– Pero abuela, no esta aprobado que mi Madrina lo mato…
– ?Y quien fue entonces?
La policia mantuvo a la madre aislada en una celda durante varias semanas, hasta que el medico forense logro hacerse oir. Habia afirmado siempre, pero nadie le presto atencion, que el lanzamiento por el bajante de la basura no fue la causa del deceso, el crio estaba muerto antes de nacer. Por fin la justicia dejo libre a la pobre mujer, quien de todos modos quedo marcada, porque los titulares de los diarios la persiguieron durante meses y nadie creyo la version oficial. La truculenta simpatia popular se puso de parte del nino y llamaron a la Madrina “Asesina del Monstruito”. Este desagradable episodio acabo con sus nervios. No pudo resistir la culpa de haber dado a luz un espantajo y cuando la soltaron de la carcel no era ya la misma persona, empecinada en que ese alumbramiento era un castigo divino por algun pecado abominable cuyo origen ni ella misma podia recordar. Sentia verguenza de mostrarse en publico, empezo a hundirse en la miseria y la desolacion. Como ultimo recurso acudio a los hechiceros, quienes la vistieron con una mortaja, la recostaron en la tierra, la rodearon de velas encendidas y la ahogaron en humo, talco y alcanfor, hasta que un grito visceral salio de las entranas de la paciente, lo que fue interpretado como la expulsion definitiva de los malos espiritus. Despues le colgaron collares sagrados para impedir que el mal volviera a introducirse en ella. Cuando fui con Elvira a visitarla, la encontre en su mismo rancho pintado de anil. Habia perdido las carnes prietas y olvidado la coqueteria descarada que antes ponia pimienta a su andar, se habia rodeado de estampas catolicas y dioses indigenas y su unica compania era el puma embalsamado.
Al ver que sus infortunios no terminaban con las oraciones, las brujerias ni las recetas de los yerbateros, la Madrina juro ante el altar de la Virgen Maria no volver a tener contacto carnal con hombre alguno y para obligarse a cumplirlo, se hizo coser la vagina por una comadrona. La infeccion por poco la mata. Nunca supo si se salvo por los antibioticos del hospital, por los cirios encendidos a Santa Rita o por las infusiones bebidas a destajo. Desde ese momento ya no pudo dejar el ron y la santeria, extravio el rumbo y nocion de la vida, con frecuencia no reconocia al projimo y vagaba por las calles mascullando despropositos sobre el hijo del diablo, un bicho de dos razas nacido de su vientre. Estaba trastornada y no podia ganar su sustento, porque en ese estado de turbacion y con su foto en la cronica policial, nadie le daba empleo. A veces desaparecia por largo tiempo y yo temia que hubiera muerto, pero el dia menos pensado regresaba, cada vez mas gastada y triste, con los ojos inyectados y una cuerda de siete nudos para medirme el contorno del craneo, metodo sacado de quiza donde para saber si aun conservaba la virginidad. Es tu unico tesoro, mientras tengas pureza vales algo, cuando la pierdes ya no eres nadie, decia y yo no comprendia por que justamente aquella parte de mi cuerpo, pecaminosa y prohibida, resultaba al mismo tiempo de tanto valor.
Tal como dejaba pasar meses sin cobrar mi sueldo, de pronto acudia a pedir dinero prestado con suplicas o amenazas, ustedes maltratan a mi muchachita, no ha crecido nada, esta muy flaca y me dicen las malas lenguas que el patron me la manosea, eso no me gusta nada, corrupcion de menores le llaman. Cuando llegaba por la casa yo corria a esconderme en el ataud. Inflexible, la solterona se nego a aumentar mi salario y comunico a la Madrina que la proxima vez que la molestara llamaria a la policia, ya te conocen, saben muy bien quien eres, agradecida debieras estar que me haga cargo de tu chiquilla, si no fuera por mi estaria muerta igual que tu crio de dos cabezas. La situacion se hizo insostenible y por fin un dia la patrona perdio la paciencia y me despidio.
La separacion de Elvira fue muy triste. Durante mas de tres anos habiamos estado juntas, ella me habia dado su carino y yo le habia llenado la cabeza con historias inverosimiles, nos ayudamos, nos protegimos mutuamente y compartimos la risa. Durmiendo en la misma cama y jugando al velorio en el mismo ataud, cimentamos una relacion inquebrantable, que nos preservo de la soledad y de las asperezas del oficio de sirvientas. Elvira no se resigno a olvidarme y a partir de ese dia me visitaba donde estuviera. Se las arreglaba siempre para ubicarme. Aparecia como una abuela benigna en cada sitio donde yo trabajaba, llevando un frasco de dulce de guayaba o algunos pirulis comprados en el mercado. Nos sentabamos a mirarnos con ese afecto discreto al cual ambas estabamos habituadas y antes de marcharse, Elvira me pedia un cuento largo que le durara hasta la proxima visita. Asi nos vimos durante un tiempo, hasta que por una mala jugada del azar nos perdimos la pista.
