa no ha ladrado, nada de hermanos gemelos ni de sueros de la verdad, nada de asesinatos cometidos en una habitacion cerrada en presencia de un inspector de policia y desde luego, nada de criptogramas ni de jeroglificos que se descifran en las trastiendas de una tienda de antiguedades en el barrio chino, nada tampoco de manuscritos o instrumentos misteriosisimos rescatados en una subasta, nada de enigmas que esperan desde el tiempo de los egipcios en una almoneda, con la consiguiente maldicion faraonica… Y ese