Desde luego el inspector Luis Alvarez, conocido tambien entre las gentes a las que interrogo en aquellos anos como «Escobajo», porque a alguien se le ocurrio que se parecia a la raspa de un racimo de uvas, y el apodo hizo fortuna, habia dejado triste memoria de su paso por la ciudad, el, un jefe suyo, un tal don German Guinea Lopez, y otro policia de la edad de Luis Alvarez, alferez provisional en la guerra como el, Carmelo Fanjul, que organizaron, dirigieron y llevaron a cabo una de las represiones mas brutales que siguieron a la guerra civil, en una comisaria por la que pasaron en dos anos mas de novecientos detenidos politicos.

A Maigret le desagrado el sesgo de las cosas.

– Siempre la guerra civil. Es como una mierda en el zapato. ?En este pais no se puede dar un paso sin toparse con la guerra civil?

Paco Cortes se cito un miercoles con los periodistas manchegos. Tomo un tren a primera hora de la manana y a la una estaba en Albacete. Pero si facil fue dar con ellos, mucho mas dificil les resulto a los dos periodistas dar con un nombre, el del padre de Poe, que habia desaparecido hacia veinte anos.

Habiendo preguntado Paco a diferentes personas que pudieron haberlo tratado o conocido, sus informantes se encogian de hombros con la frase fatidica: no les sonaba como persona comprometida politicamente en los anos cincuenta. Y lo de la guerra ya les quedaba a todos muy lejos.

Como ultimo recurso, los periodistas le habian preparado un cita a Paco Cortes con un hombre que conocia bien el pasado reciente. Era la memoria viva de la ciudad para esos asuntos. Lo recordaba todo. Tenian depositadas en el las ultimas esperanzas de que pudiera decirles algo mas de ese hombre. Condujeron a Paco Cortes a un piso de una barriada obrera recien edificada, en medio de unos desmontes, en los lindes mismos de los metafisicos campos de La Mancha. Todo en el edificio olia todavia a yeso fresco. Les recibio el interesado, un coloso de unos setenta anos, todavia animoso y locuaz, alto, delgado, con unos brazos fuertes y largos y una mano descomunal en la que desaparecio la de Cortes, cuando se la estrecho en el saludo.

El coloso les paso a una salita en la que apenas cabia el, y un tresillo, una mesita baja y un televisor, todo como acabado de traer de la tienda de muebles. Conto que habia sido companero de Domiciano Hervas, padre de Rafael, en la carcel.

– Hicimos la guerra juntos…

Y conto lo que sabia. Eran de pueblos vecinos. El, de Melgares; Domiciano, de Gestoso. Los dos habian estado adscritos a servicios motorizados; el como tanquista; Domiciano, que se caso por entonces con Angelita, con una ambulancia. Nada mas acabar la guerra, les metieron en el mismo campo de Valencia, les trajeron a Albacete y les llevaron a la carcel. Permanecieron alli casi un ano juntos. A Domiciano le soltaron y al coloso le condenaron a veinte anos. Cumplio siete. Al salir se puso a trabajar con un camion, como Domiciano. Segun el coloso, Domiciano no volvio a meterse en nada, se dedico a trabajar, a su camion, a sus portes. Se veian de vez en cuando. Tenian una buena amistad y se llevaban, como dijo, «muy a bien». Hasta que Domiciano tuvo la desgracia. Domiciano fue a Madrid a la Feria de Muestras. Fue el propio coloso quien habia hablado a Domiciano de ciertos camiones de segunda mano que traia mas cuenta comprar en Madrid que en Albacete. Le acompano su amigo a la feria, y despues de comprar el camion, se despidieron y quedaron en verse por la noche, para ir a dar una vuelta por la ciudad.

El coloso hablaba con parsimonia, sin efectismos. Los periodistas y Paco Cortes no se atrevian a interrumpir.

– En la feria de muestras nos encontramos con uno que tambien estuvo con nosotros en la carcel. La casualidad. Uno que se llama Primitivo. Estuvimos hablando un buen rato, y queria que nos fuesemos con el a comer. Yo no podia, porque tenia cosas que hacer, antes de volverme al pueblo. Domiciano me dijo, en lo que tu haces tus cosas, como yo con el, y nos citamos el y yo para cenar juntos. Me extrano que no viniera luego. Pense, se le habra ido el santo al cielo.

Luego supimos que Primitivo se lo llevo tambien a cenar a su casa, porque queria presentarle a su mujer. Y Domiciano que no, que habia quedado conmigo. Y el otro, que que mas daba, que hacia veinte anos que no se veian. Total, cuando estaban en casa cenando, llamaron a la puerta. Salio a abrir la mujer de Primitivo. Era la policia. Venian a registrar la casa. Habia chicos pequenos durmiendo. Y se llevaron a los dos hombres detenidos. Si hubiera ido yo, tambien se me llevan a mi. Domiciano dijo, yo no se nada. Dijo, yo estoy aqui de casualidad, como era la verdad. No hubo modo de convencer a la policia, que tenia su idea. Se los llevaron a la misma DGS, donde estaba por aquel entonces el «Escobajo». En cuanto Domiciano lo vio, lo conocio. El «Escobajo», al que tampoco se le despintaba una cara, lo mismo. Tiraron de antecedentes penales, y salio lo de la carcel y todo lo demas.

