decia. Mi suegra sabia todas estas cosas, porque de soltero debia de ser lo mismo. Pero sorbia el aire por donde el pasaba. La tenia coladita. Como era hijo preferido, y luego unico, es que se lo comia con los ojos. Parecia como un novio. Al principio yo todavia tenia fuerzas, y discutiamos. Mi suegra nos oia desde su habitacion, y al dia siguiente lo primero que me decia, en cuanto el volvia a marcharse, era que encontraba muy natural que se fuese a buscar fuera lo que no encontraba en casa. Era malvada, malvada de verdad. Lo decia para humillarme. Nunca le dije nada a Luis de aquellas peleas con su madre. Eso le habria puesto furioso. Que yo criticara a su madre le sacaba fuera de si. Ocurrio un dia. Me levanto la mano y me la puso delante, toda abierta, como si se contuviese para no aplastarme la cara contra la pared. Era un hombre muy violento. Cuando bebia se ponia mal. Un dia me dijo que si tenia agallas me volviera a casa con mi madre. A mi madre habiamos tenido que internarla en un sanatorio. Se habia vuelto loca la pobre, despues de la guerra, por todo lo que habia pasado. Fue una crueldad horrible decirme aquello, yo tenia diecinueve anos, era una nina, y tenia que haberle dejado entonces, haberle dicho, ahi te quedas, pero… el no saber.
La mujer lanzo un par de gemidos agudos y secos, luego humedecio los labios en aquel licor apelmazado, y siguio hablando.
Nunca Paco, hasta ese momento, habia hablado con su suegra mas de cinco minutos en serio. Anos en la familia, y solo habian intercambiado frases banales. Le extranaba todo aquello, nuevo para el. Mason habria dicho que no era logico, despues de tantos anos.
– Y me quede con mi marido. Y desde ese dia supe que mi vida iba a ser un suplicio. Y cada vez que caia mas bajo, el se crecia mas y mas. No se puede figurar nadie las cosas que he visto en esta casa, lo que he tenido que soportar no se lo puede figurar nadie, ni Dora ni Chon… Era horrible. Yo estaba asustada. No sabia nada de la vida. Vosotros no os podeis figurar lo que fue la guerra, sois demasiado jovenes. Y yo me decia que el no era como los demas, y me creia lo que me contaba, porque ya no sabiamos lo que podiamos creer o no. Luego le destinaron fuera de Madrid unos meses. Yo me dije, aqui la vida va a ser mas facil, mi suegra se quedara, no querra venir con nosotros. Pero tuvimos que llevarnosla, y se pasaba todo el dia rabiada por tener que estar en una ciudad de provincias como aquella, que era un pueblo de mala muerte, y volvio a pagarla conmigo, porque no podia meterse con su hijo, y aunque el decia que aquello le gustaba menos que a nadie, yo sabia que habia sido el quien habia pedido el traslado, porque le ascendian y ademas porque el trabajo le gustaba. En Madrid tampoco me ves el pelo, y a ti que mas te da estar aqui o alli, para lo que tienes que hacer todo el dia. Fue un infierno. No quiero ni acordarme. Tenia mucho trabajo, les traian todos los dias gente que detenian. Apenas paraba en casa. Siempre fuera, y yo alli, encerrada con mi suegra en una pension y en una ciudad en la que no conociamos a nadie. Yo le lavaba las camisas, no queria que las lavase la muchacha. Cuando no las traia manchadas de carmin las traia manchadas de sangre. Por suerte, y Dios me perdone, mi suegra se murio a los tres meses, y luego vino Chon, y nos destinaron otra vez a Madrid. Un dia dijo que lo tenian sentenciado los del maquis, que lo habian sabido por unos a los que habian cogido, y ya teniendo familia, pidio el traslado a Madrid. Pase mucho miedo. Me imaginaba que cualquier dia lo traerian muerto… Tu suegro no era una buena persona, Paco. No lo fue con nadie. Si me apuras, ni con su madre. No podia soportarla, no soportaba a nadie, en el fondo odiaba a todo el mundo, por eso empezo a beber, aunque creo que empezo a beber antes, en la guerra. La guerra les hizo a todos alcoholicos…
La mujer seguia con la foto de su suegra en la mano, sin saber que hacer con ella. Parecio despertarse de un sueno, se lo sacudio con un ligero movimiento de cabeza, y devolvio la fotografia a su caja. Paco ni siquiera se atrevio a curiosear entre las muchas que alli habia. Algunas eran diminutas, como de carnet, su suegro vestido de falangista, de paisano, con el bigote mas, menos recortado, con traje, sin el.
Al volver a casa, Dora se disculpo con Paco, por no haberle podido avisar con tiempo y haberle despachado el recado de recoger a la pequena, y Paco se disculpo a su vez por llegar con mas de dos horas de retraso.
– ?Como has encontrado a mi madre?
– Bien, entretenida ordenando papeles.
