– Hay un juez que ha aceptado una querella criminal contra tu suegro por malos tratos y tortura. Se libro de la instruccion del sumario del Golpe, pero esto otro parece que va adelante. En el fondo me alegro. Es un animal.
– ?Que malos tratos?
Maigret bajo la voz, como si la respuesta le concerniera especialmente, y reconocio que detras de don Luis irian otros tres policias, los que participaron en el interrogatorio de aquel infeliz de la calle del Barco.
Nadie parecia acordarse del caso.
Maigret rememoro algunos detalles, como el de ahorcarse de un picaporte.
– Yo estuve alli contigo, Maigret -dijo Poe.
– Me acuerdo -corroboro Maigret.
– ?Fue un asesinato?
– Ahi vamos. Todos creiamos que lo habia sido.
Poe estuvo a un tris de recordar que el precisamente habia sido el unico que no lo creyo, pero se mantuvo callado.
– Era lo logico -intervino Mason, que estaba al corriente de los pormenores.
– ?Logico? -le respondio Maigret citando a Chesterton-. Una conclusion puede ser logica y no por eso ser verdadera.
No todos los presentes recordaban los detalles, y se enumeraron algunos.
– Para empezar -continuo Maigret-, el sobrino del viejo no tenia coartada, y no pudo probar donde estuvo de las cuatro a las siete, que fue el tiempo en que segun la autopsia el viejo habia muerto.
Cortes, que oia en silencio, no queria intervenir, pero la costumbre o el virus policiaco hondamente arraigado en el, le hizo decir:
– Es tipico de la policia: no hay coartada, tenemos sospechoso. Los de la policia tendrian que leer mas novelas.
– Pero acabo confesando que lo habia hecho el o lo que es lo mismo, no lo nego. ?No era suficiente?
– No -intervino Cortes-. ?Antes que habia dicho?
– Primero dijo que habia estado en el taller, pero su ayudante lo desmintio. Habia tantas contradicciones, que creyeron que confesaria, si le asentaban la mano. La mujer del sobrino confirmo que su marido y su tio no se hablaban, pero el caso es que en el testamento el muerto se lo dejaba todo a el, y eran bastantes cosas, la casa donde vivia, dos o tres finquitas en el pueblo, en fin. Se le hizo una inspeccion al negocio y se descubrio que estaba lleno de deudas. El mantuvo que era inocente todo el tiempo que pudo. Hasta que se vino abajo. Luego supimos que esa tarde habia estado con una fulana, con la que llevaba dos anos, la habia puesto un piso y todos los meses le pasaba un sueldito. Para mayor escarnio, esa mujer le daba muy mala vida, con unos y con otros. Ya no sabia donde sacar el dinero para darselo a ella. Penso pedirle algo a su tio, aunque se llevaba mal con el. Ya lo habia hecho una o dos veces mas. La vecina tenia razon. Esa tarde aparecio por alli para pedirle algo mas de dinero, y se encontro con que estaba muerto. Y al final, desesperado, prefirio cargar con esa muerte que confesarle la verdad a su mujer y a sus hijos.
– Pero ese tio es idiota -salto Marlowe.
– ?Por que? -dijo Cortes-. La ley esta hecha para castigar a los culpables, no a los idiotas, y yo no creo que el fuese idiota. No era mas que un hombre enredado en la vida.
– Pero entonces, ?como se ha descubierto el pastel? -pregunto Marlowe a Maigret.
– Ahi viene lo mejor. Hace dos semanas llego una carta al juez que habia estado dando vueltas de los Juzgados a la calle del Pez todo este tiempo, porque unicamente estaba dirigida a los Juzgados de Plaza de Castilla. En los Juzgados alguien, viendo que no se dirigia a nadie, decidio devolverla, y el cartero que debia de ser un hombre de alcances y que conocia lo que habia pasado en aquel piso y viendo que la carta estaba dirigida a un juzgado y remitida por el muerto, la llevo el mismo en mano a la Plaza de Castilla. y se la dio a un juez. Se armo un revuelo. En el sobre venia una carta y una fotocopia con el carnet de identidad, cosa por cierto bastante absurda porque si pensaba matarse, ?para que queria aquel hombre el original? En fin, sigo. En la carta decia que, ante lo sucedido en el Congreso de los Diputados, se ahorcaba. No queria ver mas. no queria pasar por lo que habia tenido que pasar en la guerra y, sobre todo, por lo que habia tenido que pasar despues. Se veia que estaba escrita en una crisis de angustia, porque auguraba para Espana un nuevo bano de sangre. El ya habia visto bastante, y se iba antes de que se lo llevaran por delante Y que no se le culpara a nadie, y que pedia perdon sobre todo a su sobrino, a quien aquella muerte seguramente iba a darle algun quebradero de cabeza. No lo supo el bien luego la firmaba, el mismo dia. El hombre tuvo la sangre fina de escribir la carta, hacer una fotocopia del carnet, meterla en un sobre, ponerle un sello, buscar un buzon, echarla, volver, y ahorcarse de esa manera. ?Como lo hizo? Un misterio. Asi que esta es la historia de un loco y de un idiota. Y lo primero que hizo ese juez fue preguntar donde estaba el sobrino lo trajeron de la carcel, hablo con el, mando llamar a los que declararon, el idiota conto la verdad de lo sucedido, acuso al comisario y a los policias de haberle obligado a firmar la declaracion, y entre eso y su propia ofuscacion el juez encontro motivos para procesarle.
