hay que descartar como escenario los domicilios de las victimas, a menos que se trate de mansiones o casas con un cierto caracter. Nada de crimenes en el pasillo, en la cocina o en un cuarto de bano. La degradante ignominia de un crimen ha de encontrar la infamia apropiada del medio, la naturaleza humillada busca sacudirse el infierno en el que vive…

Los ACP, siempre respetuosos, pudiendo parodiar el modo de hablar de Mike, asi apodada por el inolvidable personaje de Helen Queen de Chester Himes, se cuidaban mucho de hacerlo, porque sus aportaciones, una vez despojadas de esos perendengues retoricos, estaban bien.

– Un cine en el que se reponen peliculas mudas -sugirio-, es un buen escenario; el carromato de un domador de circo, tambien; la caja fuerte de un banco; el confesonario de una catedral; la sala de espera de una estacion de tren; las atarazanas y los silos. Hace dos anos aparecio un ingeniero del Forpa en un silo de trigo. Lo llevaban buscando ocho meses, todos creian que se habria fugado y cuando vaciaron el silo, aparecio, como recien muerto, incolume como una de las momias de Egipto; dijeron que el grano habia actuado de secante y que la propia fermentacion natural del cereal habia consumido el oxigeno, por lo cual fue como si el cadaver hubiese estado conservado al vacio y en el medio mas propicio: completamente seco y curtido.

Los aspavientos de asombro de Miss Marple animaron a Milke a adornarse en los detalles.

Aunque nadie tenia una idea clara de como fabricar un Crimen Perfecto, y mucho menos delante del padre Brown, que los condenaba todos, o delante de Miss Marple, a quien todos asustaban por igual, Milke siguio enumerando escenarios ideales para crimenes perfectos durante media hora.

Todos ellos estan consignados en el libro de actas correspondiente que llevaba tan al dia Nero Wolfe.

SE trata de media docena de albumes, confeccionados especialmente para ese cometido.

Dado lo aparatoso de su tamano y su peso, pues hablamos de verdaderos mamotretos de unos cuarenta centimetros de alto por veinticuatro de ancho, y mas de doscientas hojas, raramente los llevaba Nero Wolfe a la tertulia de los ACP, salvo cuando queria mostrar algun trabajo especial, en el que se hubiese esmerado. Otras veces, se quedaban en el Comercial bajo la custodia de Tomas, Thomas, el camarero.

Bien por pereza, bien porque la sesion no resultara interesante o porque la escasez de material nuevo no tuviera mas que resenar, no pocas entradas de tal contabilidad criminosa se limitaban a dejar constancia de los asistentes a la reunion. Otras de esas paginas, en cambio, son un verdadero mosaico de los horrores, con fotografias de asesinos, entierros, victimas, armas homicidas y cronicas que se acomodaban en las paginas de los libros de asiento como verdaderos mausoleos en un aseado cementerio y por las que hoy cualquier artista conceptual pagaria su peso en oro, para convertirlas en una atractiva instalacion de arte moderno.

La preparacion de un Crimen Perfecto les llevo al menos todas y cada una de las sesiones de los meses que quedaban hasta agosto.

El ultimo jueves de julio Nero Wolfe resumio, en su peculiar estilo taquigrafico, las conclusiones a las que los ACP habian llegado, tras arduas discusiones:

«Victima: joven, futuro prometedor, buena familia. Asi mas pena. Varon, no hembra. Razones obvias: publico no gusta victimas sean mujeres. Publico mucho en Crimen Perfecto; publico con su imaginacion y capacidad fabuladora hace perfecto crimen. Publico considera perdida menor, si mujer. Cuando victima mujer, ocho de cada diez lectores varones piensan que parte culpa es mujer. Sociedad asi, y crimenes se producen en sociedad, no quieren transformarla. Seria primera vez que sociedad cambia a base crimenes. Tambien importante: de diez lectores, siete mujeres, pero de diez lectores novelas policiacas, ocho hombres, y mujeres prefieren novelas policiacas escritas mujeres, Agatha Christie, P. D. James, Patricia Highsmith, mas que Conan Doyle, Poe o Chesterton. Todo esto cientifico, estadisticas. Asesino: malvado de cine: cruel, no escrupulos, mas edad que victima. Moviles descartados: celos o dinero… Esos son movil de setenta y dos por ciento de crimenes. No moviles puros: solo por amor, solo por dinero. Habria que oscurecerlos: celos y humillacion y complejo clase; dinero y rencor y orgullo. Mucha ignominia, mucha infamia, ignominia de infamia e infamia de ignominia. Humillacion tambien y sentimientos degradados o degradacion sentimientos. A Crimen Perfecto da lo mismo. Escenario: ninguno habitual para victima. No su casa, no lugar de trabajo, no su coche. Si, en cambio, noria de parque de atracciones, boda amigo, salida de un restaurante o cuarto bano de restaurante, tambien antesala notario, dia en que solo victima sabe; tambien bueno escenario, misa de Gallo. Nada redencion criminal. Criminal muy criminal y cuanto peor mejor».