Paco le conto a su mujer la conversacion con su madre. Dora le dijo:
– Si que es raro; la mitad de esas cosas yo no las sabia. Quiza no las sepa ni mi hermana.
Cuando al domingo siguiente Dora le comento a su madre, fingiendo enfado, que la mitad de las cosas que le habia contado a Paco de cuando ella y su padre eran jovenes ni siquiera se las habia contado a ella, la mujer se defendio como pudo:
– Hija, te las he contado mil veces, solo que ya no te acuerdas.
Y cambio de conversacion. El momento propicio de las confidencias intimas habia pasado, y quiza no se volviese a repetir jamas, como ese cometa cuya vuelta nos hallara ya muertos.
Y sin embargo fue aquel dia en el que Paco y su suegra hablaron tanto tiempo el que le dio al ex novelista la clave para resolver el asesinato de su suegro.
Ni siquiera participo sus sospechas a Dora. Al dia siguiente telefoneo a Maigret. Tenia urgencia de verle, aunque no le adelanto nada por telefono, por temor a que Dora escuchase algo. Luego hizo lo mismo con Mason. Quedaron citados los tres en el viejo Comercial.
Llego Maigret a la cita antes que los demas. Entro en el cafe, del que llevaban tanto tiempo ausentes, como quien vuelve al pais natal. Reconocia las cosas, los veladores, los espejos, los parroquianos, el mostrador, los camareros… Todo seguia igual que entonces, el vago entonces. Pero no se reconocia a si mismo en aquellos espejos leprosos.
Era muy poco lo que tenia, cuando se reunian los ACP. Pero su vida no carecia de contenido entonces. La amistad en si misma justifica muchas vidas, se dijo. Podrian haber seguido viendose despues de la muerte de don Luis. Fueron unos momentos de panico. Nada mas. Las cosas no se habian resuelto, pero tampoco se resolvia un treinta por ciento de los asesinatos. Y recordo lo que tantas veces se habia dicho en aquel cafe: los crimenes perfectos no son perfectos porque no se descubra al criminal, sino porque no se le pueden probar al asesino, por lo mismo que parecer culpable no le hace inocente a uno.
Vio Maigret entrar a Mason y levanto el brazo para que le descubriera. Mason se sorprendio de encontrarle alli. Paco Spade no les habia dicho a ninguno de los dos que el otro tambien estaba citado.
– Por fin. Los ACP cabalgamos de nuevo -proclamo Mason en cuanto se sento con su amigo, y aquella sorpresa puso inopinadamente de buen humor al abogado, despertandole la fantasia:
– Tomas, hoy traeme un whisky, uno de malta, de verdad, nada de nacionales…
– ?O no cabalgamos de nuevo? -pregunto Mason en cuanto el camarero se alejo.
– Creo que no -le desengano el policia-. Me parece que no van por ahi los tiros.
Paco Spade se retrasaba. Los amigos hablaron de su presente.
– Mi vida es un asco. Modesto. Si pudiera dejaria el trabajo. Pero ?que puede hacer un policia? Donde quiera que vaya, siempre sera un policia. Es como si eres militar. El militar y el policia siempre seran policias y militares. Lo mismo que los curas, aunque se casen. Hay profesiones muy malas.
– Por esa regla de tres, a mi me pasaria lo mismo. Nadie esta a gusto con lo suyo.
– Cuando teniamos nuestras reuniones de los ACP, por lo menos contabamos con algo que valia mas -dijo Maigret-. Yo esperaba los dias de la tertulia con verdadera ilusion, como pueden esperar los forofos del futbol el partido de su equipo. Solo que nosotros nos ocupabamos de cosas importantes. Saber por que razon alguien mata a otro es importante. Saber como es posible, si es posible, que alguien viva con la culpa de haber matado a alguien, tambien lo es. La Naturaleza del Mal y la Naturaleza de la Mentira. Y en el otro extremo, el Bien y la Verdad. Aqui parecia que nos divertiamos, y todo eso de las novelas y los crimenes iba muy en serio. Yo al menos me lo tomaba en serio.
– Y yo -admitio Modesto Mason-. Para mi ademas era saberme necesario. Conozco a Paco desde hace mas de veinte anos, lo vi empezar, su vida es tambien parte de la mia. Me gustaba verle escribir. Tenias que haberle visto tu sacarse una novela de la cabeza en una semana. Era increible. Las escribia silbando. Para mi eso es lo mas bonito que me ha pasado nunca. El me consultaba cosas, me preguntaba, me pedia que le hiciese informes. Todo lo que tenia que ver con leyes, se lo resolvia yo. A veces era yo tambien el que le disipaba las dudas. Como no viajaba, le contaba como eran los sitios por donde nosotros ibamos. Le traia las guias de todas partes, los planos de todas las ciudades. Me pedia que le contara casos que me llegaban al despacho. Tuve un cliente que llevo a juicio a un comisionista suyo, porque decia que este se habia quedado con dos carteras de bisuteria fina. Se lo conte a Paco, y cuando menos me lo podia imaginar, te traia un novelon como la copa de un pino,