– Bonita historia -dijo asombrado Mason.
– Y tu, ?por que supiste que no era un asesinato? -le pregunto Maigret a Poe.
– ?El chico lo adivino? -pregunto Cortes.
– Fue el unico.
La pregunta de Cortes estaba en todas las miradas: ?como lo habia adivinado?
– No se -respondio Poe.
Una vez mas se puso nervioso. Todos estaban pendientes de sus palabras. No tenia costumbre de hablar ante tanta gente.
– En primer lugar -empezo diciendo- porque estaba todo muy ordenado y no habia violencia por ninguna parte. Yo no podia imaginar todo esto, pero entre las cosas que vi en aquella casa fue, en la estanteria del cuarto de estar, lo menos doscientos libros todos de guerra civil. No habia de otra clase. Y lo demas fue, como las intuiciones, algo confuso.
– ?Y el juez?
– El juez se creyo lo que le conto la policia, pero el acusado se echo atras en su declaracion, y dijo que lo habia admitido bajo torturas. Si, se ve que era idiota, porque ?quien puede declararse culpable de un asesinato que no ha cometido?
– Da lo mismo. La gente se inculpa de crimenes que no ha cometido y nadie sabe por que lo hace -dijo Poe-. Es lo que pasa en Crimen y castigo, que como novela de castigo podra ser una obra maestra pero como novela de crimen es un fiasco, creo. Tambien alli sale un idiota que aseguro haber matado a las dos viejas.
Asintieron todos, porque aquella obra de Dostoyevski estaba muy desprestigiada entre los ACP desde el punto de vista policial.
– Loren, admitelo, el chico tiene razon -dijo Cortes-. La policia acaba explicandolo todo de la misma manera: el muerto era un loco, y el falso culpable, un idiota. Los unicos inteligentes, los de la policia.
– El de la prestamista si que esta lejos de ser un crimen perfecto -hablaba de Crimen y castigo el doctor Agudo, al que de vez en cuando le gustaba lucirse con discursos intelectuales-. El asesino no puede llegar al comisario y decirle: Mire, no puedo mas con la culpa, libereme de ella, ni el comisario decir tampoco: Hijo, confiesa tu crimen, y sentiras un gran alivio en el alma. Ademas en un momento en el que ya tenian un retrasado que se habia declarado culpable del asesinato de la prestamista y de su hermana. En una novela los hechos han de hablar por si mismos, y no los novelistas o los criminales o los detectives. Estos han de estar callados, creo yo. Y por mucho que ese comisario dijera o lo dijera el sobrino, el hecho es que alli no habia el menor rastro de lucha ni el forense encontro otros signos de violencia en el muerto que los de la cuerda. Asi que no habia que dejarse enganar. Esas son las pruebas. Y la policia se dejo enganar, una vez mas.
Intervino Cortes:
– Acuerdate tambien de aquello: «Las pruebas son siempre un arma de doble filo». Y las pruebas podian declarar inocente al sobrino, y no serlo. El mejor recurso para un delincuente es no ocultar del todo lo que no se puede ocultar, y en este caso lo que no podia ocultar era el orden, asi que el sobrino pudo muy bien respetar ese orden, incluso rehacerlo meticulosamente, despues de haberlo desbaratado.
Poe, que le habia escuchado con atencion, se quedo caviloso. Maigret hizo un gesto reticente. De vez en cuando le tocaba padecer las criticas de todos los errores que la policia cometia en el mundo. A Paco el caso ni siquiera le entretenia.