Todos encontraron estas anotaciones, que leyo Nero como el secretario de un Consejo de Administracion, muy apropiadas, aunque suscitaron las protestas del padre Brown.

– Desde luego lo de hacer que suceda en la Misa del Gallo, lo encuentro excesivo. No se sabe que pinto yo en los ACP, si no puedo evitar un crimen en Nochebuena y llevarlo limpio a presencia de Dios…

Mike entrecerro los ojos y aspiro el cargado aire del cafe como si se tratara de las verdaderas y embriagadoras esencias del arte criminal.

– Ha de ser un golpe certero -dijo paladeando su sadismo.

Las semanas siguientes fue cada cual aportando datos para ese Crimen Perfecto, menos Paco Cortes, que miraba condescendiente esos preparativos.

– Yo ya me entretuve de novelista casi veinticinco anos. Eso ahora os toca a vosotros, los jovenes y los amateurs.

No obstante le erigieron en arbitro, capacitado para elegir de entre los argumentos, los matices o las coartadas, cual era la mas convincente, las mas artistica, la mas logica.

– La victima deberia ser un mecanico de la Renault -decia, por ejemplo, alguien-. Hay que acercar el arte al pueblo, hablarle en su lenguaje, contarle cosas y ambientes que reconozca, y ejemplarizar: hacer ver a esta sociedad que las condiciones embrutecedoras en las que trabajan tantos, solo puede generar violencia.

– De ahi a la novela social, un paso -corregia Paco, recordando lo que Espeja le decia.

En tales disquisiciones se les fueron a todos los ACP dos meses de intenso trabajo creativo que no dieron cuartel a Nero Wolfe para llevar sus libros.

En manos de un juez o de la policia, con un crimen real de por medio y sin poder explicar las razones por las cuales se confeccionaron, pondrian en un grave aprieto a quien los poseyese.

Parecian el diario de un psicopata que guardara religiosamente todo lo relacionado con su perversion, y lo ordenara como si fuese el ara sacra donde ofrendar los bajos instintos a una divinidad del mal.

Pero Nero Wolfe era todo lo contrario de un hombre que aparentase tener ninguna patologia. Le habia puesto el nombre, como de costumbre, Paco Cortes, mas que por su finura detectivesca, que la tenia y mucha (era un deductivo nato), por su aspecto. Era como el detective de Rex Stout: pesaba unos ciento treinta kilos, y se ganaba la vida con el restaurante de la calle Larra, con mayor cartel cada dia. Sus aficiones eran las novelas de detectives y la pesca de cangrejos, lo que iba perfectamente con su caracter elegiaco: ya no habia novelas como las de antes ni quedaba ya un solo cangrejo en los rios espanoles. Era el amigo mas antiguo de Paco. Se habian conocido precisamente el dia en que a Cortes le publicaron su primera novela con Espeja el muerto: La noche es joven.

En la cubierta de aquel libro, una verdadera reliquia para los coleccionistas, se veia una chica tirada en el suelo. Al caer se le habia subido la falda y se veia el arranque de la pierna por encima de la rodilla, y una liga. Eran los tiempos de la censura. El vestido era blanco, muy escotado, y el artista habia captado aquel escorzo con mucho sentimiento. De los pies habia uno que seguia calzado con un zapato de tacon de aguja. El otro zapato, tirado de cualquier manera, estaba a un lado. Las unas de ese pie descalzo estaban pintadas de rojo, y por problemas de ajuste de la impresion las manchas rojas no pisaban exactamente sobre las mismas unas, sino algo desviadas, con lo cual daba la impresion de que se lo estaban comiendo por las puntas cinco cucarachas rojas. Paco Cortes, que entonces era solo el Lemmy Burnett de la cubierta, ni siquiera reparo en esas minucias. Y Lemmy Burnett, Lemmy por el Lemmy Caution de Peter Cheney y Burnett por William Riley Burnett, el del Little Cesar que interpreto magistralmente en la pantalla Edward G. Robinson, Lemmy Burnett, decia, entro al azar en aquel restaurante de la calle Larra para celebrarlo, al grito de, precisamente, «la noche es joven», y lo hizo con cierta novia con la que por entonces andaba. Antes de llegar al segundo plato, ya estaban borrachos. Cuando el dueno del restaurante se les acerco para preguntarles que tal iba todo, la novia de Paco Cortes le mostro el libro que habian apoyado en la botella de agua, para que no se les despistase ni un segundo.

– Lo ha escrito este.

Nero Wolfe, que entonces tampoco gastaba ese apodo, sino su nombre verdadero, Antonio Sobrado, no lo creyo, porque el autor que figuraba en la cubierta no casaba del todo bien con el castellano perfecto de Paco

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