Para mi comenzo una peregrinacion de una casa a otra. Mi Madrina me cambiaba de empleo, exigiendo cada vez mas dinero, pero nadie estaba dispuesto a pagar con generosidad mis servicios, teniendo en cuenta que muchas ninas de mi edad trabajaban sin sueldo, solo por la comida. En ese periodo se me enredo la cuenta y ahora no puedo recordar todos los lugares donde estuve, salvo algunos imposibles de olvidar, como la casa de la senora de la porcelana fria, cuyo arte me sirvio de fundamento, anos mas tarde, para una singular aventura.
Se trataba de una viuda nacida en Yugoslavia, que hablaba un espanol tosco y cocinaba platos complicados. Habia descubierto la formula de la Materia Universal, como llamaba modestamente a una mezcla de papel de periodico remojado en agua, harina vulgar y cemento dental, con la cual fabricaba una masa gris, que mientras estaba humeda era maleable y al secarse adquiria una consistencia petrea. Con ella se podia imitar todo menos la transparencia del cristal y el humor vitreo del ojo. La amasaba, la envolvia en un trapo mojado y la guardaba en la nevera hasta el momento de usarla. Se podia moldear como arcilla o aplastar con un rodillo para dejarla delgada como una seda, cortarla, darle diferentes texturas o plegarla en varias direcciones. Una vez seca y dura, se sellaba con barniz y luego se pintaba a gusto para obtener madera, metal, tela, fruta, marmol, piel humana o cualquier otra cosa. La vivienda de la yugoslava era un muestrario de las posibilidades de este maravilloso material: un biombo Coromandel en la entrada; cuatro mosqueteros vestidos de terciopelo y encajes con espadas desenvainadas presidian el salon; un elefante adornado a la manera de la India servia de mesa para el telefono; un friso romano hacia de respaldo de cama. Una de las habitaciones habia sido transformada en tumba faraonica: las puertas lucian bajorrelieves funerarios, las lamparas eran panteras negras con bombillos luminosos en los ojos, la mesa imitaba un sarcofago brunido con incrustaciones de falso lapislazuli, y los ceniceros tenian la forma serena y eterna de la esfinge, con un agujero en el lomo para aplastar las colillas. Yo deambulaba por ese museo, aterrada de que algo se me quebrara bajo el impacto del plumero o cobrara vida y me persiguiera para clavarme la espada de mosquetero, el colmillo de elefante o las garras de pantera. Asi nacio mi fascinacion por la cultura del antiguo Egipto y mi horror por la masa de pan. La yugoslava sembro en mi alma una invencible desconfianza por los objetos inanimados y a partir de entonces necesito tocarlos para saber si son lo que parecen o estan fabricados de Materia Universal. En los meses que trabaje alli aprendi el oficio, pero tuve el buen tino de no enviciarme. La porcelana fria es una tentacion peligrosa, pues una vez dominados sus secretos nada impide al artesano copiar todo lo imaginable hasta construir un mundo de mentira y perderse en el.
La guerra habia destrozado los nervios de la patrona. Convencida de que enemigos invisibles la espiaban para hacerle dano, rodeo su propiedad con un alto muro erizado de trozos de vidrio y guardaba dos pistolas en su mesa de noche, esta ciudad esta llena de ladrones, una pobre viuda debe ser capaz de defenderse sola, al primer intruso que pise mi casa le disparo entre los ojos. Las balas no estaban reservadas solo para los bandidos, el dia que este pais caiga en manos del comunismo yo te mato para que no sufras, Evita, y despues me vuelo la cabeza de un tiro, decia. Me trataba con consideracion y hasta con cierta ternura, se preocupaba de que yo comiera con abundancia, me compro una buena cama y cada tarde me invitaba al salon para que escucharamos juntas las novelas de la radio. “Abranse las paginas sonoras del aire para hacer vivir a ustedes la emocion y el romance de un nuevo capitulo…”
Sentadas lado a lado, mordisqueando galletas entre los mosqueteros y el elefante, oiamos tres folletines seguidos, dos de amor y uno de detectives. Me sentia comoda con esa patrona, tenia la sensacion de pertenecer a un hogar. Tal vez el unico inconveniente era que la casa estaba situada en un barrio apartado, donde a Elvira le resultaba dificil visitarme, pero asi y todo mi abuela emprendia el viaje cada vez que conseguia una tarde libre, cansada estoy de tanto andar, pajarito, pero mas cansada estoy de no verte, todos los dias yo le pido a Dios que a ti te otorgue fundamento y a mi me de salud para encarinarte, me decia.
Me hubiera quedado alli mucho tiempo porque mi Madrina no tenia motivos de queja, le pagaban con puntualidad y holgura, pero un incidente extrano termino con ese empleo.
Una noche de viento, a eso de las diez, escuchamos un ruido prolongado, como un redoble de tambor. La viuda se olvido de las pistolas, cerro las persianas temblando y no quiso asomarse para averiguar la causa del fenomeno. Al dia siguiente encontramos cuatro gatos muertos en el jardin, estrangulados, decapitados o abiertos en canal, y palabrotas escritas con sangre en la pared. Me acorde que habia oido por la radio casos similares, atribuidos a pandillas de muchachos dedicados a ese feroz pasatiempo y trate de convencer a la senora de que no habia motivo de alarma, pero todo fue inutil. La yugoslava, enloquecida de miedo, decidio escapar del pais antes de que los bolcheviques hicieran con ella lo mismo que con los gatos.