Les acusaron de pertenecer al Comite Provincial, y a Domiciano de estar en Madrid para una reunion de la que la policia tenia noticia. Domiciano les dijo mil veces que aquello era una equivocacion. Lo tuvieron tres o cuatro semanas en comisaria. A todo esto, la mujer de Domiciano me llamo a mi para preguntarme. Yo le conte lo que habia pasado, y que Domiciano me habia dicho que le iba a llamar para decirle que se quedaba otra noche, y traerse el camion al dia siguiente. Fue un escandalo.

Angelita se marcho a Madrid. Al final le dijeron, senora, su marido esta enfermo, llevelo a un hospital. Al parecer en los calabozos cogio una neumonia. Se volvieron a Albacete, despues de pasar en el hospital otra semana mas. Domiciano no quiso hablar de ello, no le conto nada a su mujer. Decia solo, ha sido mala suerte, y que la culpa de todo la tenia el «Escobajo».

Al mes Domiciano murio. Angelita quiso denunciar aquel atropello, pero los amigos le aconsejamos que no lo hiciese. Su hijo mayor, que estaba estudiando, se puso a trabajar, y la hermana hizo lo mismo. La mujer, embarazada de Rafaelito, temio que el nino se malograra. El hecho de que hubiese sido siempre un chico flaco, enfermizo y retraido lo atribuyo a todo lo que habia pasado. Y entre todos le ayudamos como pudimos. Yo tuve que venderles el camion que acababa de comprar y que el hombre ni siquiera disfruto, una pena.

Paco Cortes se volvio a Madrid con la certidumbre de que Poe conocia la identidad del asesino de su padre, que don Luis era el mismo que el «Escobajo» y que este habia sido el causante en cierto modo de que Domiciano Hervas hubiese muerto, porque al fin y a la postre no hubo cargo ninguno contra el.

Volvieron a reunirse. Maigret le objeto:

– Concedamos que don Luis fuese el asesino del padre de Poe, pero eso no significa que Poe sea ademas el asesino del asesino. Tendriamos que hablar con el. Seguramente esta deseando que llegues tu para hacer una confesion en toda regla casi dos anos despues, y quitarse ese peso de la conciencia. Seguro que va a decirte como en Crimen y castigo: No sabes, Paco, el peso que me quitas de encima: yo fui el que asesine a tu suegro porque el fue quien asesino a mi padre deteniendolo primero, y torturandole despues. Es grotesco. Olvidate de todo eso, Paco. Ni nosotros en la policia resolvimos el caso ni lo resolveras tu. Dejalo. No serviria de nada tampoco resolverlo. Es imposible reconstruir los hechos, con el tiempo transcurrido. Vete a decir a alguien que no es culpable que pruebe su inocencia recordando que hizo o que no hizo entre tal hora y tal otra de tal dia un ano antes.

Mason le dio la razon al policia.

– No, si eres culpable. Si lo eres, te acuerdas de todo -dijo Paco-. Nada para refrescar la memoria como la culpa.

– Ademas, Paco, ?para que quieres descubrir al asesino de alguien como tu suegro? No se lo merece -anadio el abogado-. Por las cosas que habeis contado de el, merecia quedarse sin asesino, como se tienen merecido otros quedarse sin tumba para que se los coman los perros.

– Se nota que eres abogado, Modesto. A ti la verdad te da lo mismo; pero si hay verdad a mano, la mentira es danina.

– Te equivocas -le respondio Mason-. En estos asuntos cuanto menos se sepa, mejor para todos. Mejor para tu madre, para Dora y para ti.

– Te olvidas de que soy novelista de detectives. O lo era. No puedo evitar querer saber lo que ocurrio de verdad.

– Paco, esto es la vida; dejate de novelas -siguio diciendole Mason-. ?Que conseguirias delatando a Poe en el caso de que el hubiese sido el asesino? ?Tu crees que Poe es una amenaza para la sociedad, que el va a seguir encontrando motivos para asesinar a todo el que no le caiga bien? ?Que se va a regenerar y rehabilitar en la carcel? ?Crees eso? ?Que sera una especie de asesino en serie que va a suprimir a todos los que ganaron la guerra, responsables subsidiarios de la muerte de su padre? Tu suegro tenia bien merecido morir como murio. Y poco mas hay que hablar.

– Alto ahi. Os olvidais de que yo soy policia -intervino Maigret-. Tendria que dar parte incluso de estas

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